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ÍNDICE

PRÓLOGO. Walter Muschg.

CAP. XXX.—De lo que le avino a Don Quijote con una bella cazadora.

CAP. XXXI.—Que trata de muchas y grandes cosas.

CAP. XXXII.—De la respuesta que dio Don Quijote a su reprehensor, con otros graves y graciosos sucesos.

CAP. XXXIII.—De la sabrosa plática que la Duquesa y sus doncellas pasaron con Sancho Panza, digna de que se lea y de que se note.

CAP. XXXIV.—Que da cuenta de la noticia que se tuvo del cómo se había de desencantar la sin par Dulcinea del Toboso, que es una de las aventuras más famosas de este libro.

CAP. XXXV.—Donde se prosigue la noticia que tuvo Don Quijote del desencanto de Dulcinea, con otros admirables sucesos.

CAP. XXXVI.—Donde se cuenta la extraña y jamás imaginada aventura de la Dueña Dolorida, alias de la Condesa Trifaldi, con una carta que Sancho Panza escribió a su mujer, Teresa Panza.

CAP. XXXVII.—Donde se prosigue la famosa aventura de la Dueña Dolorida.

Plan de la obra.

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

El ingenioso hidalgo
Don Quijote de la Mancha
15

Fondo de Cultura Económica

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

Primera edición FONDO 2000, 1999
Primera edición electrónica, 2017

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Deje las novelas para Cervantes; y las comedias a Lope, a Don Pedro Calderón y a otros; los días a la semana; y la semana al Tasso. Y con esto señor mío, su libro, sin nada será Para todos.

FRANCISCO DE QUEVEDO

PRÓLOGO

WALTER MUSCHG

Si a los semidioses les iba de esta manera, ¡qué podían esperar los déclassés y los insubordinados! Molière perteneció a la clase no honorable de los actores, y por eso se le negó la sepultura con los ritos de la Iglesia a pesar del favor del rey; se le enterró una noche, en el mayor silencio, en un cementerio que ya ha desaparecido. Naturalmente, en todo este asunto tuvo mucho que ver el odio contra el autor del Tartufo. Cervantes, un noble empobrecido como Grimmelshausen, se vio perseguido durante toda su vida por el infortunio. En sus años mozos, con una educación académica insuficiente y sin prestigio social, acompañó a un cardenal español a Roma y después esperó ganar laureles en una cruzada contra los turcos. Pero perdió un brazo en la batalla de Lepanto, en el viaje de regreso cayó en manos de piratas y trabajó durante dos años en Argel en calidad de esclavo. Un misionero, que quería liberar a un noble aragonés, pagó el rescate del poeta porque su dinero no le alcanzó para el señor aristócrata. Cervantes regresó a España después de una ausencia de diez años, solicitó en vano un cargo público y probó fortuna como escritor. Fracasó en su intento de hacer dinero con una novela pastoril, La Galatea, y tampoco en las tablas obtuvo el éxito esperado. Se trasladó con su familia a Sevilla, donde obtuvo el empleo de Intendente de Víveres de la Gran Armada. Entonces viajó como comprador y recaudador de impuestos, pero hasta este trabajo le produjo funestos resultados. Su contabilidad dejaba mucho que desear y dos veces estuvo preso por deudas a la corona. En la cárcel de Sevilla comenzó la redacción del Quijote, que tuvo un éxito casi sin precedente y fue difundido inmediatamente en varias ediciones y traducciones, pero que no rindió muchos beneficios a su autor. Los libreros le pagaron mal, pues los derechos de imprenta sólo se concedieron por diez años para una región limitada. La Corte y los grandes no quisieron saber nada del autor, pues éste se había creado enemigos poderosos con sus ataques. Para colmo de males, mientras escribía la continuación de su novela apareció una apócrifa segunda parte, cuyo autor lo atacó en la forma más vil, se burló de su mutilación y su miseria y declaró con toda franqueza que su intención era la de robarle los beneficios que produjese la continuación de la novela. Cervantes murió solo y desamparado, y se ignora el lugar donde reposan sus restos.