cover

 

GANAR CON

LA CABEZA

 

 

 

UNA GUÍA COMPLETA DE ENTRENAMIENTO

MENTAL PARA EL FÚTBOL

 

 

RAFI SREBRO

JOAQUÍN DOSIL

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joaquín Dosil

 

Editorial Paidotribo

www.paidotribo.com

E-mail: paidotribo@paidotribo.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De Rafi:

Dedico este libro a mi esposa Edit y mis hijos Gil y Ron que permanecieron a mi lado durante los años de mis estudios, y a mi nuera Michal y mi nieto Ariel que trajo una nueva luz a nuestras vidas. Este libro fue escrito en memoria de mi madre y de mi padre.

 

De Joaquín:

Dedico este libro a todos los entrenadores y futbolistas que me han enseñado a aplicar la psicología en el fútbol.

 

 

 

 

 

Índice

 

 

 

21 Peldaños para mejorar tus habilidades mentales

 

Capítulo 1    Mucho antes de que suene el silbato

Capítulo 2    ¿Quién está en el equipo? (A quién va dirigido este libro)

Capítulo 3    El programa de entrenamiento

Capítulo 4    ¿Qué es la fuerza mental?

Capítulo 5    Evaluación inicial

Capítulo 6    El estrés

Capítulo 7    Cómo controlar el estrés

Capítulo 8    La relajación

Capítulo 9    La visualización

Capítulo 10  Controlar los pensamientos

Capítulo 11  Planificar y analizar

Capítulo 12  Regular la presión

Capítulo 13  Se necesita un “equipo” para los deportes de equipo

Capítulo 14  Motivación y deporte

Capítulo 15  Definir los objetivos: El camino del éxito

Capítulo 16  Un pequeño descanso

Capítulo 17  La autoconfianza y la fe en las habilidades personales

Capítulo 18  El control emocional

Capítulo 19  La concentración

Capítulo 20  Las lesiones son parte del juego

Capítulo 21  La forma física, la alimentación y el descanso

Capítulo 22  Situaciones especiales en el partido

Capítulo 23  El portero es el 80% del equipo

Capítulo 24  Programa semanal de entrenamiento mental

Capítulo 25  Ejemplos de entrenamiento con el método de la visualización

Capítulo 26  El pitido final

 

Bibliografía

 

 

 

 

 

21 Peldaños para mejorar tus habilidades mentales

 

 

 

Peldaño 1

Sé consciente de que hay factores mentales que influyen en tu rendimiento personal en el terreno de juego.

Peldaño 2

Entiende que las habilidades mentales influyen de forma importante en la calidad de tu juego.

Peldaño 3

El estrés responde a una reacción normal. Toma el estrés como un desafío, no como una amenaza.

Peldaño 4

Usa métodos de relajación y de control de la respiración.

Peldaño 5

Saca provecho a tu poder de visualización.

Peldaño 6

Controla los pensamientos.

Peldaño 7

Cambia los pensamientos negativos por pensamientos positivos.

Peldaño 8

Utiliza la mente antes del partido y durante el partido.

Peldaño 9

Controla tu nivel de estrés personal y regúlalo durante el partido.

Peldaño 10

Interpreta tu papel, personal y de equipo.

Peldaño 11

Asume la responsabilidad personal de lograr el nivel de motivación más adecuado a tu potencial.

Peldaño 12

Define los objetivos más adecuados.

Peldaño 13

Mejora tu autoconfianza y cree en tus habilidades.

Peldaño 14

Control emocional: juega al fútbol con las piernas y con la cabeza, no con las emociones.

Peldaño 15

Mejora la concentración.

Peldaño 16

Enfréntate a las lesiones.

Peldaño 17

Busca el equilibrio entre la forma física y la fuerza mental.

Peldaño 18

Asume que el descanso es parte del entrenamiento físico.

Peldaño 19

Cuida la alimentación. Corres y das patadas al balón con lo que comes.

Peldaño 20

Explota las situaciones especiales en un partido.

Peldaño 21

Persevera.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡NO LE ESCATIMES TIEMPO! ¡SI NO ENTRENAS TUS HABILIDADES MENTALES A LO LARGO DE LA TEMPORADA, DEDICAR TIEMPO A TRABAJAR LA MENTE SÓLO ANTES DE UN PARTIDO IMPORTANTE NO TE SERVIRÁ DE NADA!

 

 

 

 

 

 

 

Hacía tiempo que la idea de escribir este libro anidaba en nuestra cabeza. Nos decidimos a escribirlo durante el Mundial de Francia 1998, al observar que, partido tras partido, el rendimiento mental durante los encuentros de los mejores jugadores y de los mejores equipos del mundo era pobre, y así eran incapaces de alcanzar su máximo potencial individual o de equipo.

Un buen ejemplo de ello fue Brasil en la final. Después del partido nos enteramos de lo que le había sucedido al equipo y a Ronaldo (colapso mental y físico). Durante el encuentro vimos la influencia que estos sucesos tuvieron tanto en el jugador como en todo el equipo. Pudimos observar que el rendimiento del jugador y del equipo fue muy inferior al alcanzado hasta ese momento en el campeonato.

Acabamos de escribir el libro justo cuando acabó la EUROCOPA del 2000. En este campeonato vimos penaltis fallados, errores importantes de los defensas, goles en los últimos minutos de los partidos y oportunidades de gol desperdiciadas. Estos ejemplos son sólo un pequeño reflejo de la gran influencia que los factores mentales tienen en el juego. Dos años más tarde llegó el Mundial de Corea y Japón, repitiéndose la misma historia. En las primeras rondas vimos una vez más que los equipos con los jugadores con más talento no siempre ganaban. Algunos de los equipos y jugadores favoritos –Argentina, Francia y Portugal– regresaron pronto a casa. En el fútbol como en cualquier otro deporte se necesita algo más que talento para triunfar:

 

Necesitas la capacidad mental para poder desarrollar tu mejor juego en los partidos más importantes.

 

El éxito de equipos como Corea, EEUU y Turquía fue atribuido por sus entrenadores y por los comentaristas a la fortaleza mental de esos equipos.

 

Este capítulo lo escribimos justo después de la final de la copa del mundo de 2002. Brasil ganó el partido y se proclamó campeón del mundo. Ronaldo fue un jugador determinante, sin embargo, no había jugado así en el Mundial del 98. Brasil perdió y Ronaldo realizó uno de los peores partidos de su carrera. Y vimos a Ronaldo en la copa del mundo de 2002, en la que marcó 8 goles en siete partidos, incluidos 2 en la final, y fue el máximo goleador del campeonato y uno de los mejores jugadores de la copa del mundo de 2002. ¿Qué había cambiado en un jugador como Ronaldo?

 

El talento de Ronaldo no varió en esos cuatro años, lo que sí varió fue su capacidad mental. Cuatro años antes Ronaldo no fue capaz de controlar la presión y el estrés, sin embargo, durante estos 7 partidos vimos a un Ronaldo distinto, rindiendo a su máximo nivel.

 

¡La diferencia estaba en su fortaleza mental que le permitió dar lo mejor de sí!

 

¿Qué son los factores mentales? En este libro definimos los factores mentales como:
Todo aquello que ocurre en la cabeza/mente de los jugadores.

 

Casi después de cada campeonato es fácil encontrar en la prensa citas de jugadores, técnicos y comentaristas diciendo cosas como: “No estábamos mentalmente preparados”, “Los jugadores no tenían la mente lista para el partido”, “Falló la actitud” y muchas otras citas similares.

Nuestra experiencia con futbolistas nos ha enseñado que la mayo-ría de la gente implicada en este deporte no tiene ni idea de cuáles son los componentes mentales de esta modalidad.

 

La finalidad de este libro es exponer al lector los factores mentales que están presentes en el fútbol, analizar su influencia y aprender cómo entrenarlos y llegar a dominarlos.

 

Con la cabeza se pueden marcar algunos goles, pero ganar o perder es siempre una cuestión de cabeza.

 

Al final del libro se incluye un programa semanal de entrenamiento mental. Para sacarle el máximo provecho debe leerse primero el libro de principio a fin, y sólo después se debe empezar a trabajar con el programa.

Después del séptimo partido de la semifinal de la NBA de 2002 entre Sacramento Kings y Los Ángeles Lakers, un periodista habló de cómo habían preparado el partido los Lakers. ¡La mañana antes del partido el equipo trabajó la visualización y la relajación con un psicólogo del deporte! Ésas son dos de las técnicas que aprenderéis en este libro.

Si algunos de los mejores jugadores del mundo utilizan esas técnicas para prepararse mentalmente para un partido,

 

¡tú también las puedes utilizar!

 

 

 

 

 

 

 

Este libro va dirigido tanto a futbolistas como a entrenadores de cualquier nivel y edad, y a todo aquel que ame el fútbol o esté implicado de alguna manera en él: comentaristas, árbitros, periodistas, aficionados, etc.

Los entrenadores aficionados y los entrenadores ya expertos, los futbolistas profesionales y los principiantes, todo el mundo en su parcela encontrará temas que le interesarán en este libro. Incluso podemos decir más: este libro proporciona un programa de entrenamiento enfocado a mejorar el rendimiento y las habilidades en todas las facetas de la vida: trabajo, estudios, salud y deporte.

 

Os prometemos algo: Si adoptáis una pequeña parte de las ideas de este libro, mejoraréis vuestras habilidades en todos los campos.

 

Si eres futbolista, serás mejor futbolista.

Si eres entrenador, serás mejor entrenador.

Si eres árbitro, serás mejor árbitro.

Si eres periodista o comentarista, serás mejor.

Si eres propietario de un equipo, serás mejor.

Si eres el gerente o un miembro de la directiva, serás mejor.

Si simplemente te encanta este deporte, serás un mejor aficionado.

 

A lo largo del libro nos dirigimos al lector como si fuese un futbolista, pero como ya comentamos anteriormente, el libro va dirigido a todo el mundo relacionado con este deporte, a hombres y mujeres sin distinción.

Al final de cada capítulo hay un Resumen . Lee el capítulo con atención, lee detenidamente el Resumen y piensa en cómo te afecta a ti.

Además, en cada capítulo hay un “Rincón del entrenador”. No va dirigido sólo a entrenadores, es importante para todos. ¡No te lo saltes!

Los 21 peldaños que te llevarán a mejorar tu habilidad personal van apareciendo a lo largo del libro. Es importante entenderlos en el contexto del capítulo en el que aparecen.

Cuando te encuentres uno de estos Peldaños, léelo con atención, reflexiona sobre él y trata de extraerle un significado para ti.

 

Si enfocas la lectura de este libro como un entrenamiento, te proporcionará una preparación que te reportará grandes beneficios a la hora de mejorar tus habilidades.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Te recomendamos que leas este libro al menos dos veces. La primera lectura tendría la finalidad de ayudarte a hacerte una idea general de los distintos temas que trata el libro, y la segunda lectura te servirá para relacionarte personalmente con las ideas del libro. En esta etapa deberías establecer qué relación hay entre los temas tratados y lo que tú quieres hacer, y decidir qué es lo que estás dispuesto a adoptar y con qué no estás de acuerdo.

 

¡El trabajo real empieza una vez leído el libro!

 

Para llegar a ser un mejor jugador tienes que adaptar las ideas del libro e incorporarlas a tu programa de entrenamientos y a tus actividades diarias, de tal manera que lleguen a convertirse en una parte indispensable de tu entrenamiento.

El último capítulo del libro es un programa de entrenamiento semanal. Si lo sigues y trabajas según sus pautas durante un período de tiempo suficiente, ¡llegarás a ser un mejor jugador!

Como el programa va dirigido a todos los futbolistas en general, léelo con atención y trata de adaptarlo a tus necesidades.

De todos modos, en este libro no encontrarás ni una sola frase del estilo de “ésta es la única manera de…”, y nadie está obligado a aceptarlo. Se anima a cada jugador a que sea él quien encuentre su “única manera” en los distintos temas del libro.

El libro no es un sustituto del psicólogo del deporte. Si te gustaría progresar aún más en los aspectos mentales del juego, lo correcto es trabajar en estrecha colaboración con un profesional de la psicología del deporte, bien individualmente o con todo tu equipo. La psicología del deporte abarca temas que van más allá de los contenidos de este libro y que también pueden influir positivamente en tu habilidad.

 

No hace falta que sufras una crisis personal o de equipo para que empieces a entrenar la mente. De igual manera que no esperas a tener problemas de condición física para comenzar la preparación física.

 

En los Juegos Olímpicos de 1996 había más de 20 psicólogos del deporte trabajando con la delegación estadounidense. Trabajaban con los atletas de todas las disciplinas deportivas, tanto individuales como de equipo. Los atletas americanos no trabajaban con los psicólogos porque estuviesen “desequilibrados”, o porque no fuesen buenos atletas. Lo hacían porque entendían que el entrenamiento mental les iba a reportar mejores resultados. Por ello, no es de extrañar que en los Juegos Olímpicos del 2000 en Sydney y en los de 2004 en Atenas la mayoría de las delegaciones incluyeran psicólogos especialistas en deporte en sus cuerpos técnicos.

 

 

 

 

 

 

 

Empecemos a subir los peldaños que te conducirán a mejorar tu rendimiento personal. Tenemos que subir 21 peldaños. Veintiún peldaños para mejorar tus habilidades.

 

Peldaño 1: Hay factores mentales que influyen en tu rendimiento personal en el campo.

 

Al titular este libro “Ganar con la cabeza” no lo hicimos con la intención de enseñar a cabecear (aunque también contribuiremos a hacerlo). Ganar con la cabeza quiere decir aprovecharte de ella para llegar a ser mejor jugador y mejor equipo. Es lo que denominamos jugar inteligentemente.

 

¿Cuáles son los componentes mentales del juego?

 

–  Los pensamientos.

–  Las creencias y los sentimientos.

–  El estrés.

–  La concentración.

–  La autoconfianza.

–  El control emocional.

–  La planificación.

–  El análisis.

–  La motivación.

–  Y todo lo que ocurre en tu mente.

 

Cada uno de estos componentes tiene su influencia en tu juego. Ser mentalmente fuerte quiere decir saber controlar tu mente y lo que sucede en ella, para así poder mejorar tu habilidad.

 

¡Los signos más evidentes de fuerza mental son la consistencia y una habilidad estable!

 

¡No son mentalmente fuertes aquellos jugadores que tienen un “Día de suerte” sino aquellos que dan lo mejor de sí partido tras partido!

 

Desde este punto de vista todo deportista tiene dos metas:

 

1.  Hacer gala de sus habilidades de forma consistente.

2.  Alcanzar el máximo nivel en el desarrollo de sus habilidades (o acercarse mucho al máximo).

 

Alcanzar estos dos objetivos no es nada fácil, sin embargo es francamente posible. La fuerza mental puede aprenderse. Esta habilidad se puede entrenar y mejorar.

 

¡Sólo unos pocos nacen mentalmente fuertes, sin embargo todos podemos llegar a ser mentalmente fuertes!

 

La siguiente es una lista de otras cualidades típicas de un jugador mentalmente fuerte:

 

–  Tiene un alto grado de autoestima y no necesita que nadie le empuje, su motivación le viene de dentro y le empuja a superarse.

–  Siempre sale al campo a ganar y pondrá todo su empeño en conseguirlo.

–  Sabe distinguir entre el resultado de un partido (victoria o derrota) y su actuación personal.

–  Aprende de sus errores y acepta la crítica.

–  Es positivo, pero realista, y mantiene siempre una actitud positiva, tanto consigo mismo como con el partido. Nunca se rinde y nunca pierde la esperanza.

–  Mantiene los sentimientos bajo control.

–  Juega sólo con la mente y con los pies, no lo hace con las emociones: cólera, miedo, etc.

 

Un jugador mentalmente fuerte nunca golpea el balón con ira, no responde al juego sucio con juego sucio, no se deja cegar por la gloria y nunca baja los brazos en medio de un partido.

 

–  Siempre conserva la calma y el equilibrio emocional, sobre todo en momentos de tensión.

–  La presión no le asusta. Es para él una buena ocasión de mostrar sus habilidades. La presión es para él un reto.

–  Mantiene la concentración en el partido. Nada le distrae. A lo largo del partido su atención no se desvía nunca de lo que ocurre en el terreno de juego.

–  Siempre se muestra activo e irradiando energía.

–  Tiene un alto grado de autoconfianza.

–  Cree ciegamente en su potencial.

–  Nunca busca excusas y siempre asume plena responsabilidad por su juego.

–  En todos los partidos explota al máximo de forma consistente sus habilidades.

 

El jugador mentalmente fuerte también tiene las siguientes características:

 

–  Tiene su mente puesta en el partido, y “no la deja en casa” o en el vestuario.

–  Su trabajo mental es constante a lo largo del partido, hasta el pitido final.

–  Sabe perfectamente que un partido de fútbol no empieza sólo cuando el árbitro hace sonar el silbato.

–  Es consciente de que el siguiente partido ya empieza inmediatamente después del pitido final del que está disputando.

 

La preparación del siguiente partido empieza en cuanto se acaba el que se está jugando (en realidad empieza pasadas un par de horas).

 

Resumen

 

–  El primer peldaño que tienes que subir para llegar a ser mejor jugador es entender que hay factores mentales que influyen en tus habilidades.

–  La fuerza mental puede entrenarse y desarrollarse.

–  La forma de manifestar la fuerza mental es la constancia de tu habilidad.

–  Tu meta es que tu habilidad dé lo máximo de sí en cada partido y en cada entrenamiento.

 

Rincón del entrenador

 

Todo lo que hemos escrito acerca de este juego también te afecta a ti. Como entrenador tienes una gran influencia sobre los jugadores y es de vital importancia ser consciente de la influencia que los factores mentales tienen sobre su rendimiento.

Tu mensaje a los jugadores debe dejarles claro que tienen que trabajar para desarrollar su fuerza mental. Y, al mismo tiempo, tú como técnico también tienes que trabajar tu propia fuerza mental. Pregúntate a ti mismo si has llegado al tope de tu potencial como técnico. Si la respuesta es negativa, este libro te enseñará el camino que te llevará a alcanzar tu máximo potencial como técnico, en cada sesión de entrenamiento y en cada partido.

Los mejores equipos de fútbol del mundo trabajan con psicólogos del deporte. Brasil, Francia o Alemania son algunos de los equipos que se sabe que trabajan con psicólogos. Si es algo bueno para esos equipos, ten por seguro que también es bueno para los demás equipos, así como para los entrenadores y para los jugadores.

 

 

 

 

 

 

 

Como ocurre al acceder a cualquier puesto nuevo (en tu caso el de ser un lector activo), empezamos por hacer una evaluación inicial que tiene como finalidad establecer en qué condición te encuentras para ganar con la cabeza.

Puede considerarse que la habilidad de un jugador en el campo consta de cuatro elementos:

 

–  El talento del jugador.

–  La preparación y las cualidades físicas del jugador.

–  La preparación mental y las habilidades mentales del jugador.

–  La habilidad del jugador.

 

 

La habilidad en el campo = Talento + destreza + habilidad física + habilidad mental.

Al hablar de talento nos referimos al potencial innato con el que ya nace cada jugador.

Destreza es aquello que el jugador ha aprendido por medio del entrenamiento, viendo repeticiones en vídeo y por la experiencia acumulada durante su carrera.

Por habilidad física se entiende todas las características corporales (altura, fuerza, etc.) y el estado de forma del jugador.

Habilidad mental es el grado de preparación que se tiene para jugar y el control que se ejerce sobre los componentes mentales (concentración, creer en tu capacidad, autoconfianza, dominio del estrés, control emocional, etc.).

Anota el porcentaje en que tú creas que cada uno de estos elementos (talento, destreza, habilidad física y mental) contribuye al éxito de un jugador en el terreno de juego (si estás implicado de alguna manera en el fútbol –si eres entrenador, árbitro, jugador, etc.– piénsalo para ti mismo; si no, piénsalo para jugadores que conozcas).

 

Talento ………………….. %

 

Destreza ………………… %

 

Habilidad Física ………… %

 

Habilidad Mental ……….. %

 

 

En esta evaluación ¡no hay respuestas correctas! El único fallo, en nuestra opinión, en la valoración de estos elementos, es la creencia de algunos jugadores de que el elemento más importante es el talento. ¡Aquellos jugadores que consideran que el talento es lo más importante para triunfar, creemos que se equivocan!

Si fuese así, y el talento fuese el elemento más importante para el éxito de un jugador, no debería haber diferencia alguna en el rendimiento de un jugador de un partido a otro, o entre las sesiones de entrenamiento y los partidos, ¡porque el talento es algo innato y no varía de un partido a otro!

Sin embargo, en la realidad, sabemos que tal situación no se da.

En contra de la opinión de que es el talento el elemento que más contribuye al éxito, un gran número de deportistas de todo el mundo y de distintas disciplinas deportivas aseguran que el 90% de su éxito se debe a su capacidad mental.

Según ellos, en el deporte profesional de alto nivel no hay grandes diferencias entre los atletas en los otros elementos. Todos tienen talento, destreza profesional y están bien entrenados físicamente. La única diferencia entre estos jugadores viene dada por su grado de preparación mental y de fuerza mental.

La fuerza mental que hace que un jugador haga gala de sus mejores habilidades con consistencia, incluso en el partido más importante, es lo que marca la diferencia en el éxito de los jugadores.

Pero incluso si no estás de acuerdo con esta opinión, podemos adjudicarle el mismo peso específico a cada uno de los cuatro elementos (talento, destreza, habilidad física y habilidad mental). Es decir, a cada uno de los elementos le adjudicamos un peso específico del 25% en el éxito de los jugadores en el campo.

La conclusión práctica sería que deberías invertir el mismo tiempo en entrenar y trabajar cada uno de esos elementos.

 

Peldaño 2: Entiende que las habilidades mentales influyen de forma importante en la calidad de tu juego

 

Por consiguiente, debes entrenar y desarrollar estas habilidades. Mejorar tus habilidades mentales tendrá un efecto inmediato en la mejora de tus habilidades en el campo.

¿Cómo se hace?

Los equipos y los jugadores emplean la mayor parte del tiempo en desarrollar destrezas individuales y de equipo y en mejorar la forma física. El resultado es que los futbolistas llegan al máximo nivel de destreza y condición física, pero les resulta muy difícil seguir progresando. Ello es consecuencia del poco tiempo que dedican a desarrollar sus destrezas mentales. Y eso es algo que hay que mejorar. Es decir, para mejorar su habilidad en el terreno de juego lo único que tendrían que hacer es avanzar y desarrollar su potencial mental.

 

Cualquier mejora en la habilidad mental de los jugadores, por muy pequeña que sea, tendrá como efecto inmediato una mejora de su habilidad en el terreno de juego.

 

Trabajar la habilidad mental debería ser como entrenar el físico. Del mismo modo que a diario trabajas tu condición física, deberías también perseverar con tu entrenamiento mental.

Si nunca llegas a un punto en el que te dices “ya he alcanzado el tope máximo de mis habilidades físicas, no necesito entrenar más”, así deberías enfocar también el entrenamiento de tus habilidades mentales. Ésta debería ser una práctica indispensable en tus entrenamientos, y deberías llevarla a cabo todos los días, como preparación antes de los partidos, durante los partidos y al final, y así sin interrupción.

¿Cuánto puedes mejorar?

La respuesta a esta pregunta también depende de tu talento, de tu condición física y de tu destreza. Si Ronaldo (o cualquier otro jugador que merezca tu respeto) está situado en lo más alto de la escala de potencial individual, y tú te encuentras unos niveles por debajo de él, no esperes que desde el momento en que empieces a trabajar tus habilidades mentales ya te pondrás a su nivel. Sin embargo, podemos prometerte que serás capaz de subir uno o más niveles de esa escala. E incluso es posible que también llegues a alcanzar el nivel de potencial de Ronaldo (aunque no cabe duda de que también Ronaldo puede ser mejor jugador si ha seguido trabajando más sus habilidades mentales).

 

¡Si eres capaz de mostrar una habilidad cercana a tu máximo potencial en la mayor parte de tus partidos es que has empezado a ascender los peldaños que llevan a la perfección!

 

¡Los futbolistas, ya sean profesionales que ganan millones o jugadores jóvenes, son sólo seres humanos!

 

Todo lo que nos influye a nosotros como seres humanos también influye a los futbolistas y, normalmente, de forma más acusada, debido a la dificultad física y mental del fútbol.

Sólo con que del libro aceptes este enfoque ya habrás dado un gran paso adelante. Aunque parezca una tontería, la mayoría de la gente del fútbol y de su entorno han olvidado que sólo son seres humanos. Y este problema se hace aún más complicado porque los mismos jugadores llegan a olvidar también que son humanos y la mayoría de ellos creen que no es necesaria una preparación mental especial. Lo único que les importa es el convencimiento de que siempre pueden dar lo “máximo”. Y todo ello sin tener en cuenta que el futbolista pasó la noche sin dormir, o discutió con su novia/esposa horas antes del partido, o que no está a gusto con el entrenador o con los otros jugadores del equipo. Según esa creencia, ninguno de los factores que acabo de mencionar tendrá influencia alguna sobre el futbolista, y si está tenso antes del partido, esa tensión la olvidará en cuanto salte al terreno de juego.

Para ilustrar lo que queremos decir, volvamos a la final de la Copa del Mundo de Francia 1998 y a Ronaldo. La decisión del jugador de jugar el partido, y la decisión del entrenador de permitírselo, a pesar de los acontecimientos que le habían afectado en las horas previas al partido, es un buen ejemplo de desconocer (tanto por parte del futbolista como del entrenador) que el jugador es sólo una persona. Sólo desde esta perspectiva se puede entender su participación en el partido y que se esperase que pudiera rendir a su nivel normal (recordemos que sufrió un colapso físico y mental la noche antes del partido).

 

Ronaldo es humano y los resultados se vieron en el campo

 

Otro ejemplo en otro deporte lo encontramos en el baloncesto. Todo el mundo estará de acuerdo en que Michael Jordan, además de tener un talento físico y una técnica excepcionales, es también uno de los atletas con mayor fuerza mental (recuerda que la consistencia es la característica principal de la fortaleza mental). En una entrevista en televisión cuenta que, en los partidos de casa de los Chicago Bulls, su mujer y sus hijos siempre ocupaban los mismos asientos. Y que le resultaba difícil concentrarse en el partido hasta que los veía allí sentados. En otras palabras, que incluso él tenía problemas para concentrarse y preparar el partido cuando algo relativo a su familia le preocupaba.

Después de derrotar a los UTAH Jazz en su trayectoria rumbo a su sexto campeonato de la NBA, le dijo a un periodista que lo que ahora quería era estar con su mujer y con la familia. Pero no se los llevó a UTAH para que presenciasen el último partido de su carrera, porque sabía que su presencia le distraería y no le permitiría concentrarse en el partido. Ésas son palabras suyas, no mi interpretación, y no son las palabras de un jugador joven, sino las de uno en la cumbre de su potencial mental.

 

¡La verdadera fortaleza mental aparece en cuanto aceptas que sólo eres un ser humano! Ni eres Super-mán ni una estrella, aunque lo digan los periódicos. ¡La verdadera fortaleza te la da el conocer tus debilidades!

 

¡Las estrellas brillan sólo en el cielo, e incluso allí forman grupos!

 

Como atleta, trabajas a diario todos los músculos de tu cuerpo, para desarrollarlos y fortalecerlos. Pero hay un músculo que no recibe ese mismo entrenamiento:

 

El “músculo” que hay dentro de tu cabeza. ¡Pensemos, a modo de ejemplo, en nuestro cerebro/mente como un músculo, y diseñemos un programa completo de entrenamiento para el “músculo” que hay dentro de nuestra cabeza!

 

¡Si crees que dentro de ti llevas más fútbol de lo que se refleja en tus partidos, es hora de ponerte a ejercitar tus habilidades mentales!

 

En los capítulos de este libro encontrarás distintos temas relacionados con la fortaleza mental. Con su ayuda irás aprendiendo a mejorar.

 

Si “juegas este partido con nosotros”, de principio a fin, tienes garantizado el éxito.

 

Como estamos escribiendo sobre un deporte de equipo, tu éxito personal depende de tus compañeros y del equipo. Ésa es la razón por la que en algunos capítulos resaltaremos los aspectos colectivos del juego, y cómo tú como jugador individual puedes influir en el equipo.

 

Resumen

 

–  Todos somos seres humanos, nada más.

–  Las habilidades mentales tienen una influencia importante en tu rendimiento en el campo.

–  Para llegar a ser fuerte mentalmente, el primer paso es conocer tus debilidades.

–  El entrenamiento de la fuerza mental debe hacerse de igual manera que se hace el entrenamiento físico.

–  No existen las soluciones mágicas. Sólo existe el trabajo duro, que trae los resultados.

–  Ven con nosotros hasta el final del libro, ponte a entrenar y llegarás a ser mejor jugador.

 

Rincón del entrenador

 

Nos gustaría que entendieras dos cosas en este libro:

 

1.  Que los jugadores (y los entrenadores) no son más que seres humanos

 

Si un jugador quiere llegar a jugar con consistencia todos los partidos, tiene que desarrollar su fortaleza mental. A un entrenador le preguntaron en una entrevista cómo hacía frente a la presión/estrés de sus jugadores. Respondió que él les dice: “¡Quitaos la presión de encima!”, y ya está el problema resuelto.

 

La presión no se controla con una orden, por mucho que lo intentes. Sin el método correcto es misión imposible.

 

2.  Que cada jugador es una persona distinta y única

 

Es imposible alcanzar el potencial máximo de todos y cada uno de los futbolistas si los tratas a todos por igual. Esto es así en lo que respecta a su preparación física y sin duda también es válido para la habilidad mental (el nivel de motivación adecuado para un determinado jugador puede significar para otro un nivel de presión que le impedirá dar un rendimiento normal).

Éstos son los temas que trata este libro.

 

¡Los jugadores no son más que seres humanos, y cada uno es una persona única en sí! ¡Los entrenadores también son sencillamente seres humanos, y cada uno de ellos es un ser único!

 

 

 

 

 

 

 

Toda persona relacionada con el deporte sabe lo que es el estrés. Sin embargo, es algo difícil encontrar una definición completa y sencilla de estrés. En psicología, se utilizan conceptos como: ansiedad, presión, excitación, miedo, que forman parte del estrés o están relacionados con el estrés. En este capítulo, y en los siguientes, trataremos de entender qué es el estrés, analizaremos sus causas y ofreceremos una serie de pautas para aprender a controlarlo.

El objetivo es alcanzar un estado en el que puedas decir “¡Ahora mismo me siento estresado!”. Ésta es la primera etapa, y la más esencial. Después de esta etapa sabrás reconocer cuándo tienes estrés. Esto te permitirá pasar a la siguiente etapa y aprender cómo controlarlo. En esta nueva etapa aprenderás cómo alcanzar tu máximo potencial incluso cuando tienes estrés. No te enseñaremos cómo deshacerte del estrés –eso es imposible–. Aprenderás cómo enfrentarte al estrés y cómo regularlo, cómo rendir al máximo de tu potencial incluso cuando estés bajo sus efectos.

 

Una posible definición de estrés es: El estrés es lo que sientes y a lo que reaccionas cuando te sientes amenazado o inseguro.

 

La amenaza puede ser real, como un coche que aparece de repente en tu carril, alguien que te ataca o un jugador contrario que corre hacia ti para quitarte el balón. Las amenazas también pueden ser vagas e irreales.

 

En el deporte las peores amenazas son producto de nuestros pensamientos y sólo existen en nuestra mente o imaginación.

 

Por ejemplo, los pensamientos siguientes:

 

–  ¿Qué ocurrirá si perdemos el partido?

–  ¿Y si juego mal en el partido o me lesiono?

–  ¿Y si no juego bien y el entrenador me quita la titularidad?

–  Y muchos más…

 

El estrés puede aparecer de repente y durar sólo un segundo (un giro brusco cuando vamos conduciendo), o puede ser continuo, como en el fútbol, a lo largo de toda la temporada.

El estrés puede causarnos un sentimiento desagradable, pero también puede producir un efecto agradable, como la intranquilidad que sentimos antes de nuestra primera cita amorosa.

El estrés puede ser negativo y perjudicar nuestra actuación, pero también puede ser positivo y empujarnos a funcionar mejor (a entrenar y prepararnos mejor antes de los partidos y a esforzarnos más).

En el fútbol no se dan situaciones de verdadero estrés –como algo que amenace nuestras vidas o nuestro bienestar–. La única amenaza real es la de poder resultar lesionado por un contrario, cuando viene corriendo a la desesperada hacia ti con intención de lesionarte intencionadamente.

 

Todas las demás situaciones de estrés en el mundo del deporte son creación nuestra; su origen está en nuestros pensamientos, en nuestra imaginación y en nuestros sentimientos.

 

Una de las características principales de un partido de fútbol y del deporte es la incertidumbre.

No importa contra quién estés jugando, nunca sabes por adelantado cuál será el resultado final y tampoco sabes cómo vas a jugar en el partido.

 

¡La incertidumbre aumenta el estrés!

(si supieses el resultado desde el principio no sentirías tanta presión).

 

Es difícil, casi imposible, neutralizar el sentimiento del estrés real, pero sí es posible controlarlo de tal manera que disminuya su influencia todo lo posible.

 

¡Claro que es posible reducir de forma significativa el estrés que producen los pensamientos en nuestra cabeza, y también es posible regular el nivel de activación!

 

Lo que se da en nuestras mentes es el proceso siguiente: cuando nuestro cerebro reconoce una situación de estrés, real o imaginaria, prepara el cuerpo para una reacción inmediata. La gente puede reaccionar ante situaciones de estrés de dos maneras: luchar o huir. En otras palabras, cuando nos enfrentamos a una situación amenazante, nuestro cerebro transmite órdenes a nuestro cuerpo para que se prepare de inmediato para enfrentarse a la amenaza o huir de ella. Ésta es una reacción de supervivencia que se remonta a las épocas más primitivas de nuestra civilización. Así, cuando el hombre primitivo se encontraba con un animal pequeño, se preparaba para luchar; pero si el animal era más grande y más fuerte que él, entonces prefería huir.

 

En Resumen : ¡o comía o se lo comían!

Cuando reaccionamos ante una situación de peligro hoy en día –aunque sea irreal o producto de nuestros pensamientos– las reacciones de nuestro cuerpo son las mismas del instinto de supervivencia: luchar o huir. Sin embargo, como personas y especialmente como deportistas que somos, nosotros no podemos luchar o huir.

 

Nosotros, por el contrario, tenemos que mantener nuestra posición en el partido, y funcionar bajo condiciones de estrés. Como deportistas necesitamos algo más que meramente funcionar, tenemos que dar lo mejor de nosotros y llevar nuestra habilidad a lo máximo, y eso no es nada sencillo.

 

¿Qué ocurre en nuestro cuerpo en momentos de estrés?

Como ya hemos dicho, el cuerpo se prepara automáticamente para una reacción de supervivencia. En este estado, nuestras glándulas segregan varias substancias en nuestro organismo. Una de ellas es la adrenalina, cuya función es preparar los sistemas corporales para funcionar en una emergencia.

¿Qué sentimos cuando eso ocurre?

En nuestro cuerpo: sube la presión sanguínea y nuestro corazón late más acelerado para así suministrar más sangre a los músculos, los niveles de azúcar en la sangre también suben aportando más energía para el funcionamiento de los músculos. Sudamos más para refrigerar el cuerpo, y todos los sistemas corporales que no son esenciales para la supervivencia se detienen o disminuyen su nivel de funcionamiento (el sistema digestivo y otros).

En nuestras emociones: tenemos una sensación de peligro y ansiedad.

En nuestro comportamiento: reacciones típicas son la violencia, la huida, la retirada y la disminución del umbral de reacción.

En nuestros pensamientos: se perjudica nuestra capacidad de concentración, tenemos dificultades para tomar decisiones y estamos confusos.

 

Todos estos cambios también se reflejan en el cuerpo y en los pensamientos de un futbolista.

Si se dan antes de un partido o durante el mismo, pueden perjudicar la capacidad del jugador de rendir al máximo de su potencial.

 

¿Cómo afecta el estrés a la habilidad de un jugador durante un partido?

¿Perjudica cualquier tipo de estrés el rendimiento?

La respuesta a ambas preguntas podemos verla en la siguiente ilustración. La llamamos la curva de la U invertida (encontraremos esta curva un par de veces en el libro, porque describe muchos de los factores que influyen en la habilidad).

 

 

En la parte izquierda de la curva podemos observar que, al principio, con el aumento en los niveles de estrés, nuestra habilidad también aumenta hasta alcanzar el máximo (un buen ejemplo de una situación así son las pruebas o los partidos sin público. En estos partidos hay menos estrés y normalmente tanto los futbolistas como los equipos son incapaces de rendir a su máximo nivel de habilidad). De aquí se deduce que un cierto nivel de estrés es esencial. Pero también, si el nivel de estrés sigue aumentando, la habilidad se deteriora (si seguimos con el ejemplo anterior, normalmente en los grandes acontecimientos, como Olimpiadas o finales de la Copa del Mundo, los atletas no baten récords y la calidad del juego es pobre).

Cada jugador tiene su propia curva específica. En otras palabras, el alcance de la habilidad máxima varía de jugador a jugador. Hay jugadores que alcanzan su potencial máximo con niveles bajos de estrés, y cualquier aumento de nivel de estrés perjudicará de inmediato su habilidad; y hay jugadores que sólo alcanzan su máximo con niveles de estrés más altos. Un mayor estrés afectará menos a estos jugadores, pero su rendimiento será peor con niveles de estrés bajos.

 

Tu objetivo: aprende cómo reaccionas al estrés, para así poder saber qué nivel de estrés encaja mejor en el alcance de tu máximo potencial. Una vez que hayas logrado esto, deberías tratar de acomodarte a ese nivel de estrés, antes del partido y durante el mismo.

 

Éste no es un objetivo fácil, pero es perfectamente posible.

 

¡Este libro hará posible que alcances este objetivo!

 

Miremos primero cómo se manifiesta el estrés en los atletas antes de un partido y durante el mismo.

Síntomas de estrés antes de un partido:

Hay jugadores que pueden manifestar síntomas de estrés un par de días antes de un partido, y otros sólo los notan la noche antes o el mismo día del partido:

 

–  Dificultades para conciliar el sueño.

–  Dificultades para hacer actividades que requieran concentración, como leer un libro.

–  Umbral de reacción más bajo, irritándose fácilmente con la pareja, los amigos o los hijos.

–  Falta de tolerancia.

–  Dificultad para quedarse en un mismo sitio.

–  Dolores de barriga, sentir malestar de estómago, náuseas, vómitos y diarrea.

–  Fuerte sudoración, orinar frecuentemente (cualquiera que haya estado en un vestuario antes de un partido ha podido comprobar las incesantes idas y venidas de los jugadores al baño).

–  Dolor de cabeza, sequedad en la boca.

–  Calambres en los músculos.

–  Y todas las demás reacciones adicionales que todos hemos experimentado a lo largo de los años.

 

Cuanto más cerca esté el día del partido, más se acentuarán la sensación y los síntomas de estrés. Normalmente, el nivel máximo de estrés se alcanza en el vestuario antes del partido. Cuanto más importante sea para ti el resultado del partido, más marcados serán tus síntomas y sensaciones de estrés.

 

Aunque la lista de síntomas de estrés es muy extensa, cada jugador tiene también los suyos propios. Por supuesto, no todos tenemos todos los síntomas. En una ocasión trabajamos con un jugador de elite que siempre vomitaba antes de los partidos, y con otro que cuando tenía estrés bostezaba de forma exagerada (imagínate qué pensaba su entrenador de aquello una media hora antes del partido, justo mientras daba las últimas instrucciones –delante tenía a un jugador que no dejaba de bostezar–. En este caso, le aconsejamos al jugador que hablase personalmente con el entrenador y le explicase que los bostezos eran producto del estrés que tenía, y no de que no hubiese dormido la noche antes del partido).

Sólo hay una manera de identificar y reconocer los síntomas del estrés. Todo jugador debería ser consciente de cómo experimenta el estrés y con qué intensidad, y ser capaz de decir “Ahora siento estrés” o “Siento más estrés que de costumbre”.

 

Sólo cuando aceptes que sientes estrés y reconozcas su grado de intensidad podrás dominarlo.

 

Por nuestra experiencia personal, asesorando clubes de fútbol, sabemos que los atletas prefieren negar el estrés y no reconocerlo.

Los jugadores consideran el estrés una debilidad personal.

En cierta ocasión, conocimos a un jugador que tenía diarrea antes de los partidos. Este jugador nunca la relacionó con el estrés. Siempre tenía una explicación razonable para la situación (comí algo en mal estado, etc.).

El mayor error que puede cometer un jugador es negar el estrés que siente. Tal negación le impide controlar el estrés y redunda en un daño inmediato a su actuación en el terreno de juego.

 

Ser conscientes del estrés es el primer paso para llegar a controlarlo.

 

Repasa la lista de los síntomas de estrés y trata de identificar cuáles encajan en tus reacciones cuando tienes estrés.

Hay muchos jugadores y entrenadores que cometen el error adicional de creer que una vez que se salta al campo y empieza el partido el estrés desaparece.

Esta concepción tan equivocada es el motivo por el que incluso aquellos jugadores que sí son conscientes de los síntomas de estrés siguen sin hacer nada para controlarlo, porque están seguros de que al salir al campo a calentar, o más tarde cuando el árbitro hace sonar el silbato, el estrés desaparecerá y jugarán a su mejor nivel.

 

Esta creencia es totalmente errónea. El estrés no desaparece en el terreno de juego, simple-mente se manifiesta de manera distinta.

 

Normalmente, cuando los jugadores empiezan el partido desaparecen los síntomas físicos del estrés (no se tienen ganas de ir al baño, los dolores de estómago se van, etc.). Esto sucede porque el cuerpo “sabe” que en ese preciso momento no hay posibilidad de seguir yendo al baño, pero no quiere decir que el estrés se haya esfumado.

 

Un jugador que tenga estrés en el vestuario seguirá teniéndolo también en el campo.

 

Síntomas de estrés en el campo

 

Falta de concentración – dificultades para realizar con éxito pases sencillos.

Errores de percepción – calcular mal a dónde va a ir el balón y fallos en la aproximación al balón.

Violencia – hacer entradas violentas.

Umbral de reacción bajo – enfadarse con facilidad, gritar, increpar, etc. (normalmente gritar e increpar a los compañeros de equipo por fallos que cometen, etc.).

Problemas de coordinación – falta de coordinación entre el ojo y los pies, que perjudica la forma de jugar.

Sentir pesadas las piernas – incluso antes de que el jugador empiece a correr ya siente que encuentra difícil moverse, que es más lento y tiene poca flexibilidad.

Sensación de fatiga – agotamiento físico y mental desde que empieza el partido.

Rendirse rápido – perder la esperanza y no dar todo de sí.

Tendencia a evitar implicarse en el juego y no cooperar – se ve con claridad cuando cada vez que intentas pasar el balón a un compañero, éste ya se encuentra cubierto por un defensor. A veces incluso te hace gestos para que no le pases la pelota (un centrocampista que no se ofrece para recibir el balón). Otras veces observas que un delantero está tenso y trata de esconderse detrás del defensa que lo marca. Si lo ves desde fuera, se puede observar que no es el defensa el que sigue al delantero, sino que, por el contrario, es el delantero el que se pega al defensa. De este modo no puede recibir el balón y nadie podrá criticarle después. En muchos casos incluso es el propio delantero el que se queja a sus compañeros de que no le pasan el balón. Es lo que se denomina en el fútbol como “esconderse”, “quemar el balón” o “desaparecer”.

Respirar con dificultad y sequedad de boca – sentir que te falta el aire, no al final del partido sino incluso antes de dar el primer esprín, no hay aire.

Estos síntomas de estrés varían de jugador a jugador, y no siempre se manifiestan todos. Cada jugador desarrolla a lo largo de su carrera sus propios síntomas de estrés. Es comprensible que la aparición de algunos de estos síntomas en los jugadores, aunque sólo sea por un breve período de tiempo, perjudique su rendimiento y les haga cometer errores.

 

Es importante reconocer cuáles son tus síntomas de estrés típicos de ti. De tal modo, si fueses incapaz de controlar el estrés antes del partido, podrás hacerlo durante el partido.

¡Esta tarea es más difícil, pero aún así es posible!

 

Repasa la lista de síntomas de estrés que se dan en el campo y trata de comprender cómo se manifiestan en ti.

Hay jugadores que admiten con franqueza que salen al campo tensos. Sin embargo, como después de llevar un par de minutos metidos en el partido ya se han liberado del estrés y rinden al máximo de su habilidad con éxito, creen que ese problema no es grave y se equivocan.

 

A veces eso es así. La tensión puede desaparecer después de un par de minutos, pero ¿qué puede ocurrir en esos minutos, antes de que desaparezca el estrés? Cuando se trata de deporte profesional no podemos permitirnos jugar mal el primer minuto y luego mejorar nuestro rendimiento. A veces te será imposible corregir unos primeros cinco minutos de falta de concentración aunque juegues de forma excelente los otros 85 minutos.

 

¡Los errores que puedas cometer los primeros cinco minutos del partido pueden ser la diferencia entre ganar y perder!

 

Cualquier persona a quien le guste el fútbol sabe que en los primeros cinco minutos de un partido se marcan muchos goles y se fallan muchas oportunidades, y normalmente la causa de ello es la falta de concentración, motivada por la tensión que sufren los jugadores.