Culturas juveniles, educación religiosa escolar y catequesis:
conversaciones entre distintos campos disciplinares

Universidad de La Salle
Bogotá - Colombia
Noviembre de 2011

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Culturas juveniles, educación religiosa escolar y catequesis: conversaciones entre distintos campos disciplinares Carlos Echavarría, Adriana Otálora, Juan M. Torres, Fabio Neira, José M. Siciliani, Héctor E. Lugo, Guilles Routhier Compilador José M. Siciliani “Educar para Pensar, Decidir y Servir” Acreditación Institucional de Alta Calidad Facultad de Ciencias de la Educación Bogotá, D.C. 2011

Siciliani, José M.

Culturas juveniles, educación religiosa escolar y catequesis: conversaciones entre distintos campos disciplinares / José M.

Siciliani.-- Bogotá : Universidad de la Salle, 2012.

186 p. ;cm.

Incluye referencias bibliográficas.

ISBN 978-958-8572-45-1

1. Educación religiosa de niños 2. Catequesis -Enseñanza 3. Juventud- Aspectos socioculturales 4. Cultura urbana 5.Subculturas I. Tít.

268.4cd 21 ed.

A1330133

CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango

Contenido

Introducción

Parte I

Algunas aproximaciones a las culturas juveniles

Capítulo 1

Culturas urbanas: retos para comprender la educación ciudadana y religiosa

Introducción

Sobre el ser ciudadano y el ejercicio ciudadano

Implícitos ético-morales del ser ciudadano

Perspectivas políticas del ser ciudadano

Orientaciones normativas de la educación ciudadana y la educación religiosa

Referencias bibliográficas

Capítulo 2

Jóvenes universitarios lasallistas: ¿creyentes pero no practicantes?

Introducción

Comprensión de las interpretaciones de los jóvenes universitarios sobre sus prácticas religiosas

Prospectivas

Referencias bibliográficas

Capítulo 3

Construir y analizar relatos de jóvenes: un medio privilegiado de escucharlos atentamente

Introducción

La ambigüedad en el gusto por el relato en la posmodernidad

Construir relatos de fe escuchando a los jóvenes

Analizar relatos juveniles de fe

Conclusiones

Referencias bibliográficas

Parte II

Aportes teológico-pastorales

Capítulo 4

La educación religiosa escolar, ¿en el banquillo, ante las culturas emergentes infantiles y juveniles?

Introducción

La evangelización de la inteligencia, desde el diálogo con las culturas emergentes

Prospectivas que desde nuestra misión evangelizadora debemos proponer

¿Cómo educamos ante un cambio radical en las mentalidades y los sueños de nuestros niños y jóvenes?

¿Cómo éramos y cómo vivíamos?

Conclusiones

Capítulo 5

Evangelización de la cultura e inculturación de la catequesis

Introducción

Historia de la catequesis y modelos de comunicación

La comunicación como elemento central de la teología de la revelación

Inscribir la catequesis en otro universo comunicacional

Un proceso formativo en cuatro etapas

Entrar en la experiencia de la vida cristiana

Conclusión

Capítulo 6

La educación religiosa escolar y su aporte a la búsqueda de sentido de las culturas juveniles

Introducción

Naturaleza y finalidad de la educación religiosa en la escuela

Razones de la educación religiosa en la escuela y su aporte en la búsqueda de sentido de las culturas juveniles

Conclusión

Referencias bibliográficas

Conclusiones generales

Introducción

Toda la teología, desde la Modernidad, es un intento arduo y potente por hacer que el mensaje del Evangelio resuene con todo su poder atractivo y salvador en los oídos y en el corazón de los hombres y mujeres del mundo. Ese intento de la teología moderna y contemporánea no hace sino seguir la admirable epopeya de los Padres de la Iglesia, que se relacionaron con las culturas griegas y romanas, entre otras, y sembraron la semilla del Reino en el corazón de Roma y Grecia. Su esfuerzo produjo todo el patrimonio que conocemos hoy como la Tradición Patrística, que comporta un innumerable acervo bibliográfico y testimonial, del que bebe la Iglesia por los estudios teológicos y por la espiritualidad y el cual celebra también la comunidad eclesial en la liturgia. Esta conmemora la vida de muchos de esos titanes de la fe que sellaron su compromiso evangélico con la sangre o que, simplemente, respaldaron su palabra con su coherencia de vida, tal como lo pide Jesús (Lc 11, 28).

Y ese esfuerzo de tantos hombres, como san Atanasio, san Agustín, san Ignacio de Antioquía, Tertuliano, Orígenes, san Basilio, Gregorio de Nacianzo, san Vicente de Lerins, san Juan Crisóstomo, san Jerónimo y tantos otros, produjo unos frutos maduros que, con todas las ambigüedades propias de la historia, se prolongó hasta la Edad Media. Pero desde la Modernidad hasta nuestros días, la proclamación del Evangelio se ha visto desafiada por los cambios culturales: el surgimiento de un nuevo espíritu científico, el descubrimiento de la libertad humana, el avance del desarrollo industrial, los descubrimientos en ciencias como la biología, la historia, la física y la astronomía o en las ciencias humanas y sociales, como los planteamientos sicoanalíticos, la teoría de la complejidad, y el desastre ecológico, sin mencionar las dos guerras mundiales y el cúmulo de sufrimientos descomunales como los campos de concentración y las masacres en tantos países de África, América Latina, Europa o Asia, entre otros. Todos esos acontecimientos produjeron un sacudón en la fe del que aún hoy sufrimos las consecuencias1.

Es ese contexto desafiante el que ha querido asumir con coraje el Programa de Licenciatura en Educación Religiosa de la Universidad de La Salle de Bogotá. Desde sus inicios, en los años sesenta del siglo pasado, como programa dedicado principalmente a la catequesis y con una orientación preferente por el servicio a los más necesitados, sus docentes y estudiantes han entendido, bajo la inspiración del Patrono de los Educadores, que no se puede amar a Cristo si no se ama a los más desfavorecidos de este mundo. Esa orientación primigenia implicó para los fundadores del Programa un análisis responsable y serio de la realidad, tarea que hicieron bajo el impulso del recién estrenado Concilio Vaticano II y de la Segunda Conferencia Episcopal Latinoamericana en Medellín. En esos tiempos hervían los ánimos con ardores de renovación y cambio estructural. A ese ardor renovador se unían las voces proféticas de personajes eclesiales significativos en América Latina como Monseñor Helder Cámara, Monseñor Pedro Casaldáliga y perspicaces teólogos como Gustavo Gutiérrez, Juan Luis Segundo, Hugo Assmann, María Pilar Aquino, Ivone Gebara o Carmiña Navia.

Pero aunque los tiempos han cambiado, el desafío fundamental de la evangelización sigue siendo en sustancia el mismo: poder comunicar el Evangelio de forma adecuada a los hombres y mujeres de cada tiempo. Esa es la ley perenne de toda predicación, tal como la formuló el mismo concilio Vaticano II:

[La Iglesia], desde el comienzo de su historia, aprendió a expresar el mensaje cristiano con los conceptos y en la lengua de cada pueblo y procuró ilustrarlo además con el saber filosófico. Procedió así a fin de adaptar el Evangelio a nivel del saber popular y a las exigencias de los sabios en cuanto era posible. Esta aceptación de la predicación de la palabra revelada debe mantenerse como ley de toda la evangelización. Porque así en todos los pueblos se hace posible expresar el mensaje cristiano de modo apropiado a cada uno de ellos y al mismo tiempo se fomenta un vivo intercambio entre la Iglesia y las diversas culturas. (GS nº 44)

Es entonces en el hilo de una rica, sólida y agitada tradición que se ubica el Programa de Licenciatura en Educación Religiosa. Este programa ha promovido una dinámica investigativa entre sus docentes y estudiantes, enfocada sobre la Educación Religiosa Escolar2 y la Catequesis. El lector tiene en sus manos algunos de los resultados de diversas investigaciones que el Programa viene impulsando. Esta dinámica hace parte de un proceso de renovación de la Licenciatura en mención, comenzado hace ya varios años, y que en gran parte depende de los procesos mismos de la Universidad de La Salle Bogotá, que ha obtenido su acreditación institucional por parte del Ministerio de Educación Nacional en el año 2008. En dicho proceso renovador entran muchos aspectos: volver a dimensionar el Programa en lo curricular, lo que ha implicado la toma de decisiones epistemológicas significativas, como la que se hizo al elegir una “teología práctica” como horizonte teológico y camino metodológico en la construcción de conocimiento relacionado con la educación religiosa y la catequesis. Esta opción epistemológica ha empezado a demandar una conversación continuada, frecuente, sistemática y rigurosa con las ciencias sociales y humanas, como camino ineludible para el análisis de las prácticas religiosas. Con ello no hacemos sino concretar una de las múltiples formas en que la Iglesia realmente se sitúa ante el mundo de forma receptiva, acogiendo de tantos investigadores sociales una riqueza y finura de análisis en la comprensión de los fenómenos religiosos contemporáneos.

También ha hecho parte de este proceso la elección de un objeto de estudio preciso para el Programa, objeto en torno al cual se está proyectando y sistematizando la investigación: las prácticas de comunicación y recepción de la fe en los ámbitos de la educación religiosa escolar y la catequesis. Igualmente, la internacionalización del Programa, con convenios investigativos y colaborativos con la Universidad Pontificia de Paraná (Brasil), la Universidad de Laval en Quebec (Canadá), la Universidad Católica de Chile y contactos que se están llevando a cabo con Lumen Vitae en Bélgica y el Instituto Superior de Pastoral Catequética en París.

En ese proceso de reestructuración del Programa se sitúa el texto que a continuación presentamos, el cual tiene la pretensión de ofrecer un aporte reflexivo a las investigaciones sobre educación religiosa escolar y catequesis, sobre todo articulando la reflexión teológica y pastoral con horizontes investigativos en ciudadanía y culturas juveniles y con investigaciones en torno a la recepción del Concilio Vaticano II.

Los artículos que conforman este libro han sido agrupados con la siguiente lógica: en primer lugar aparecen dos documentos que tienen que ver con el conocimiento de la realidad juvenil actual. El primero, del doctor Carlos Valerio Echavarría y la magíster Adriana Otálora Buitrago, presenta los resultados de una investigación con jóvenes hip-hop, con quienes se indagó su sentido de la ética, de la política y de la ciudadanía, entre otros. Como tendrá oportunidad de constatarlo el lector, y ojalá con sorpresa, los resultados de esta investigación muestran con objetividad la presencia efectiva de valores sociales, políticos y ciudadanos en un grupo de jóvenes hip-hop, que justifican el llamado a superar estereotipos y prejuicios, más propios de la intolerancia que de un acercamiento riguroso a la realidad.

El segundo es de los doctores Juan Manuel Torres Serrano y Fabio Orlando Neira Sánchez. Este texto presenta las conclusiones obtenidas de una investigación sobre el sentido de las prácticas de los jóvenes universitarios de La Salle Bogotá en el contexto de la recomposición del paisaje religioso juvenil contemporáneo. Estos dos primeros aportes investigativos muestran con agudeza la necesidad de seguir profundizando el acercamiento a los jóvenes y a sus mundos de vida. Dicha necesidad ha sido integrada a los procesos de la teología práctica asumida por el Programa de Licenciatura en Educación Religiosa Escolar, como camino de reconocimiento de las necesidades humanas juveniles y como un ejemplo que ilustra, de alguna manera, el diálogo entre la cultura juvenil y la proposición y recepción de la fe3.

En esa primera parte se incluye una propuesta de cómo conocer a los jóvenes a través de la escucha, la construcción y el análisis de sus relatos de fe. En esa invitación, el doctor José María Siciliani Barraza presenta algunos de los desafíos que tal escucha implica. Esos desafíos suponen, entre otras, una actitud menos “enseñante” y más abierta a percibir la presencia del espíritu en el corazón de los jóvenes. Escuchar, distinguir, discernir, dialogar son tareas que piden apertura, intrepidez y buena voluntad hacia los jóvenes, especialmente cuando dicha escucha se quiere convertir en un arte de hacer que el joven se cuente y, sobre todo, que aprenda a construir su identidad mediante la narración de su propia fe.

La segunda parte del texto incluye algunos análisis que se imponen sobre la educación religiosa escolar y la catequesis ante las culturas juveniles emergentes. Estos análisis se orientan a pensar diversos aspectos importantes de la compleja realidad que suponen estos dos ámbitos de educación religiosa. Un primer capítulo presenta el texto del doctor Héctor Eduardo Lugo García, quien propone una educación para la inteligencia del corazón que haga entrar en un proyecto existencial de fe y no solo en un proyecto mental. Allí se encuentran descripciones finas de los cambios que el mundo actual está viviendo y cómo afectan a las culturas juveniles. Un segundo capítulo presenta los planteamientos del doctor Gilles Routhier, quien desde un horizonte cultural canadiense expone los resultados de sus largas investigaciones sobre la renovación que requiere la catequesis, si de verdad quiere comunicar la fe a las culturas juveniles. Con la diafanidad y contundencia que caracteriza a su pluma, el doctor Routhier insiste en la necesidad de superar las adaptaciones en catequesis y dar el salto a una nueva comprensión de esta que integre cuatro momentos fundamentales: la traditio, la receptio, la reeditio y la assumptio. Como lo podrá advertir el lector, la humildad y la sinceridad en reconocer que en materia de receptio o de assimilatio somos aún aprendices, es una de las conclusiones más desafiantes para la catequesis hoy.

Termina el volumen con el riguroso y transparente aporte del doctor José Luis Meza Rueda sobre los fines de la educación religiosa escolar en el nuevo contexto juvenil contemporáneo. Apoyado en los estudios sobre el valor de lo religioso en el ser humano, y bajo la inspiración de la obra de R. Panikkar, el doctor Meza abre caminos certeros sobre el estatuto epistemológico de la educación religiosa, es decir, sobre su manera de comprenderla en relación con la acción catequética y sobre su manera de posicionarse en el ámbito de la educación escolar, donde frecuentemente es descuidada, por desconocimiento de su valor y ausencia de educadores capaces de mostrar interés en la construcción de identidad y cultura.

El contenido del libro constituye entonces un nuevo camino en el diálogo interdisciplinar por el que ha optado el Programa de Licenciatura en Educación Religiosa. Como se puede verificar en el texto, el diálogo entre un sociólogo, un economista, un educador y un teólogo no es imposible; al contrario, la fecundidad que dicho diálogo puede producir se percibe en la existencia de una alentadora y profunda convergencia al enfrentar las culturas juveniles emergentes: lo humano y el compromiso con una educación que realmente humanice. Fuera del texto, es preciso anotarlo, los debates entre los investigadores de estas disciplinas han mostrado que, no obstante la presencia de enfoques teóricos distintos, se puede dialogar y encontrar vías de construcción pedagógica comunes, aunque cada quien siga aportando desde su ángulo o especialización específica. Este camino apenas está comenzando, pero el libro se presenta como una primera tentativa que ha despertado el deseo de seguir profundizando ese enriquecedor intercambio.

Los autores no quieren dejar de agradecer a todas las personas que se han unido a este esfuerzo, del cual los documentos aquí contenidos son uno de los resultados. En primer lugar, al Hno. Jorge Molina, FSC, Visitador Provincial del Distrito Lasallista de Bogotá. En segundo lugar, a los directivos de la Universidad: el Hno. Carlos Gómez Restrepo FSC, Rector; el Hno. Alberto Prada Sanmiguel, FSC, Decano de la Facultad de Educación; el doctor Juan Manuel Torres Serrano, Director del Programa de Licenciatura en Educación Religiosa; y el Hno. Andrés Riveros Fajardo, FSC, miembro de la Casa Pastoral del Distrito Lasallista de Bogotá, encargada de la pastoral educativa de dicho distrito. Un profundo agradecimiento a todos los investigadores que aceptaron gustosos el trabajo de escribir y compartir sus trabajos, en particular al doctor Gilles Routier, que aceptó gentil y generosamente compartir su profunda experiencia. Un agradecimiento especial a todos los docentes del Programa, cuyos aportes están latentes en los diversos textos, aunque no aparezcan todos como autores. Un agradecimiento final a la secretaria del Programa, Nubia Patricia Olaya, que con eficacia y profesionalismo hizo una labor escondida pero indispensable para que esta publicación sea una realidad.

Ojalá todos los lectores encuentren también en estos artículos un signo de gratitud y compromiso. Estos documentos son una ocasión, un estímulo y un pretexto para seguir profundizando en esta vasta temática. Lo importante es que sirvan para fomentar el ejercicio reflexivo en torno a las prácticas educativo-religiosas y catequéticas. Este ejercicio reflexivo, así lo creemos, es una condición indispensable para que la tarea de la formación religiosa, ya sea en el medio escolar o en la catequesis, sea vivida por sus actores como una apasionante aventura, en la que no se está haciendo algo banal o infructuoso, sino participando como “colaboradores” en la obra de Dios, quien da crecimiento a lo que los educadores religiosos y catequistas siembran con cuidado y diligencia.

Referencias bibliográficas

Bacq, P. y Théobald, C. (2004). Une nouvelle chance pour l’évangile. Bruselas-Montreal: Ed. Lumen Vitae y Novalis.

Berzosa Martínez, R. (2004). 10 desafíos al cristianismo desde la nueva cultura emergente. Estella: Verbo Divino.

Berzosa Martínez, R. (1997). Evangelizar una nueva cultura. Respuestas a los retos de hoy. Madrid: San Pablo.

Garrido, J. (2009). Evangelización y espiritualidad. El modelo de la personalización. Santander: Sal Terrae.

Maldonado, L. (2000). Anunciar la palabra hoy. Predicación, catequesis, enseñanza. Madrid: San Pablo.

Martini, C. M. (2000). Sueño de una Europa del Espíritu. Madrid: BAC.

Parmentier, E. (dir.) (2008). La théologie pratique. Analyses et prospectives. Estrasburgo: Presses Universitaires de Strasbourg.

Sues, P. (2007).Teología de la misión. Convocar y enviar: siervos y testigos del Reino. Quito: AbyaYala.

Notas al pie

1 El esfuerzo de la teología por hacer audible y significativo el Evangelio, es uno de los puntos centrales de su búsqueda. Un enfoque del problema, específicamente considerado como un diálogo entre fe y nueva cultura es, desde P. Tillich hasta hoy, una preocupación permanente de la teología y la pastoral. Entre la innumerable producción teológico-pastoral más reciente, se pueden citar, sin ninguna pretensión sistemática, estos textos: de Raúl Berzosa Martínez, Evangelizar una nueva cultura. Respuestas a los retos de hoy (1997) y 10 desafíos al cristianismo desde la nueva cultura emergente (2004); de Luis Maldonado Anunciar la palabra hoy. Predicación, catequesis, enseñanza (2000); de Carlos María Martini, Sueño de una Europa del Espíritu (2000); de Paulo Sues, Teología de la misión. Convocar y enviar: siervos y testigos del Reino (2007); de Philippe Bacq y Christoph Théobald, Une nouvelle chance pourl’évangile (2004); y de Javier Garrido, Evangelización y espiritualidad. El modelo de la personalización (2009).

2 En adelante ERE.

3 Entre los diversos caminos metodológicos que presenta la teología práctica en diversos ámbitos lingüísticos, la propuesta francófono-europea de Marc Donzé nos parece como una de las más sistemáticas y precisas. He aquí los pasos metodológicos que este teólogo propone para hacer teología práctica:
1. Señalar y destacar las especificidades de una práctica o problemática dada, a partir de lo vivido.

2. Analizar, con la ayuda de diferentes enfoques, especialmente de las ciencias humanas, las características de esta práctica y elaborar la problemática subyacente.

3. Desarrollar una <correlación> crítica y recíproca con la revelación cristiana (poniendo en relación con los datos bíblicos, la tradición eclesial, la teología).

4. Elaborar un proyecto o una estrategia de mejoramiento de las prácticas para re-dinamizar la acción de la Iglesia.

5. Una etapa de evaluación verifica la pertinencia de conclusiones (Parmentier, (dir.), 2008, p. 7).

Parte I

Algunas aproximaciones a las culturas juveniles

Capítulo 1

Culturas urbanas: retos para comprender la educación ciudadana y religiosa1

Carlos Valerio Echavarría Grajales2 / Adriana Otálora Buitrago3

…la diversidad del mundo se recompone a cada instante, y ésa es la paradoja de hoy […] debemos pues hablar de mundos y no del mundo, pero debemos saber que cada uno de esos mundos está en comunicación con los demás, que cada uno posee por lo menos imágenes de los otros, imágenes a veces reelaboradas por quienes, al recibirlas, buscaron primero en ellas los rasgos y los temas que les hablaban ante todo de sí mismos, imágenes cuyo carácter referencial es sin embargo indudable, de suerte que ya nadie puede dudar de la existencia de los otros. Precisamente aquellos que afirman con mayor vigor una identidad irreductible e intocable, sacan su fuerza y su convicción sólo de la oposición que hacen a la imagen de algún otro al que mitifican para desembarazarse de su insoportable realidad (Augué, 1995, p. 123).

Introducción

La idea de M. Auge sobre la diversidad cultural, complementada por la de Néstor García Canclini (1996) sobre el asentamiento de las comunidades campesinas e indígenas en las aglomeraciones urbanas de las ciudades latinoamericanas, constituye un lugar de referencia importante desde el cual reflexionar sobre la educación ciudadana y la educación religiosa. En principio, por una razón importante: es un deber político y ético que las instituciones educativas articulen a su quehacer pedagógico los desafíos que acarrea la configuración de las sociedades contemporáneas. Pero en lo esencial, más que de un mandato normativo, se trata de una actitud de apertura al mundo, en la que se reconoce y se actúa consecuentemente con el hecho de que las fronteras de la escuela y de la institucionalidad colombiana y latinoamericana van más allá de una cultura local, parroquial y circunscrita a mandatos y tradiciones de una sociedad unificada. Dicha apertura de pensamiento y de acción implica reconocer, por un lado, que las sociedades contemporáneas se tejen desde distintas comprensiones de lo real, se actualizan constantemente y mantienen una dinámica de transformación rápida que desborda en ocasiones las tradiciones más arraigas; y por otro lado, conlleva identificar en dichas propuestas de sociedad la existencia de preocupaciones comunes de humanización y de orientación de la acción ciudadana a perfeccionar las relaciones entre los humanos y el mundo, de manera tal que se garantice que no nos vamos a destruir y a extinguir.

Ahora bien, retomando a Canclini y Augé, se pueden hacer las siguientes afirmaciones: las sociedades y las ideologías contemporáneas están sometidas a continuas transformaciones por los efectos del entrecruzamiento de muchas fuerzas de la Modernidad (lo económico, lo religioso y lo político); estos procesos de cambio signan su trayectoria en el marco de la paradoja mundial: reafirmarse en lo local y relativizarse en lo universal; estas transformaciones tienen impactos importantes en las maneras como se comprende la libertad humana, la relación entre lo público y lo privado y la ciudadanía. Con base en esas afirmaciones valdría la pena tratar de hacer una lectura de estos aspectos en una cultura urbana particular. En tal sentido, se propone analizar algunos resultados de la investigación “Referentes ético-políticos de la ciudadanía de un grupo de jóvenes de la ciudad de Manizales”4, específicamente del caso de los jóvenes pertenecientes a la cultura hip-hop que participaron en el estudio5.

En esta investigación se encontró que los jóvenes hip-hop hacen referencia a la libertad, la igual dignidad, la responsabilidad, el respeto, la solidaridad y la tolerancia como los principios fundamentales de la ciudadanía. En tal sentido, para los jóvenes hip-hopperos, la ciudadanía se debe asumir a partir del reconocimiento de los marcos socio-culturales que le dan sentido de vida y pertenencia a esta cultura juvenil urbana. Este es precisamente el aspecto que se pretende resaltar respecto a la educación ciudadana y religiosa, al encontrar elementos de tipo ético y moral que resultan ser transversales a distintos grupos de jóvenes, y elementos que como el arte develan un nuevo sentido en la relación que los jóvenes pertenecientes a la cultura urbana del hip-hop sostienen en relación con la sociedad, el Estado y su propia cultura, a partir de marcos de reconocimiento, diversidad y respeto como ejes articuladores de su ser ciudadano.

A continuación se presenta una tabla que recoge algunas opiniones o conceptos expresados por los jóvenes y que fueron sistematizados por los investigadores:

Tabla 1. Sentidos e implícitos ético-morales y políticos del ser ciudadano en el grupo de jóvenes pertenecientes a la cultura hip-hop6

1. Sobre el ser ciudadano y el ejercicio ciudadano

Ciudadanía como pertenencia

Expresan su necesidad de identificarse con el espacio físico que habitan así como con el círculo humano más cercano.

Ciudadanía multicultural

La ciudad les brinda un espacio propio en el que se pueden consolidar como una cultura que goza de igual dignidad que culturas alternativas.

Ciudadanía como forma de vida

Como creadores de consumos culturales a través del arte reinventan la ciudad y la incorporan a su cultura urbana.

Perspectiva del reconocimiento social

El “dejar huella” o “transmitir el mensaje” es una responsabilidad ciudadana en la cual, desde el arte como su mejor forma de expresión, construyen la ciudad que defienden y valoran.

2. Implícitos ético-morales del ser ciudadano

Principio de justicia

Reconocen la “ley de la ciudad” como la ley del Estado, que es impuesta y muchas veces agresiva, pero anhelan una ley que los incluya, en una aproximación ética más particularista y dialógica en la que ellos también sean agentes de la ley.

Principios de equidad y solidaridad

Prima el principio de solidaridad como una clara respuesta a su tendencia al particularismo. Su responsabilidad tiene que ver más con percibir las necesidades del otro en su círculo cercano y en la ayuda de acuerdo con sus posibilidades reales e inmediatas.

Principio del respeto por la diferencia

Significa reconocimiento desde la autenticidad; expresarse al mundo público siendo siempre fiel a sí mismo, como miembro de una cultura urbana.

Valores y actitudes

Prevalecen sentimientos morales de compasión, rabia, impotencia al no poder disfrutar de oportunidades, así como el de solidaridad ante los habitantes de la ciudad que se encuentran en desventaja.

Resaltan los valores del respeto y la tolerancia como elementos fundamentales para la convivencia en la ciudad.

3. Perspectivas políticas del ser ciudadano

Perspectiva de lo público y de la política

Relacionan la perspectiva de lo público con el sentido de las prácticas políticas. El ejercicio de la política está asociado con el control de la comunidad y la participación en la construcción de marcos normativos.

Concepción de poder

Su concepción de poder se centra en la manipulación, la sumisión y el control. No están interesados en adquirir poder político, les interesa el poder económico como mecanismo para realizar sus proyectos en común; aspiran al poder de la voz como una forma artística de expresión contestataria ante el poder político del Estado.

Aproximación a la práctica política

Desde el cumplimiento del rol social (como raperos), en la transformación de la realidad social y desde su postura como jóvenes, asumen una nueva institucionalidad a través de su cultura y prácticas artísticas.

Sobre el ser ciudadano y el ejercicio ciudadano

En este aspecto se destacan cuatro aproximaciones de los jóvenes respecto al ser ciudadano, las cuales, en efecto, permiten una aproximación a sus concepciones de ciudadanía y a la forma en que la ejercen.

De tal manera, en primer lugar se destaca un alto sentido de la ciudadanía como pertenencia, haciendo referencia a la ciudad, a los espacios que la construyen y la habitan, así como a quienes la conforman. En términos de uno de los jóvenes hopper: “una ciudadanía nunca puede existir sin una ciudad de la cual se apropie, y una ciudad de la cual se apropie tiene que brindarle los espacios para que ella se sienta identificada con ésta”. Esa sensación de pertenencia se destaca también en la apropiación de espacios realizada a través de consumos culturales, los cuales resultan significativos desde el reconocimiento del sí mismo, así como en relación con los demás, bien sea marcando las diferencias (como expresión de su autenticidad) o bien conviviendo entre diferentes en los espacios urbanos: “Uno lo defiende haciendo notar esa diferencia, haciéndole sentir a la persona que no pertenece a eso, haciéndole sentir distinto, yo lo defendería así”. La defensa del espacio va más allá de la mera territorialidad, cobra un sentido de interacción ciudadana, de ejercicio de la ciudadanía.

Ahora bien, la aproximación que hacen hacia la ciudadanía multicultural guarda una estrecha relación con el reconocimiento que esperan la ciudad haga de ellos como jóvenes y como miembros de una cultura urbana: “Hace falta que tengan más en cuenta a los jóvenes para la participación, digamos, en la política; hace mucha falta que nos inculquen que es muy importante la ciudad, tener la conciencia de que todos somos ciudadanos y entre todos vamos a lograr […] yo no veo que haya como un espacio, que digan: los jóvenes van a hacer esto, van a montar un proyecto de tales, me parece que falta en esa parte”. Es esta una perspectiva interesante en el sentido de la educación religiosa y ciudadana, ya que plantea no solo la posibilidad, sino también la necesidad de un trabajo en conjunto entre individuos diversos en condiciones equitativas, de los jóvenes como actores significativos, de la unión de esfuerzos para alcanzar objetivos comunes. Por otra parte, los jóvenes pertenecientes a la cultura hip-hop