Fernando Sáez Carrión
Paseos y latidos
Primera edición: septiembre de 2018
© Grupo Editorial Insólitas
© Fernando Sáez Carrión
ISBN: 978-84-17467-37-1
ISBN Digital: 978-84-17467-38-8
Difundia Ediciones
Monte Esquinza, 37
28010 Madrid
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IMPRESO EN ESPAÑA – UNIÓN EUROPEA
Pronto tendremos
retozando entre nieblas
nuestros recuerdos
Vertientes
Todos somos poetas.
Algunos llevamos, de forma permanente, un libro bajo el brazo de páginas en blanco. De vez en cuando, sólo de vez en cuando, abrimos el libro y dejamos caer palabras, sentimientos, emociones, imágenes y recuerdos. Todo confluye en un hermoso río de versos, que baja, a veces impetuoso, siguiendo el cauce, siguiendo el destino, hacia las diferentes vertientes liberadoras.
Entonces, sólo entonces, nos ponemos elegantes galas y nos dejamos ver, humildemente, sin hacer ruido.
Vertientes
¿Dónde cayeron las vanas palabras?
¿Dónde dejaron sus últimas huellas?
¿Qué daño hicieron en almas sensatas?
¿Qué herida abrieron en mentes serenas?
Manos que aprietan pujantes sus palmas,
vientos que acercan con fuerza una estrella,
cálidos besos que vierten sus aguas
cerca del fuego que excita la hoguera.
Playas de mares crecientes con olas,
muros de húmedos musgos y cienos,
prados sedientos de mágicas notas.
Versos silentes surgidos del tiempo…
¡Gozos callados me inundan de aromas!
¡Cómo volvieron los gratos recuerdos!
Miedos
La luz tiene una soga
que pende en el vacío.
Como siento recelo,
jalo de ella y no veo
sino informes espectros,
vagando hacia otros sitios.
Reparación
Reedificar;
construyendo tolerantes las ruinas,
cada momento, al bornear la esquina.
Reconstruir;
evocando con ansia los recuerdos,
cada segundo, en el hogar del tiempo.
Restablecer;
reparando fielmente las heridas,
cada día, en las lindes de la vida.
Y recobrar la vetusta ladera.
Y rehacer la pasada bajeza.
Y reparar la remota vileza,
instante hecho estruendo entre camas pétreas.
Temblores
Desvestir el rostro
en la incertidumbre.
Desplegar los ojos
en el tenue apunte
de un leve destello.
Agitar los labios
en mudos silencios.
Accionar las manos
en un mar de gestos
multiplicadores.
¡Qué temblor ciclópeo
en cuerpos combados!
Huidas y venidas
Lastrado de ideales y quimeras
tomé la senda plana de la huida,
cerré con grandes presas mis esferas,
cubrí con cementeras las rendijas.
Hallé con alborozo mis querencias,
busqué el objeto lene de mi ensueño,
junté los labios prietos con urgencias,
gocé las fantasías de aquel templo.
Aquella ave azur de mi talento
comió las migas duras del camino,
borró el indicio aliado del regreso.
A veces palpo a oscuras, afligido,
el último vestigio, y si lo tengo,
quizás...¡no sé por qué no me decido!
Manos sin rumbo
Soy manos que se asoman al vacío,
que acechan con vehemencia un viento frío
en sábanas plegadas,
surcando el mar benigno del recuerdo,
brindando a la certeza del encuentro,
promesas regaladas.
Los sones de las sombras me traen sólo,
el brillo de un atisbo venturoso
de ríos que se fueron,
huyendo de su cauce y de su lecho
(fulgor que sangra ajeno de mi pecho)
hacia otros derroteros.
Principio y fin
Principio…
Colores febriles; formas intrigantes.
Vanita, bodegón; bronces ancestrales.
Naturaleza muerta; sombras mitológicas.
Cráneos moralizantes…
Teorías cosmogónicas…
En negros agujeros existenciales,
el primitivo engendro de las dos almas,
se manifiesta fluctuante con su farsa.
Nada corresponde, todo es universo.
...Fin.
Partida
Cuando perdida la partida postrera,
caiga la última pieza del tablero
y la guadaña sangrante
corte la lívida cuerda,
sobrevendrán las tinieblas
remontando los abismos del silencio.
(Entonces el Sol recorrerá su sendero,
como siempre, las aves colmarán las ramas,
los eventos se sucederán
y se embravecerán los vientos)
...La carne se labrará suelo,
asfalto, sillar o ápice de nada.
Sin papeles
Apartado
entre paños y fardos,
recubierto
de mugrientos pingajos,
Sinpapeles persiste
inamovible,
sobre pasos aciagos.
Y la calle prosigue
`por encima del puente.
Respirando
el vacío mediato,
polvo inmundo de seres
trajeados y vanos,
Sinpapeles persiste,
inamovible,
cuando todo se acerca,
mientras nada persigue.
Sin querencias ocultas.
Sinpapeles persiste,
inamovible,
como cerne sumido
en las entrañas de un árbol.
El fraile y las hormigas
Vocifera el piadoso fraile su alarido,
cerca del simple y plácido hormiguero,
rezos sentidos, cánticos excelsos,
hechos de cielo, gloria y regocijo.
Surgen del hoyo múltiples antenas,
captan alegres, músicas gloriosas,
salen, incautas, todas presurosas,
brindando aplausos, vítores y ofrendas.
¡Cándidas, puras, pánfilas borregas!
Llega el bendito fraile en un momento,
deja los rezos, chafa con fiereza…
...Yacen tendidas, víctimas del hecho.
Fraile y hormigas ya no lisonjean:
uno a sus preces, otras al barreno.
Lo que tú eras
Eras manantial de firmes promesas
y eterna ternura
y recia nobleza.
Luz de luna.
Eras pedregal poblado de soles,
reseco y vacío
de nubes y brotes.
Yermo estío.
Eras vendaval que sopla porfiado,
que arrastra recuerdos
y adioses y pasos.
Viento inquieto.
Eras altavoz de lúcidas bulas,
silentes respuestas,
licencias y dudas.
Grito y pena.
Eras un poema errante,
verso amargo.
Soplos de aire
Tras los cristales
sus labios se encaraman
para trazar mi nombre
con dichosos acordes.
Sin grandes voces,
tan sólo soplos de aire,
(o más bien sueños)
como un beso pensado
que se haya abrasado
en la hoguera del tiempo.
Se atrofió aquel momento
dentro de crueles vidrios,
(diáfanos e insondables)
quedando quietos
miles de instantes.
¡Qué mudables los vientos!
Es verdad
Es verdad,
que la vida son hojas perdidas
caídas de sombras agradables;
que las olas del mar indomable,
sucumben benignas en la orilla.
Es verdad.
Es verdad,
que el otoño persigue al verano,
que todo verdor se entristece
y que el joven jamás encomiende,
que atienda su acervo ningún banco.
Es verdad.
La verdad es la arena en el gesto.
Y a veces la flor en el recuerdo.
Es, también, verdad.
Yo sé de un himno
Yo sé de un himno funesto y extraño,
que entonan brujas, titanes y dioses,
habla de madres eternas y amores,
de bosques, mares y mágicos prados.
De hazañas, guerras, traiciones mordaces,
de burlas, fangos, masacres atroces,
ansias, orgullos, certezas, furores,
de siglos, lustros, jornadas, instantes…
Recorre, trágico, cunetas y simas.
Camina raudo por vértebras verdes.
Inunda húmedos valles y cimas.
¿No temen nada sus pávidas músicas?
¿No ocultan rápido letras aviesas?
¿No hablan nunca de paz y ventura?
Trasiegos
Se me vacía el alma,
de promesas, aves de piar ingenuo,
de semblantes, rostros de afectos yermos
y paisajes, sueños, quimeras gratas.
Se me recubre el alma,
de abundantes nubes amargas, nimbos
de recuerdos, cirros de pena y brillo,
sostenidas, firmes al fin, nostalgias.
Viuda negra
Tejí una tela de araña
con hilos de tenue seda.
Trabé palabras ajadas,
colgué gentiles sonatas
vestidas de luna llena.
Puse butacas doradas
junto a la cálida hoguera.
Clamé intranquilo con voces,
vestido de nobles ropas.
Regué con ricas lociones,
abrí batientes y goznes
armados de polvo y sombras.
Llegó colmada de mimos
mostrando sus lacras rojas.
Soltó, fogosa, sus hilos,
lió mi cuerpo en su nicho
clavando sus labios rosas…
Enredos de viuda negra…
¡Yo cazador, fui su presa!
Aires rotos
El aire ha roto sus alas,
se apelmaza entre rastrojos,
se acomoda y se desliza
por tubos hartos de trampas.
Se acompasa entre los cascos
de un caballo que campea
por agros, lomas y jaras.
Se encajona en la estrechura,
se apacigua y se remansa
en grietas, huecos y marras.
Se comprime y se proyecta
entre nieblas de impotencia,
buscando bultos en calma.