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¡Sácale el jugo a la vida!


Copyright © 2018 - Diana Álvarez • Taller del Éxito, Inc.


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Telefono: 954-846-9494


Traducción y corrección de estilo: Nancy Camargo Cáceres

Diagramación: Carla Bórquez Carrillo y Diego Cruz

Diseño de carátula: Diego Cruz


ISBN: 9781607385172


05201811-10

Table of Contents
Reconocimientos
Prefacio
Prólogo
Introducción
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Epílogo
Libros que me inspiraron

Reconocimientos

Expreso mi más amoroso y
sincero reconocimiento a:

Camilo Cruz, por haber confiado en mi obra, por tu compromiso, atención y disposición a ayudarme con cada duda y cada impulso que necesitaba.

Juan Ignacio Velásquez, por estar junto a mí en cada paso que doy en este camino, por tu generoso apoyo y tu emotiva respuesta al primer borrador que presenté, por la paciencia, amor y estímulo que das a cada proyecto que emprendo.

Sara, por tu infinito amor, por ser una gran compañera de vida, y por inspirarme cada día más.

Mi familia, por el amor; mis papás, porque son grandes maestros; los abuelos, por compartir tantos momentos maravillosos; mis hermanos, que siempre tienen una frase de apoyo y cariño para mí; mis sobrinos grandes y chicos, que me hacen ver la vida llena de encanto.

A todas las personas que han contribuido en mi experiencia de crecimiento personal, por acompañarme a transitar este camino y por enseñarme a ver el mundo con otros ojos: Luis Carlos Barbotto, Ximena Duque V, Mary Cardona, Papá Jaime, María Elvira Pombo, Nicolás y Carolina Bahamón, Paola Hartman, Diego Parra, William Sánchez y a todos aquellos que caminan conmigo.

A cada persona que comparte en el Diario de Diana sus conocimientos, su amor y su mensaje positivo para cumplir la gran misión de tocar corazones.

A los amigos, que siempre han creído en mí y estuvieron siempre pendientes de la publicación de este libro, los que siempre tienen su mano extendida para mí.

A los televidentes del programa, que siempre reciben con tanta apertura y cariño cada emisión que llega a cualquier rincón del mundo.

A mi equipo de colaboradores, que hace cada cosa con entrega y disposición.

A cada una de las personas que hicieron posible la revisión, edición, diagramación, impresión, mercadeo de mi obra.

A ti, que tienes este libro en tus manos, por creer en mí y en el mensaje que te regalo.

Prefacio

Aunque algunas veces me veas llorando o con un poco de angustia, te aseguro que ¡soy muy feliz!

Recién terminé este libro y muchas veces siento nostalgia por la ausencia de mi abuelo, quien partió hace poco hacia otra dimensión, pero en medio de las lágrimas, su recuerdo y sus enseñanzas me regalan una sonrisa interior que me reafirma que soy feliz.

¿Y es que quién dijo que ser feliz va en contravía de la tristeza, la rabia o el silencio, entre muchas otras emociones que se derivan del miedo?

La verdadera felicidad es un estado que no se puede alejar del “sentir”, pues somos seres emocionales; la clave está en saber manejar esas emociones que nos apabullan día a día por la vida familiar, las dificultades económicas, los problemas de los hijos —que las madres, por lo general, sobredimensionamos—, los conflictos con la pareja o el estrés laboral.

Lo que hagamos con nuestros sentimientos es determinante; ahí es donde radica la diferencia entre vivir plenos y vivir solo momentos de efervescencia que luego nos riegan de espuma nuestros mejores vestidos.

¡Cuidado! Algunos están vendiendo una felicidad falsa, de sonrisas permanentes, la de las redes sociales, por ejemplo, con fotos incómodas y posudas que venden brillo de oro golfi y falsas alegrías.

La FELICIDAD no se mide en los “likes” que recibamos de las fotos que publiquemos. Dudo de la felicidad que pregonan quienes suben a diario imágenes que sugieren vacaciones lujosas y fiestas de los mismos con los mismas.

Y lo preocupante es que esos “likes” de las redes sociales dizque activan circuitos neuronales ¡como los que activa el chocolate! O por lo menos, eso están diciendo en una universidad en California. Será mejor romper la dieta cerebral y no privarme de un buen dulce de cacao.

La felicidad no es un producto, pero nos la están publicitando como tal, en empaques finos y con promociones incluidas, tratando de eclipsar la realidad de quienes nos levantamos a diario con la cara desmaquillada, el pelo enredado y con urgencia de un vaso de agua, más si no nos levantamos solas. Soy una mujer real, con obligaciones y sueños, pero con la bendita oportunidad de decidir, pues para eso soy libre.

Te repito: la clave de la verdadera felicidad está en manejar las emociones, sin olvidar que después de la reacción de cada suceso surge una consecuencia que, mal resuelta, empeoraría las circunstancias y, por añadidura, el mal humor. Por eso, quiero que te hagas estas preguntas cuando algo que no te agrada suceda: ¿para qué estoy viviendo esto? ¿Para qué la vida me lo está presentando en mi camino? ¿Qué es lo que necesito aprender? Ayudará a soltar un poco y a comprender mejor ese mal momento.

Así seas católico, musulmán o judío, hazle caso a Buda cuando afirma que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.

Por lo general, enfrentar una situación dolorosa nos lleva a algo negativo (la queja se ha convertido en costumbre para muchos). Insisto, no se trata de ser positivo todo el día, ni de aparentar de dientes para afuera que todo está bien; los que sí se pueden cambiar son los pensamientos, seleccionarlos y hacer declaraciones que más adelante nos ayudarán; todo esto sirve. Un pensamiento es fuerte y potente, ayuda a cambiar la realidad. Sin embargo, lograrlo requiere de entrenamiento diario y constante; tenemos que acostumbrarnos a tener buenos pensamientos.

Cuando hay cuestionamiento, cuando se quiere sanar, perdonar o entender que las cosas que pasan a nuestro alrededor tienen una razón, se empieza a tomar conciencia. Y entre más conciencia, mejor manejo de las emociones y, por carambola, felicidad real. Todos los seres humanos podemos avanzar y podemos hacer de nuestra vida algo placentero.

Extraño a mi abuelo y a veces siento miedo, rabia, frustración, pero por ello no dejaré de celebrar la vida; todo lo contrario, agradezco haberlo tenido tanto tiempo para seguir su buen ejemplo.

Hay que agradecer por todo lo que se tiene, cada mañana al abrir los ojos, por el simple hecho de tener vida y la oportunidad de comenzar un nuevo día.

La gratitud definitivamente es la herramienta que lleva a recorrer el camino de la felicidad. Y por supuesto, hay que vivir el ahora, para sacarle el verdadero jugo a la vida.

Eso sí, a pesar de que hay muchas alternativas como visitar a un buen coach, irse de retiro espiritual, hacer terapias alternativas, leer un buen libro que alimente tu espiritualidad, si no se tiene la decisión y la iniciativa de cambiar y transformar la vida, nada será efectivo.

Ser feliz es una decisión personal, e intransferible. ¡Ah! y ya que entramos en confianza mira mi diario, el Diario de Diana, en www.youtube.com/diariodedianatv que, aunque tú no lo creas, también existen programas con contenido para alimentar la FELICIDAD.

Prólogo

En el siglo primero, antes de la Era Cristiana, Horacio, el gran poeta romano, acuñó la expresión Carpe Diem, que ha sido traducida al español como “aprovecha el día”, “no te fíes del mañana” o “vive cada momento de tu vida como si fuese el último”. Supongo que si Horacio hubiese vivido en esta época, es muy posible que hubiera optado por una expresión como la que Diana escogió como título para su obra:

¡Sácale el jugo a la vida!

Más allá de ser un llamado a aprovechar el momento, el título de este libro representa una filosofía de vida. Es un grito de guerra que reta a los lectores a vivir cada día al máximo, a entender que el pasado ya pasó y no hay nada que hacer para cambiarlo; el futuro es aún una posibilidad incierta y lo único indiscutible es el presente, ese instante que cada uno tiene frente a sí, ese momento efímero para construir el futuro o dejarlo pasar sin haber hecho nada con él.

Es innegable que muchos desperdician gran parte del tiempo viviendo en el pasado, cavilando acerca de lo que debieron haber hecho y no hicieron, reviviendo una y otra vez las caídas que sufrieron o las decepciones que tuvieron. Y además, derrochan su tiempo preocupados con las incertidumbres del futuro, con lo que les traerá el mañana, anticipando derrotas y frustraciones que ni siquiera han ocurrido. Y mientras tanto, permiten que este obsequio que les ha hecho la vida, el presente, les pase de largo sin aprovecharlo.

Antes de que Diana comenzara a escribir ¡Sácale jugo a la vida! sostuvimos una larga conversación en la que ella manifestaba su deseo de ejercer una mayor influencia en la vida de otras personas —aunque ya lo hacía a través de su programa de televisión, llevando un mensaje de entusiasmo, superación y esperanza a millones de televidentes en más de veinte países—. Fue entonces cuando nació la idea de escribir un libro el cual resumiera los principios de éxito que su propia experiencia le ha ido enseñando sobre cómo disfrutar de una vida plena, logrando mantener equilibrio entre las metas profesionales, familiares y personales —meta que, sin duda, todos queremos lograr.

Estoy convencido, a nadie le atrae la idea: la vida es hacer lo mejor que se pueda para sobrevivir; no todos logran triunfar, la realidad es que unos nacen con buena estrella y otros nacen estrellados; nada es completo en la vida y aceptar que no hay nada que hacer cuando se trata de cambiar las circunstancias que les rodean.

Al contrario, todos queremos sacarle el jugo a la vida, descubrir nuestro verdadero potencial, salir tras cada uno de nuestros sueños con la certeza de saber que contamos con los talentos y habilidades para hacer realidad cualquier sueño.

Por supuesto, que esta manera de pensar te reta a reprogramar tu mente; demanda que aprendas a ver tus posibilidades y no tus problemas. Exige te concentres en tus fortalezas y no en tus debilidades. Te insta a que te mantengas enfocado en tus metas y no en las miles de excusas que, de no tener cuidado, terminarán por robarte uno a uno tus sueños.

Esta reprogramación es la que Diana te invita a hacer a lo largo de cada capítulo de su libro, ilustrando un principio de éxito, exponiendo cuales son las consecuencias positivas de aplicarlo y ofreciéndote unas estrategias de acción para empezar a aplicarlo en tu vida hasta lograr convertirlo en un hábito.

Si estás dispuesto a aceptar este desafío, pues te invito a que disfrutes de un libro que te retará a descubrir la mejor versión de ti mismo. Muchos éxitos y ahora solo resta que comiences a sacarle el jugo a tu vida.

Dr. Camilo Cruz

Introducción

Ser feliz es una decisión,
no una obligación

Nadie puede ser feliz por ti, ni tener éxito por ti o vivir una vida plena por ti. Es más, absolutamente nadie tiene, ni tendrá jamás, la potestad para obligarte a ser feliz y tener éxito, si tú no quieres. Si deseas triunfar en los negocios o en cualquier otra área de la vida, necesitas entender que ser feliz es una decisión que solo tú debes tomar, pues nadie la tomará por ti.

Y si estas afirmaciones te parecen algo extremas, la siguiente te hará ir de espaldas: ¡No estás obligado a ser feliz, si no lo deseas! Si prefieres vivir una vida infeliz, mediocre y poco productiva, estás en tu derecho de hacerlo. En síntesis, ¡ser feliz es una decisión, no una obligación! Y lo que en realidad debes plantearte es: ¿quieres ser feliz? ¿Te entusiasma la idea de triunfar y lograr tus metas? ¿Estás dispuesto a hacer lo que sea para realizar tus sueños? Si la respuesta es sí, este libro es para ti. Así que empecemos.

Con tu permiso, quiero comenzar con dos de esas verdades que, aunque quisiéramos, no podríamos cuestionar. La primera es que en esta tierra no existen vidas perfectas; la segunda es que lo único seguro que hay en la vida es la muerte.

Entonces, con las cartas ya sobre la mesa, tú y yo solo tenemos una única opción, jugar el juego de la vida, pues el otro ya lo perdimos desde que nacimos.

Como verás, escribí este libro con la intención de ser directa, práctica y sobre todo sincera porque no quiero que perdamos tiempo, pues la felicidad no da espera. Si buscas una vida perfecta, tal vez te equivocaste al elegir esta lectura, ya que ella te dará solo unas bases para alcanzar esa utopía. Pero si de verdad sientes el deseo de cambiar tu mundo y tu entorno de manera positiva, ¡adelante! Esto es lo que estabas esperando.

Seamos claros: no creas que tú sí conoces a alguien cuya vida es perfecta. Ni el más rico de los ricos, ni tu estrella favorita del cine, ni el rockstar que sigues en las redes sociales, ni el mejor jugador de fútbol del mundo, ni tu vecina a la que quizás envidias, ninguno de ellos ha logrado construir una vida perfecta. Más allá de la felicidad y la abundancia, todos tenemos días tristes, difíciles, dolorosos; todos perdemos seres queridos, tenemos dificultades económicas, sufrimos desengaños amorosos y afrontamos situaciones que nos hacen casi desfallecer.

Sin embargo, sí, sí y sí existen muchas personas felices en el mundo y seguro algunas de las que te acabo de enumerar también lo son, pero me arriesgaría a decir que tú no lo eres del todo y que por eso estás leyendo este libro, buscando respuestas y fórmulas mágicas para pasarla bien en este largo y a la vez corto camino, aun a pesar de tus posibles tristes historias y “tragedias” del pasado.

Pero como no me gusta hacer suposiciones, te diré una verdad que he comprobado a lo largo de mi existencia
—pues yo también tengo tristes historias y aprendizajes del pasado— la cual quiero transmitirte con toda sinceridad; y mejor aún, me encantaría contagiarte de ella: la felicidad es una decisión, no una obligación.

Hace algunos años, yo pensaba que disfrutaba de una vida perfecta. Fue durante una época en que vivía con mi hija —que iniciaba su etapa de adolescencia—. Tenía mi propio programa de televisión y no afrontaba ninguna clase de problemas económicos. ¡Ah! Y me regodeaba diciendo que no necesitaba enamorarme de nadie, que eso del amor en pareja no era importante, ni fundamental en mi vida —y como ya había tenido experiencias difíciles, ese era mi mecanismo de defensa para autoconvencerme de que sola estaba feliz. ¿Sería cierto?

Una mañana, antes de salir a trabajar, mientras preparaba un delicioso jugo con mi mamá, que estaba visitándome, recibí una llamada de alguien del canal de televisión en el que se emitía mi programa.

De repente, me quedé muda, el vaso de jugo se me cayó al piso y estalló en mil pedazos. Mi madre me miraba atónita tratando de entender qué me estaban diciendo al otro lado de la línea.

¿Que qué me dijeron? Ya te lo podrás imaginar: ¡Querían cerrar mi programa!

“Va a salir mucha gente, pero a vos es seguro que ¡te sacan!”, me dijo un colega del canal.

Sentí impotencia y ganas de llorar; y al igual que el vaso, todo se vino abajo. Las manos y las piernas me flaquearon. Me sentí aturdida y no escuchaba bien a mi madre que me miraba con terror y me preguntaba una y otra vez: “¿Qué te pasó? ¿Qué te dijeron?”

En cuestión de segundos, en medio de la desilusión, la rabia y un montón de sentimientos encontrados, una y otra cosa pasaron por mi cabeza: la cuota del apartamento, el colegio de mi hija, obligaciones y más obligaciones. Ni siquiera se me ocurrió pensar que de pronto mi mamá se hubiera cortado con los vidrios —o yo misma.

¿Te das cuenta? Cuando nos sucede algo que llamamos “malo” empezamos a crear acontecimientos en nuestra cabeza que ni siquiera sabemos si llegarán a darse; estamos siempre pensando en el futuro, en las responsabilidades, en el miedo a no tener, a perder algo o a alguien.

Ya hoy me río de ese día, de mi reacción, de haber pensado que el mundo se había acabado para mí. Es más, no sabes hoy cuánto agradezco que eso haya pasado. Créeme, no estoy siendo irónica; cuando aprendemos a ser felices, esos que llamamos “problemas” resultan ser “regalos” que nos ayudan a crecer en el camino.

En este libro te daré muchos ejemplos de situaciones que, por su sencillez, crees que no afectan tu vida, pero si te detienes unos instantes a analizarlas, verás, muchas veces tú mismo/a eres quien saboteas tu felicidad.

Por esta razón, es crucial aprender: hay contratiempos que vienen disfrazados de otros nombres —pero ya llegaremos allá a su debido momento.

De manera que, si sientes que has fracasado, que la soledad será tu compañera permanente, que la vida no te brinda oportunidades como a otras personas, que no vale la pena disfrutar lo poco o mucho que posees, lee despacio cada una de estas páginas que tienes en tus manos, concentrado siempre en el aquí y el ahora.

Capítulo uno


Vive aquí y ahora

“No puedes hacer nada para cambiar
tu pasado y el futuro nunca vendrá
tal cual lo planeaste o esperarte verlo.
El momento es ahora y aquí.
Quédate en el presente”.

—Dan Millman