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Autoempleado

Copyright © 2018 - Taller del Éxito - Joel Comm y John Rampton

Titulo ingles: Self-Employed: 50 signs that you might be an entrepeneur.

“Original English language edition published by Morgan James Publishing.

Copyright © 2017 by Joel Comm and John Rampton.


Spanish-language edition copyright © Taller del éxito. All rights reserved”

Copyright © 2018 Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida por ninguna forma o medio, incluyendo: fotocopiado, grabación o cualquier otro método electrónico o mecánico, sin la autorización previa por escrito del autor o editor, excepto en el caso de breves reseñas utilizadas en críticas literarias y ciertos usos no comerciales dispuestos por la Ley de Derechos de Autor.

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Publicado por:

Taller del Éxito, Inc.

1669 N.W. 144 Terrace, Suite 210

Sunrise, Florida 33323

Estados Unidos

www.tallerdelexito.com


Editorial dedicada a la difusión de libros y audiolibros de desarrollo

y crecimiento personal, liderazgo y motivación.


Corrección de estilo: Nancy Camargo

Diagramación: Carla Bórquez Carrillo

Diseño de carátula: Diego Cruz


978-1607385455

05-201905

Contenido

Prólogo

Introducción

Parte 1

El trasfondo

Creciste junto a
emprendedores

Eres desertor escolar

Te despidieron

Nadie te quiere contratar…
y ese hecho te favorece

Tuviste un puesto de limonada y trataste de vender los derechos
de franquicia

Parte 2

Las personas a tu
alrededor

Antepones tu negocio
a tu familia

Y tu familia te apoya de
todas formas

Te agradan quienes te rodean y tú les agradas a ellos

Tu amigo imaginario es
Steve Jobs

Tu idea de un encuentro amigable es pasarte una hora en Twitter

Prosperas trabajando
en grupo

Eliges tu núcleo de gente
con cuidado

Hay quienes piensan
que estás loco

Tu compañero de vida te entiende muy bien

Parte 3

La personalidad

Tienes carisma

Sabes que muchas veces es necesario cambiar las normas

Tienes opiniones y
no temes expresarlas

Cambias de opinión con la misma frecuencia que el mundo
cambia la suya

Crees en ti mismo

Tu pasión es contagiosa

Piensas que la respuesta adecuada a una orden es una pregunta

Solo sientes seguridad laboral cuando tú eres el jefe

Quieres ser el capitán,
no el almirante

No puedes lanzar una piedra sin golpear una oportunidad

Tomas pruebas de personalidad y te preguntas cómo monetizarlas

Obvias los problemas y
buscas soluciones

Conoces la diferencia entre una idea y un producto

Siempre llegas a la meta
así tengas que arrastrarte
para llegar

No crees solamente en
la vida real

Parte 4

El proceso

Crees que “no” significa
“no por ahora”

Sabes lo que están haciendo todos los demás

Aceptas dinero y otros elementos de valor

Tienes la mirada puesta
en el premio

Escuchas: “Yo también”
y piensas: “No voy a
participar de esto”

Puedes hacer tres cosas imposibles al mismo tiempo

Haces tu tarea

Parte 5

Las metas

Quieres agitar
el estado de las cosas

Vives por el sueño

Quieres ganar,
pero no temes perder

Tu traje es una camiseta y tu etiqueta favorita es un logo

Te encantan los días festivos porque te sirven para adelantar algo de trabajo

Trabajas más horas que un médico y ganas menos por hora que un cocinero de hamburguesas

Solo hablas un idioma:
el de los negocios

Juzgas los café internet por su señal inalámbrica y por sus puntos de electricidad

Prefieres tener una oficina en lugar de una habitación extra

Prefieres tener una oficina en lugar de una habitación extra

Tienes una aplicación
para todo

Entiendes que el tiempo es más valioso que el dinero

No piensas en hacerlo.
Ya lo estás haciendo

Acerca de los autores

Prólogo

Para algunos soñadores, la decisión de iniciar su negocio propio les ha resultado fácil, puesto que siempre han sabido que tienen un espíritu emprendedor, así que comenzaron desde temprano, no tardaron en triunfar y nunca miraron atrás.

Sin embargo, para otros, decidirse a incursionar en el mundo de los negocios ha sido mucho más difícil, ya que cuentan con el respaldo de empleos que, hasta cierto punto, son satisfactorios y bien remunerados. Además, tienen familias que sostener. Están contentos... pero aunque lo estén, ellos saben que deberían estar trabajando en ese proyecto de desarrollar aquel gran producto que tienen en mente y del que están tan seguros de que, sin lugar a dudas, tendría mucho éxito.

Y cuando su invención tenga éxito, también saben que estarían en capacidad de hacer todo lo que siempre han soñado: vivir según sus propias condiciones, desarrollar una empresa gigantesca y establecer y alcanzar sus propias metas. Lo único que necesitan hacer es reunir el valor que se requiere para dar ese primer paso.

No es fácil. Para ser un emprendedor hay que ser alguien especial. Es por eso que la mayoría de la gente no se decide a tomar esa enorme decisión. Como Joel Comm y John Rampton lo indican en este libro, casi dos tercios de las personas que se encuentran en el rango de sus veinte años de edad dicen que quieren dirigir su propia empresa, pero en la práctica, quizá solo una de 10 lo hace realidad. Todas las demás, trabajan para ese 10%.

Por ese motivo, durante los episodios de Shark Tank, siempre que algún empresario entraba al escenario, yo evaluaba su producto y sus probabilidades de éxito, pero además, era inevitable sentir gran admiración por cada uno de ellos. Ya fuera que se marcharán con un trato o no, se ganaban mi respeto, pues no solo tenían una idea, sino que también estaban dando los pasos para hacerla realidad. Planeaban el producto, hacían la investigación y preparaban su presentación. Eso es tener esfuerzo y determinación, y estas dos cualidades son vitales.

Pero antes de prepararse para algo así, habían hecho algo que es mucho más importante: se miraron a sí mismos y decidieron que, en efecto, eran emprendedores. Eran desarrolladores de negocios. Tomaron la determinación de ser el jefe. Establecerían el rumbo y harían realidad su visión.

Eso es de valientes y es admirable... y suele ser un salto de fe, porque los únicos que saben lo que se necesita para ser un emprendedor son aquellos que han logrado serlo.

Ni siquiera los empleados que se contratan al comienzo de cada proyecto entienden lo que se necesita para desarrollar esa empresa. Ellos llegan después de la financiación, la presentación de propuestas y las lluvias de ideas. Viven con el crecimiento de la compañía, pero no ven la preocupación, ni las adversidades, ni el desarrollo de las redes de contactos que son parte esencial de la vida de cualquier emprendedor.

Joel Comm y John Rampton son emprendedores de éxito. Los dos han creado empresas, las han visto crecer, caer y resurgir, y las han vendido por millones. Pero además, han pasado los últimos años ayudando a otros emprendedores a hacer realidad sus sueños. Ellos son desarrolladores de negocios y también crean redes de contactos con otros desarrolladores de negocios.

A lo largo de esta lectura, Joel y John exponen sobre las 50 características que ellos consideran necesarias para desarrollar una empresa exitosa. Miran de dónde vienen los emprendedores y cómo viven. Examinan quiénes son y cómo trabajan. Explican lo que hacen y, a medida que describen cómo es la vida y la personalidad de un emprendedor, les muestran a sus lectores lo que se necesita para convertir una idea en una empresa y un sueño de emprendimiento en toda una nueva vida.

Todo esto que ellos proponen es lo más cercano que llegarás a tener para entender lo que significa ser un emprendedor.

La decisión de independizarte tiende a ser aterradora. Debería serlo. Crear tu propia compañía requerirá paciencia, sacrificio, determinación, garra, el apoyo de amigos y familiares y, desde luego, fondos. Y todo esto, lo necesitarás desde antes de que comiences a discutir la idea.

Comienza aquí. Aprende lo que se requiere para ser un desarrollador de empresas, un emprendedor y un trabajador independiente. Luego, prepárate para tomar la decisión más trascendental de tu vida.

Kevin Harrington

Shark (tiburón) original del programa de televisión
Shark Tank

Introducción

Los emprendedores son un grupo de personas único y a la vez diverso. Todos piensan de manera diferente, actúan de manera diferente y obtienen sus logros de manera diferente.

No se sienten conformes devengando un salario, así este sea alto. Tampoco están satisfechos con ascensos laborales constantes, ni con una responsabilidad mayor. No les es suficiente el hecho de hacerse cargo de un proyecto y llevarlo a cabo hasta obtener una conclusión exitosa.

Nunca se sentirán felices mientras tengan que trabajar para otros, seguir instrucciones, buscar aprobación, reportar resultados y conformarse con entender otras visiones y no la suya propia.

Ellos lo quieren todo.

Quieren ser quienes tengan la idea, quienes creen la organización. Desean contratar al personal clave, establecer las metas, supervisar el diseño, determinar la estrategia de mercadeo y planear el crecimiento empresarial. Y cuando todo termine, cuando el producto sea una realidad tangible y los clientes estén felices, también quieren poder tomar asiento y decir: “¡Lo logré!”

Pero ellos no son los únicos. A muchos les gustaría decir eso mismo. Según los resultados de una investigación realizada por la Escuela de Negocios de la Universidad de Phoenix en 2014, la mitad de todos los adultos trabajadores en Estados Unidos ya tiene su propio negocio o quisiera tenerlo algún día. Ese ánimo parece ser más fuerte entre los jóvenes. Sin embargo, un estudio adelantado por Easy Life, también en 2014, indicó que una gran cantidad de nuevos emprendedores durante los últimos 10 años es mayor de 50 años y que uno de cada tres está en el rango de los 55 a los 64 años de edad. Otras encuestas han dicho que el número de emprendedores en potencia entre los 20 y 30 años es tan alto como el 63%.

Pero esto no siempre es así. De hecho, en cualquier momento, solo uno de cada 10 estadounidenses tiene su propio negocio y se ocupa en él de tiempo completo. El resto de la población trabajadora sigue devengando un salario y trabajando para un emprendedor.

Las razones que hay en cuanto al vacío existente entre el deseo de seguir su propio camino y procurar hacer realidad ese deseo son claras para cualquiera que haya seguido el proceso de constituir, invertir, contratar y comercializar en aras de construir su negocio propio.

¡Es difícil convertir en realidad la idea de ser empresario!

Se requiere de valor, compromiso y determinación. Implica conocimiento, talento y conexiones. Se necesita tomar decisiones audaces y tener la capacidad de rebotar cuando esas decisiones resulten inadecuadas. Obtener los resultados deseados podría tomar mucho, pero mucho tiempo.

Todos tenemos muy buenas ideas. Todos hemos visto los que parecen ser vacíos en el mercado; todos hemos pensado en productos que le agradarían al público y hemos querido que alguien nos preste cierta clase de servicio en particular y hasta hemos pensado: “Bueno, ¿y yo por qué no me dedico a hacer esto?”

Pero esa es la parte fácil. En cualquier viaje de emprendimiento, esa idea inicial tiende a parecer el punto más importante del negocio, pero lo cierto es que ese momento en que se tiene una idea emocionante es el que menos tiempo y esfuerzo exige. Desde antes de comenzar el día, mucho emprendedores suelen tener una docena de ideas de miles de millones de dólares.

Sin embargo, no basta con que un emprendedor sea un pensador original. También debe ser un realizador imparable, estar en capacidad de encontrar personal, emplearlo y motivarlo; necesita lograr recaudar los fondos necesarios para llevar a cabo su proyecto; debe estar dispuesto a arriesgar el dinero que encuentre y dedicar todas sus horas, mañanas, tardes, noches, fines de semana, así como los días festivos necesarios para hacer que la visión que él tiene en su cabeza se convierta en un producto concreto al alcance de los consumidores y que ellos puedan verlo, usarlo y disfrutarlo.

La idea inicial es apenas la inspiración que constituye el 1% del éxito de toda empresa; el 99% restante es sudor y organización. No hay duda de que, en todo emprendimiento de éxito, hay mucho de estos dos aspectos.

No existe mayor desafío que el de crear y dirigir tu propia empresa. Ni tampoco existe mayor satisfacción para un empresario.

Pero esto no es para todos. Es para quienes nacieron para hacerlo y lo único que anhelan es dirigir su propia empresa, no solo hablar de ella o decir que quieren tenerla, sino que en realidad sienten ese impulso incontrolable de hacer que suceda y que, en su momento, aceptan ir tras ese deseo y explotarlo.

De eso se trata este libro: de lo que se necesita para ser un emprendedor; de la pasión que obliga a los emprendedores a idear uno y otro plan de negocios; de la determinación que los lleva a preparar el lanzamiento de otro producto; de los patrones de comportamiento que ellos siguen y de los sacrificios que hacen para alcanzar sus metas.

Lo escribimos porque los dos conocemos a muchos empresarios y a muchos soñadores que quisieran serlo. Los vemos en las conferencias de negocios que presentamos; conversamos con ellos sobre sus planes y escuchamos preguntas de campo de amigos y familiares que están considerando iniciar sus propias empresas. Todos ellos, no solo buscan consejos prácticos, ni solo se preguntan qué deben hacer para crear su propia firma, sino que también se hacen una segunda pregunta que no expresan: “¿Es esto para mí? ¿Soy de verdad un emprendedor? ¿O terminaré abrumado, luchando e inclinándome a volver al entorno laboral?”

Todos lo hemos visto suceder. Todos conocemos soñadores que anhelan dirigir su propia empresa, pero que, no solo nunca lo hacen, sino que tampoco estarían felices si lo hicieran. Lo que sí los haría felices sería tener un empleo diferente al que ya tienen, tal vez en una compañía más pequeña o hacer un cambio de ocupación. Pero la presión de ser sus propios jefes no es para ellos.

Y también hemos visto gente que tal vez no fue buena estudiando o que tuvo dificultades en su lugar de trabajo y comenzó a intentar hacer empresa en el garaje de su casa, solo durante su tiempo libre e insistiendo en que esta sería una actividad temporal y, sin embargo, les fue tan bien que terminaron renunciando a su empleo regular. Y sin que nadie lo pensara, muchos terminaron dirigiendo una compañía creciente que ahora están a punto de vender por una inmensa cantidad de dinero.

Muchos conocemos a esas personas… porque nosotros somos esas personas.

Nosotros dos somos emprendedores. Ambos hemos creado empresas y las hemos desarrollado al punto de que han llegado a ser tan exitosas que terminamos vendiéndolas por millones de dólares. Sabemos lo que es contratar, desarrollar, producir, lanzar, comercializar y crecer. Los dos hemos tenido grandes ideas, las hemos visto florecer y también hemos visto a algunas desmoronarse cuando, después de todo, resultaron no ser tan buenas. Además, hemos cometido muchos errores y aprendimos de ellos; nos hemos preguntado si deberíamos tirar la toalla, pero decidimos volver a intentarlo hasta crear algo mucho más grande y mejor. Los dos tenemos una lista de productos fantásticos que se han vendido muy bien, así como compañías exitosas que fundamos. Y aparte de todo esto, nos hemos dedicado a ayudarles a otros emprendedores a llegar a la meta. Ahora mismo, estamos de vuelta en la cima con nuestros nuevos emprendimientos, trabajando activamente para hacerlos muy rentables y expandirlos con la mayor rapidez posible.

En este libro, enunciamos las 50 características que mejor describen a los empresarios que hemos conocido y que definen nuestras propias experiencias y personalidades. En su interior, encontrarás 6 partes.

La Parte 1 se ocupa del Trasfondo. Explora la procedencia de los emprendedores, así como los rasgos que diferencian a un empleado de un propietario o a un gerente de un fundador, los cuales suelen revelarse muy temprano en la vida. A veces, provienen de la familia; otras veces, se descubren o se construyen durante la etapa universitaria; se evidencian durante los primeros empleos o en los primeros intentos de hacer negocios. Cualquiera que sea el caso, esas señales suelen estar en el trasfondo de cada empresario y él las conoce.

Ningún emprendedor tiene éxito solo. Las personas que los rodean y la forma como ellos se relacionan con esas personas, ya sean amigos o familiares, suele ser una buena señal del exitoso emprendimiento que están próximos a disfrutar.

La Parte 2 se encarga de explorar cómo son esas relaciones personales y lo que estas significan para los emprendedores.

La Parte 3 se trata de ti: de tu personalidad, de tu carácter, de tu ambición y tu impulso. Para ser un emprendedor hay que ser un tipo de persona especial. En esta sección, miramos con detenimiento cuál es ese tipo de persona que se requiere ser para alcanzar el perfil de emprendedor y exploramos cómo tu manera de pensar y actuar revelan tu forma de trabajar.

La Parte 4 se trata del proceso. Dirigir una empresa es la prueba máxima de administración, así que es crucial saber cómo dirigirla. Esta parte describe qué hacen los emprendedores exitosos y cómo lo hacen. Ellos ven el panorama completo y no solo asumen responsabilidad frente a él, sino que entienden el por qué tienen que asumirla. El emprendedor organiza flujos de trabajo que le aseguren que, con el tiempo, él podrá enorgullecerse tanto de su labor como del éxito que obtendrá como resultado de su esfuerzo.

La Parte 5 es acerca de las metas. Para los emprendedores, estas son muy diferentes a las de los empleados, incluso los que son altos ejecutivos. Todo el mundo quiere tener éxito, llegar a la cima, alcanzar todo lo que desea y ganar el respeto de sus amigos y familiares. Pero los emprendedores quieren cambiar al mundo y lograrlo de diferentes maneras. Sobre esto exploraremos en esta sección.

Y en la Parte 6 se hace evidente que, aunque el estilo de vida de un emprendedor exitoso incluye autos lujosos, playas aisladas y aviones privados, llegar allá implica que a veces tendrás que disputarte con otros clientes las tomacorrientes de tu cafetería local favorita, distribuir montones de camisetas con el logo de tu empresa y vivir en un sitio que te sirva tanto de oficina como de lugar de descanso. Tu manera de vivir ahora, incluso mientras luchas por alcanzar tu propio éxito, dice mucho con respecto a si tienes o no la capacidad de ajustarte a la vida de emprendedor.

Los 50 puntos incluidos a lo largo de estas secciones no constituyen una lista de verificación, pues ningún emprendedor tendría la totalidad de ellos. Algunos hasta pudieron haber hecho todo lo opuesto: ni Mark Zuckerberg, ni Bill Gates terminaron sus estudios en Harvard y prefirieron entrar directo en el campo de los negocios; en cambio Warren Buffet tiene una maestría en ciencias y economía, y Jeff Bezos tiene dos títulos universitarios en ingeniería eléctrica y ciencias de las computadoras. Pero el hecho de que tú no coincidas con uno de estos puntos no descarta tus ambiciones como emprendedor. Siempre hay excepciones y tú puedes ser una.

Lo que sí es cierto es que en todo emprendedor se manifiestan algunos de estos puntos y que cada uno de ellos tiene algo que enseñar acerca de lo que se necesita para desarrollar, dirigir y hacer crecer una empresa. A medida que avances por estas 6 secciones quizás asientas con tu cabeza o la menees en señal de negación, pero lo más importante es que siempre estés llenándola con las partes de este libro que más te ayuden y te sirvan.

Esperamos que al terminar tengas un mejor entendimiento de los empresarios que desarrollan nuestra economía y que quizá te unas al grupo en tu rumbo a hacer del mundo un mejor lugar, todo mientras trabajas como empleado independiente.

Parte 1

El trasfondo

Los padres de Temper Thompson son propietarios de un café. Son felices dirigiendo su pequeño negocio propio, trabajando para sí mismos y sirviéndoles a sus clientes regulares. Siempre ayudaron, amaron y apoyaron a su hijo, pero conforme fue creciendo, Temper quiso hacer más que solo tener un café y también decidió lanzarse a conformar y dirigir su propia empresa lazándose a vender cursos por internet en Kindle Publishing. El caso es que, el año 2016, cuando Temper Thompson cumplió 18 años, esa empresa estaba generando alrededor de $30.000 dólares al mes.

Los empresarios provienen de una multitud de trasfondos. Algunos se vieron inspirados a iniciar su propio negocio después de ver cómo sus padres disfrutaban de su independencia laboral. Aprendieron de ellos y les sirvieron de mentores. Crecieron conociendo el valor del emprendimiento.

Otros emprendedores desarrollan por sí mismos la necesidad de independencia; a veces, después de ver a sus padres buscando empleo y luchando bajo el mando de jefes poco justos. Pero, ya sea que nazcan o se hagan, ese impulso suele asomarles desde temprana edad: a través de las ventas que hacen en el patio de su colegio, de los estantes de limonada que instalan sobre la acera de su casa o mediante las pequeñas empresas que inician en los garajes de sus padres.

A menudo, ese impulso no suele funcionarles adecuadamente dentro del entorno laboral tradicional, así que casi siempre luchan mientras conocen el mundo de los negocios o desarrollan su propia experiencia profesional. Muchos emprendedores como Steve Jobs, Mark Zuckerberg y Bill Gates, los desertores escolares más famosos del mundo de los negocios, no lograron terminar la universidad. Otros lo logran, pero no saben mantener sus empleos; y otros luchan para mostrar sus habilidades en sus hojas de vida y durante las entrevistas laborales. Pero para ellos, el emprendimiento suele ser la alternativa inevitable para el desempleo.

Existen muchos caminos diferentes en la vida de un emprendedor. En esta sección exploramos algunas de las rutas más comunes para llevarlos al mundo de su negocio propio.

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Creciste junto a
emprendedores

Cuando la hija de Ralph Lauren tenía 6 años, él le dijo que quería usar su nombre para un perfume. Ese es el tipo de cosas que los padres dueños de marcas mundiales hacen por sus hijitas y la mayoría de ellas se emocionaría al ver en las tiendas de cosméticos por todo el mundo una elegante botella de perfume con su nombre en ella. Sin embargo, Dylan tenía otras ideas.

“No gracias”, le dijo a su padre billonario. “Estoy guardando mi nombre para algo que quiero hacer yo misma”.

Dylan Lauren es ahora la propietaria de Dylan’s Candy Bar, una cadena de lujosas tiendas de dulces con puntos de ventas en sitios muy exclusivos por todo el país, incluyendo New York, East Hampton y Miami Beach. Su principal tienda en la ciudad de New York es una gran atracción turística y recibe a más de 2.5 millones de visitantes al año.

Dylan Lauren no es la única hija de un empresario que ha construido su propia y exitosa empresa. Tom Yeardye era un acróbata y actor que hizo equipo con Vidal Sassoon para crear una cadena de salones de belleza. Años después, su hija, Tamara Mellon, se recuperó tras haber sido despedida de Vogue asociándose con un diseñador de zapatos llamado Jimmy Choo y juntos crearon una marca de moda ahora valorada en más de $1.000 millones de dólares.

Cuando Jack Abraham le vendió Milo.com, un sitio de comparación de compras, a eBay, por $75 millones de dólares en el año 2010, estaba siguiendo los pasos de su padre. Magid Abraham es el fundador y Director Ejecutivo de comScore, una compañía analítica de $2.000 millones de dólares.

Son muchos los líderes de empresas exitosas cuya descendencia proviene de padres que también lograron crear negocios de gran fama y éxito. Un estudio realizado en el año 2015, llamado “¿Por qué los padres emprendedores tienen hijos emprendedores?”, encontró que tener padres emprendedores aumenta hasta en un 60% la probabilidad de que los hijos también lo sean.

Quizá parte de ese éxito sea solo talento. Los tipos de habilidades necesarias para alcanzar éxito empresarial como, por ejemplo, tener una mente afinada, la disposición a correr riesgos, una cabeza fría, impulso y habilidades gerenciales pueden ser heredados, así como la estatura o el color de los ojos; el hecho es que es evidente que heredamos de nuestros padres aspectos de la personalidad de la misma manera en que heredamos el color del cabello de nuestra madre o los patrones de calvicie de nuestro padre.

Pero los investigadores Matthew J. Lindquist, Joeri Sol y Mirjam Van Praag, que estudiaron acerca de la relación entre padres empresarios y sus hijos emprendedores, encontraron pocas diferencias en las tasas de éxito de hijos biológicos y adoptados en familias cuyos padres dirigían su propio negocio. Quizá tengas una mejor oportunidad de heredar la personalidad de un empresario si tus padres biológicos son empresarios, pero el éxito en los negocios no es algo genético.

Algo más sucede a medida que los niños crecen.

Es probable que ese algo incluya llamadas telefónicas y firmas de cheques. Sin duda, parte del éxito de la descendencia de un empresario es atribuible a la capacidad que un padre rico tenga para allanar el camino para sus hijos. La financiación inicial de Tamara Mellon provino de su padre. La lista de los empresarios que influenciaron la vida de Dylan Lauren incluye a famosos en la industria de la moda tales como David Beckham, Janet Jackson, Oprah Winfrey y Michelle Obama, a quienes su padre tiene fácil acceso, así como la posibilidad de hacerles una llamada, pero el resto de nosotros lo único que podemos hacer es leer acerca de estos personajes en las revistas faranduleras.

En efecto, cuando tienes un padre rico al que se le facilita pagar tus cuentas, este hecho te ahorra el trabajo de presentar tu propuesta ante inversionistas de riesgo y te permite conectarte con gente dispuesta a compartirte su experiencia e influencia; y así, la vida como emprendedor siempre será mucho más fácil.

Pero no solo se trata de dinero e influencia. Lo que sí hace la diferencia, dicen los investigadores, es el modelo.

Los hijos que crecen en un hogar donde al menos uno de los padres dirige su propio negocio, observan en primera fila lo que implica dirigir una empresa. Ellos están familiarizados con conversaciones que tienen que ver con diseño y mercadeo; conocen de primera mano cuales son las razones que respaldan las decisiones que sus padres deben tomar a diario como fundadores. Es decir que, para los hijos de empresarios, su vida significa contar con unos mentores de negocios siempre disponibles, a tan solo una llamada de distancia y cuyo mayor deseo es verlos triunfar tanto como ellos mismos o más.

Así que estos chicos pueden olvidarse de leer las biografías de grandes líderes de negocios porque ante sus ojos, a diario y en tiempo real, está en evolución la vida de un gran empresario.

Esa es una gran ventaja, una posibilidad que solo está disponible para quienes son hijos de empresarios.

Si uno de tus padres es empresario, es muy probable que tú también llegues a serlo, pero no solo un empresario, sino uno tan exitoso como él o ella. Aprenderás de sus experiencias, buscarás sus consejos y te guiarás por las estrategias que haya implementado y le generaron grandes resultados.

Sin embargo, si ninguno de tus padres es empresario, aun así puedes captar parte de los beneficios de emprendimiento mediante otro tipo de actividades en las que ellos participan. Un ejemplo de esto es el hecho de ver a un padre levantarse a diario para ir a trabajar, sin que otra cosa importe, y que a veces trabaje hasta tarde o que haga viajes y dé charlas durante los compromisos que hacen parte de su trabajo. Los empresarios también tienden a necesitar ese tipo de dedicación mental para trabajar.

Mi madre (John) trabajó con la junta de una entidad de beneficencia para un hospital infantil. Ese compromiso exigió que ella trabajara casi todos los días del año durante 25 años. Ella nos hacía (a nosotros, sus hijos) ir por toda la ciudad a recoger las provisiones necesarias para luego ir a entregárselas a los menesterosos. Trabajábamos tras bambalinas en el principal evento de recaudación de fondos que se realizaba cada año. Mi madre también trabajó en otra obra de beneficencia a la que debía dedicarle todo un día de trabajo a la semana y hablaba en eventos una vez al mes, motivo por el cual solía necesitar ayudas visuales; y en aquellos días, no existía PowerPoint. Adivina quién le ayudaba con esas ayudas visuales...

De manera que el hecho de que ninguno de tus padres haya sido lo que se denominaría como un empresario tradicional, según como se define hoy en día, no quiere decir que no tengas ejemplos a seguir. Nosotros dos tuvimos padres trabajadores que a muy temprana edad nos animaron a empezar a trabajar para ganar nuestro propio dinero. Esto significó hacer rutas de periódicos, podar céspedes y montar estantes de limonada y luego, tan pronto como tuvimos la edad adecuada, desempeñamos trabajos externos de tiempo parcial (mientras contin bamos haciendo las rutas de los periódicos).

Y además de la fuerte ética de trabajo que vimos en nuestros padres, ellos también nos inculcaron otros valores, incluyendo cómo ahorrar dinero e invertirlo de forma sabia. A los dos nos enseñaron a estar siempre atentos a las oportunidades que se presentaran para ganar dinero; vimos la diferencia que marca en la vida la posibilidad de tener un buen ingreso, pero también lo que sucede en términos de beneficios y riesgos.

Incluso si no tienes familiares emprendedores, aun así tú puedes llegar a serlo al apoyarte en otros. Encuentra un mentor. Acércate a un empresario que admires y pregúntale si te permitiría hacerle muchas consultas y buscar su consejo. Y si puedes usar tus contactos para encontrar a alguien cercano, quizás un amigo de tus padres o los padres de un amigo, sería todavía mejor.

Recuerda que, aunque las probabilidades de ser empresario son mayores si tus padres lo son, no todo hijo de un emprendedor quiere tener su propia empresa; algunos tendrán el deseo de ser médicos, abogados, diseñadores o escritores. Y los padres que no son empresarios también tienen habilidades y conocimientos que quieren pasarles a otros.

Si tus padres son empresarios, es muy probable que tú también seas uno. Si no lo son, encuentra un mentor empresario que quiera un pupilo y apóyate en él o ella como si fuera una caja de resonancia para sumarles conocimiento en los negocios al amor y apoyo que ya recibes por parte de tus padres.