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Nueva ecología
de los medios y
desarrollo ciudadano

 

 

 

 

 

Denis Renó

Luciana Renó

Carolina Campalans

—Editores académicos—

 

 

 

 

 

 

Nueva ecología de los medios y desarrollo ciudadano / editores académicos Denis Renó, Luciana Renó, Carolina Campalans – Editores académicos. – Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, Escuela de Ciencias Humanas, 2014.

xii, 181 páginas: ilustraciones. – (Colección Textos de Ciencias Humanas).

 

Incluye referencias bibliográficas.

 

ISBN 978-958-738-529-8 (rústica)

ISBN 978-958-738-530-4 (digital)

 

Medios de comunicación de masas / Cultura / Sociología / Urbanismo – Aspectos sociales  / I. Título / II. Serie

 

302.23  SCDD 20

 

Catalogación en la fuente – Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Biblioteca

 

amv                                                                  Septiembre 05 de 2014

 

 

Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995

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Colección Textos de Ciencias Humanas

 

© 2015 Editorial Universidad del Rosario

© 2015 Universidad del Rosario, Escuela de Ciencias Humanas

© 2015 Denis Renó, Luciana Renó, Carolina Campalans, Cicilia M. Krohling Peruzzo, Octavio Islas, Vicente Gosciola, Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Nídia Salomé Morais, João Batista, Fernando Ramos, Robert K. Blechman, Francisco Machado Filho, Mayra Fernanda Ferreira, Andrea Cristina Versuti, Daniel David Alves da Silva, Andressa Kikuti

 

Editorial Universidad del Rosario

Carrera 7 No. 12B-41, of. 501 • Tel: 2970200 Ext. 3112

http://editorial.urosario.edu.co

 

Primera edición: Bogotá, D.C., febrero de 2015

 

ISBN 978-958-738-529-8 (rústica)

ISBN 978-958-738-530-4 (digital)

 

Coordinación editorial: Editorial Universidad del Rosario

Corrección de estilo: Leonardo Holguín Rincón

Diagramación: Precolombi EU-David Reyes

Diseño de cubierta: Miguel Ramírez, Kilka, DG

Desarrollo ePub: Lápiz Blanco SAS.

 

Impreso y hecho en Colombia

Printed and made in Colombia

 

LIBRO RESULTADO DE INVESTIGACIÓN

 

Fecha de evaluación: 13 de octubre de 2013

Fecha de aceptación: 9 de julio de 2014

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo escrito de la Editorial Universidad del Rosario

Introducción

La multiplicidad de las miradas propuestas desde la tradición de la ecología de los medios ha dado pie a algunas de las líneas teóricas e investigativas más fructíferas acerca del conocimiento de los lenguajes, estructuras, historia, usos sociales y tecnologías mediáticas. Aun así, la ecología de los medios no puede considerarse una disciplina, teoría o escuela particular. Antes bien, se trata de un lugar de convergencia entre enfoques variados, aglutinados por el hecho de que comparten “el estudio de los medios en cuanto ambientes”.1 La ecología de los medios siempre ha hecho gala de una vocación interdisciplinaria, lo cual ha llevado a Christine Nystrom a afirmar que se trata de una “ciencia preparadigmática”.2 Cierto es que el campo hasta ahora más fértil para la ecología de los medios ha sido Norteamérica (Canadá y Estados Unidos), con aportes puntuales provenientes de Europa, en especial del Reino Unido. Sin embargo, el pluralismo teórico y metodológico que la caracteriza facilita su aplicabilidad a ámbitos geográficos y problemas diversos. Por otra parte, el nuevo entorno digital también estimula la recuperación y actualización de algunos de sus planteamientos conceptuales.

La presente compilación ha intentado reflejar esa identidad múltiple de la ecología de los medios. Para ello, conforma una secuencia de capítulos, seleccionados para ofrecer al lector miradas diversas: la teoría y la aplicabilidad. Con ese objetivo, esta publicación reúne textos de relevantes investigadores en el campo, pertenecientes a seis países de América, Europa y Oceanía, que actúan en diversos ámbitos del estudio de medio. Asimismo, en aras de la diversidad de voces, los autores presentan sus textos en alguno de los tres idiomas propuestos: español, portugués e inglés, que corresponden a su lengua materna. Con esta diversidad de procedencias y de lenguas, esperamos que la difusión de las discusiones pueda alcanzar a un mayor número de intereses y de interesados en el tema. De este modo también damos continuidad a una línea de publicaciones sobre las transformaciones de los medios y sus narrativas, que se inició con la edición del volumen colectivo Narrativas transmedia: entre teorías y prácticas 3 y continuó con Periodismo transmedia: miradas múltiples (Renó et al., 2013).4 Ambas publicaciones reunieron aportes de autores de diversos países, escritos también en su lengua de origen, convocados por un interés común en el nuevo ecosistema comunicativo.

El primer capítulo, “Desafios da comunicação popular e comunitária na cibercultur@: Aproximação à proposta de comunidade emergente de conhecimento local”, de la brasileña Cicilia M. Krohling Peruzzo, es fundamental para contextualizar la discusión en el campo del desarrollo ciudadano y el escenario de la nueva ecología mediática.

A continuación, el mexicano Octavio Islas presenta un rico texto sobre las ideas de Marshall McLuhan. Con el título “McLuhan. Un pensador complejo”, Islas conceptúa las ideas del importante teórico y complementa la discusión del capítulo anterior para preparar al lector en el conocimiento del libro en sí.

Siguiendo con los aportes teóricos, “Narrativa transmídia e sua influência em processos comunicacionais”, escrito por el brasileño Vicente Gosciola, actualiza las discusiones de los capítulos anteriores y las enfoca hacia un lenguaje emergente de la comunicación (las narrativas transmedia), consolidando los aportes iniciales del libro.

Con el capítulo “Macrotendencias de la cultura digital”, el mexicano Jorge Hidalgo ofrece un complemento a los textos que anteceden su aporte, y presenta las posibilidades que surgen en el mundo digital, que son adoptadas con mucha frecuencia por la sociedad contemporánea.

La segunda parte del libro, denominada Prácticas, comienza con el capítulo “Uso das tecnologias da comunicação em contextos de aprendizagem: um estudo com docentes e estudantes no ensino superior público português”, un aporte de los portugueses Nídia Salomé Morais, João Batista y Fernando Ramos para comprender la adopción de las tecnologías de la comunicación en los procesos pedagógicos.

A continuación, la brasileña Luciana Renó presenta “Interfaces e narrativas para espaços elearning: estudo de caso do portal educacional Sapo Campus”, que consolida la discusión iniciada en el capítulo anterior, y además ofrece fundamentos para el estudio de las interfaces interactivas. El tema resulta relevante no solo para la educación, sino también para el desarrollo social.

El media-ecologista Robert K. Blechman presenta una novedad en el tema de la comunicación y el desarrollo, sumando a estos procesos la creatividad y la literatura en nuevos espacios ecológicos mediáticos. Para ello, en “The tedium is the message? Communicating and creating with new social media”, relata sus experimentos en producción de libros que abordan teorías de la comunicación con un lenguaje de ficción, producidos totalmente vía Twitter.

Aún en el terreno de la nueva ecología de los medios, el brasileño Denis Renó entrega resultados de su experimento sobre documental transmedia. En el capítulo “Participación ciudadana en el documental transmedia Galego-Portugués”, el autor presenta conceptos sobre el modelo de documental, poco estudiado en el mundo académico.

El capítulo “A TV Digital pública no Brasil em prol do telejornalismo cidadão” es el aporte que hacen los brasileños Francisco Machado Filho y Mayra Fernanda Ferreira. La discusión propuesta por ellos ofrece informaciones sobre el desarrollo de un formato televisivo que promueva la ciudadanía. Para ello, hacen un estudio de la televisión digital en Brasil y sus posibilidades.

Los brasileños Andrea Versuti y Daniel David Alves presentan un estudio transmediático de una película para apoyar la educación y la ciudadanía en el capítulo “Superman e seu potencial para os recursos educacionais abertos (REA)”, que tiene como pilar fundamental las teorías de las nuevas narrativas comunicacionales.

Finalmente, el capítulo “Cidadania, democratização e jornalismo sobre tecnologia: uma discussão sobre a reformulação do Link Estadão” cierra las discusiones. En él, la brasileña Andressa Kikuti se refiere a la fundamental discusión sobre el papel del periodismo en la ciudadanía y en el desarrollo de la comprehensión de la nueva ecología de los medios a partir de las tecnologías emergentes.

El libro Nueva ecología de los medios y desarrollo ciudadano presenta contenidos que aportan a la construcción del conocimiento y el desarrollo práctico de la comunicación y la comprehensión de la nueva ecología de los medios. De esta manera, es posible prever un aprovechamiento de esa nueva ecología para la consecución de un desarrollo ciudadano impulsado por la comunicación, especialmente (pero no exclusivamente) por el periodismo, además de otras actividades sociales que cada día se apoyan con más frecuencia en las teorías y filosofías del lenguaje que se vinculan a dicha ecología. Feliz lectura.

 

 

Denis Renó

Luciana Renó

Carolina Campalans

Editores académicos

Desafios da comunicação popular e comunitária na cibercultur@: aproximação à proposta de Comunidade Emergente de Conhecimento Local*

Cicilia M. Krohling Peruzzo**

 

 

 

 

Introdução

No contexto da sociedade atual, caracterizada como sociedade da informação, há toda uma dinâmica social em busca da apropriação autônoma das tecnologias digitais e da comunicação mediada por computador (CMC). Mas, apesar do aumento progressivo do acesso à internet, grandes contingentes populacionais na América Latina ainda estão à margem dos benefícios desse ambiente comunicacional. No entanto, de algum modo, também as pessoas de baixo poder aquisitivo e suas organizações sociais que vivem ou atuam em regiões periféricas das cidades, ou no campo, procuram se inserir nesse ambiente de transformação de estruturas comunicativas e de relações sociais. Esse tipo de inclusão ocorre como parte de uma dinâmica social em que não se separa o mundo concreto daquela constituído pelo ciberespaço. Em outros termos, há um processo de inclusão individual e comunitária no universo da internet que não dispensa a continuidade das lutas presenciais em suas diversas formas de organização, sejam elas lutas por direitos sociais, comunicativo-culturais ou políticos de cidadania.

É nesse patamar que estudamos as possíveis intersecções entre cibercultur@1 –com arroba– e a comunicação popular, alternativa e comunitária. Investigamos se sua proposta teórica, especialmente de Comunidade Emergente de Conhecimento Local (CECL), pode ajudar os movimentos comunitários na redefinição de práticas comunicativas incluindo o empoderamento2 coletivo das Tecnologias de Informação e Comunicação (TICC)3 para que realmente se efetivem na realização plena destas dimensões, incluindo o Conhecimento. O custo social do não empoderamento coletivo das TICC para efeito de implementação de alternativas duráveis de comunicação comunitária contribui para o atraso na transformação da realidade local.

Partimos da indagação sobre se há ou não pertinência em interrelacionar a comunicação popular e comunitária à proposta teórica e prática da cibercultur@. A hipótese é que a comunicação popular e comunitária poderia se revigorar ao assumir a cibercultur@ como práxis (teoria e prática), pois ajudaria a configurar processos organizativos autogestionários de alta conectividade tendo em vista a construção de uma nova soceiedade.

Temos como objetivos, no sentido geral, identificar os principais pressupostos teóricos da cibercultur@4 –(com@)– no marco das dinâmicas de reestruturação cultural e comunicacional da sociedade contemporânea e suas possíveis intersecções com a comunicação comunitária. No nível específico buscamos: a) introduzir o tema da comunicação popular, comunitária e alternativa, de caráter coletivo, visando explorar sua presença no ciberespaço, e b) analisar a pertinência em se relacionar os conceitos de cibercultur@ e sua aplicabilidade aos estudos e práticas de comunicação popular, comunitária e alternativa.

Do ponto de vista metodológico, este texto remete para parte de uma pesquisa mais ampla que consiste em estudo teórico e trabalho de campo realizados junto ao Laboratorio de Investigación y Desarrollo en Comunicación Compleja (LabCOMplex), coordenado por Jorge A. González, e que envolveu pesquisa de campo por meio de investigação participante em Comunidade Emergente de Conhecimento em Charcas, do Altiplano Potosino, San Louis Potosí, México. Os procedimentos técnicos relativos à parte ora apresentada neste texto são os de pesquisa bibliográfica e documental. A abordagem se fundamenta no materialismo histórico-dialético (MINAYO, 2007), pois busca compreender o objeto em sua totalidade e provisoriedade.

Breves aspectos conceituais e sinais da comunicação popular, comunitária e alternativa na atualidade

A comunicação popular, comunitária e alternativa gera processos cooperativos de organização e se pauta por transmitir conteúdos info-comunicativos tratados de maneira diversa daqueles que circulam nos mass media tradicionais, embora não se constitua como “alternativa” no sentido de substituir ou dispensar o acesso aos meios convencionais de comunicação.5 Em outras palavras, como comunicação dos setores organizados das classes subalternas (já explicitado em PERUZZO, 2009, p. 132), ela se baliza por uma proposição diferente daquela comumente presente na grande mídia privada (de base comercial) e na pública estatal (vinculada a governos). Tem um caráter público civil, portanto não governamental e não empresarial. Suas especificidades são percebidas em múltiplos fatores, tais como na linha político-ideológica (crítica e propositiva); nos modos de organização (de base popular, coletiva, feita em espaços, por vezes, privados, como na casa de militantes); na ligação com as organizações civis sem finalidade lucrativa); nas estratégias de produção/ação (colaborativa, com vínculo local, participação ativa e liberdade de expressão, uso mobilizador); e na proposta editorial (tanto pelo enfoque dado aos conteúdos como pelos assuntos abordados).

Os autores Isabel Gatti e Raúl Bermúdez (2010, pp. 18-19), também observam aspectos semelhantes ao analisarem a situação da comunicação comunitária na Argentina:

 

A construção da mensagem não é realizada por um profissional individual – o comunicador social que responde ao estereótipo das profissições [...]. É uma construção coletiva e participativa que assume um ponto de vista situado e ligado a interesses e projetos populares concretos sem nenhuma pretensão de objetividade como a que se predica pelos grandes multimeios com o fim de tornar opacos os verdadeiros enunciadores da mensagem, também ligados a interesses concretos, só que não os populares.

 

A efetividade desse tipo de proposta comunicacional levada a efeito por segmentos das classes subalternas remete a uma situação peculiar da história da América Latina, a qual, como mostram Gatti e Bermúdez (2010, pp. 17-18), é marcada por encontros e desencontros de diversos grupos de atores antagônicos: “no tempo da colonização, das migrações e depois, com a imposição do projeto moderno, que deixou como herança zonas de desenvolvimento desigual, grandes massas da população em condições de extrema pobreza”. É neste contexto que se desenvolvem projetos sociais comunitários voltados a garantir direitos humanos, no bojo dos quais a comunicação é um dos seus componentes.

No fim da década de 1970 do século passado, período do auge do seu ressurgimento num contexto de distensão da ditadura militar no Brasil, e nos anos seguintes, essa outra comunicação “representou um grito antes sufocado, de denúncia e reivindicação por transformações, exteriorizado sobretudo em pequenos jornais, boletins, alto-falantes, teatro, folhetos, volantes, vídeos, audio-visuais, faixas, cartazes, pôsters, cartilhas etc.” (PERUZZO, 2004, p. 115), portanto incluem meios artesanais, além da comunicação face a face e grupal. A dimensão de denúncia e reivindicação ainda permanece nas configurações recentes, contudo perdeu muito o caráter contestador ao Estado dos anos 1980. Outra nuance interessante é que ela vem incorporando as tecnologias de radiodifusão (rádio, televisão) e digitais (internet) conforme as circunstâncias de cada tempo histórico.

Há muitos precursores dos estudos desse tipo de comunicação que tiveram em Paulo Freire uma base conceitual inspiradora, principalmente, no que se refere à dialogidade e à democracia a partir nos processos educacionais. Fernando Reyes Matta (apud BELTRÁN, 1981, p. 30), desenvolveu um modelo macro operativo de comunicação participativa. Luis Ramiro Beltrán (1981) desenvolveu conceitos de comunicação horizontal enfatizando suas múltiplas finalidades: “acesso, diálogo e participação”. Outros pensadores como Mário Kaplún, Juan Diaz Bordenave, Gilberto Gimenez, Miguel Azcueta, Máximo Simpson Grinberg, Daniel Prieto Castillo, José Martinéz Terrero, Jesús Galindo Cáceres, entre vários outros, também contribuíram teoricamente para a compreeensão e a prática da comunicação popular, alternativa e comunitária na América Latina.

Entre estes expoentes acima mencionados dessa perspectiva comunicacional, Mário Kaplún (1998, p. 17), a concebeu como uma “comunicação educativa [...] [produzida democraticamente] ‘para que os destinários tomem consciência de sua realidade’, ou para ‘suscitar uma reflexão’, ou ‘para gerar uma discussão’ ”. E completa: “concebemos pois os medios de comunicação que realizamos como instrumentos para a educação popular como mentalizadores de um processo educativo transformador”.

Com a citação acima queremos enfatizar o caráter processual nas práticas dessa comunicação, ou seja, não trata-se apenas de criar meios ou canais de comunicação, mas sim de inserí-los como facilitadores de processos de mobilização social, razão pela qual suas expressões originárias e, em muitos casos também atuais, se desenvolvem no contexto dos movimentos sociais. Um exemplo:

 

Integrante da Rede de Mulheres no Rádio, o Centro das Mulheres do Cabo (CMC) entendeu, ainda em 1997, que o movimento feminista necessitava se apropriar do veículo rádio como mídia imediata para o estabelcimento de uma comunicação direta com vistas à desconstrução do machismo e do patriarcado na Zona da Mata Sul [estado de Pernambuco, nordeste do Brasil]. A entidade necessitava travar uma relação democrática com a população de uma área geográfica onde, de acordo com o Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE), quase 60% da população das mulheres eram analfabetas em 1995 (VELOSO; FARIAS, 2011, p. 6).

 

Para Gatti e Bermúdez (2010, p. 18), a comunicação comumitária “se orienta para uma função educativa e de conscientização dos próprios direitos e necessidades, com a consequente valorização das identidades territoriales”, e, complementaríamos, histórico-culturais.

Essa outra comunicação ganhou várias denominações: comunicação popular, participativa, horizontal, alternativa, dialógica, radical, para se referir ao processo comunicativo levado a efeito por movimentos sociais populares e organizações sem finalidades lucrativas da sociedade civil. Portanto, são atores coletivos que se articulam de modo a provocar a mobilização social e realizar ações concretas com vistas à melhoria nas condições de existência das populações empobrecidas e a elevar o nível de consciência sociopolítica. No Brasil, nos últimos anos, os termos “comunitário” e “alternativa” vêm ganhando predominância possivelmente refletindo as práticas sociais mais presentes na sociedade.

Dadas as configurações recentes, a comunicação popular, a comunitária e a alternativa podem ser tomadas em suas singularidades, ou seja, é factível tratá-las remetendo a práxis mais específicas, não obstante em muitos aspectos há interfaces que não recomendam visões estanques e separações rígidas entre elas. Em outro texto (PERUZZO, 2009) tratamos das especificidades dos termos. Neste artigo estamos tomando-as numa visão de conjunto, pois interessa discutir suas possíveis intersecções com o tema da cibercultur@.

Em síntese, entre suas principais características estão as seguintes: os protagonistas são pessoas do próprio povo (daí o vocábulo popular), porém apenas aquelas ligadas a organizações e movimentos sociais; é baseada na participação ativa e aberta; não tem fins lucrativos; os conteúdos tratados estão em sintonia com a realidade local ou com a comunidade de interesse a que se vincula; institui processos compartilhados e não hierarquizados de produção e difusão de mensagens; se funda a propriedade coletiva (quando privada, esta é colocada a serviço público); e se realiza de diferentes formas, canais e modalidades de comunicação, mas se modifica ao longo da história.

A comunicação popular, comunitária e alternativa, na América Latina, representa uma contra-comunicação ou uma outra comunicação elaborada no âmbito dos movimentos sociais, “comunidades”6 e outros grupos sociais orgânicos às classes subalternas com a finalidade de exercitar a liberdade de expressão e oferecer conteúdos na ótica das mesmas. Ao mesmo tempo, serve de instrumento de conscientização e mobilização visando a organização de base e a transformação social começando sempre pela busca da superação de carências e necessidades imediatas dos segmentos populacionais a que se vincula.

Nos anos recentes, no Brasil, simultaneamente à continuidade de experiências tradicionais de comunicação dos segmentos organizados das classes subalternas, há incremento de novos canais, formatos e organizações de comunicação, em grande parte perpassados pela comunicação mediada por computador (CMC), e que ganham mais expressividade com a Web 2.0 e a Web 3.0 pois facilitam o papel protagonista do usuário como emissor. Apesar da disparidade do acesso populacional às benesses tecnológicas, as TICC ajudam a configurar um momento histórico que potencializa uma comunicação bidirecional e de múltiplas fontes abertas que favorecem a retomada crescente de iniciativas comunitárias e alternativas de comunicação.

Nesse cenário, a comunicação comunitária e alternativa se realiza tanto na sua forma grupal e presencial, como por meio de instrumentos de comunicação dirigida a públicos específicos, tais como a faixa, o cartaz, alto-falante, panfleto, poesia de cordel, teatro popular, vídeo, jornal, revistas etc. Mas, ela também se apropria de tecnologias mais avançadas, como as do rádio e da televisão e mais tarde das digitais. No universo da internet, se manifestam com páginas virtuais, comunidades virtuais e plataformas interativas, mas também há experiências de webtv, webradio comunitários, blogs, fotolog, videolog, twitter, podcast, entre outros. No entanto, como já dissemos, não estamos tratando neste texto da criação de canais de comunicação em si ou daqueles protagonizados por pessoas individualmente, mas aqueles inseridos nas dinâmicas de mobilização e organização de grupos subalternos progressistas, pois interessa compreender o sentido coletivo aí constituído.

A título de exemplificação, apontamos a seguir algumas experiências de coletivos de comunicação alternativa, tais como o Indymedia que está em 200 cidades do mundo,7 e no Brasil recebe o nome de Centro de Mídia Independente (CMI),8 o Overmundo9 (canal brasileiro de expressão para a produção cultural de comunidades), o Coletivo de Notícias del Sur (CoNoSur),10 o Centre des Médias Alternatifus du Québec (Cmaq),11 e o Nodo5012 da Espanha. Todos operam com a contra-informação em sistema de publicação aberta, além de outros formatos de plataformas de comunicação colaborativas. Na mesma linha de comunicação alternativa, surgem também agências alternativas de notícias, como, por exemplo, a Agência de Informação Frei Tito para América Latina (ADITAL),13 a Agência Carta Maior,14 a Informação Social15 - agência de noticias que enfatiza a divulgação de temática relacionada aos direitos humanos na região da Amazônia Oriental (Tocantins, Maranhão, Pará e Amapá) brasileira, e a Agencia de Notícias Red-Acción (ANRed),16 todas difundindo informações na ótica progressista acerca de assuntos pouco tratados pela grande mídia, ou deturpados e omitidos por ela. Cresce o número de Observatórios de Mídia e da Comunicação, os quais monitoram criticamente a mídia comercial, além de analisarem acontecimentos relacionados à Comunicação e aos sistemas midiáticos. Entre dezenas de experiências existentes mencionamos três, em distintos níveis: o Observatório Iberoamericano de la Libertad de Prensa (Infoamérica),17 sediado na Universidade de Málaga-Espanha e presente em 19 países, o Observatório do Direito à Comunicação, sediado em São Paulo-Brasil, e o Observatório da Mídia Regional – direitos humanos, políticas e sistemas, que funciona na Universidade Federal do Espírito Santo, Vitória-ES (Brasil).

Entre os espaços de comunicação colaborativa criados no ciberespaço há aqueles orgânicos a movimentos sociais e comunidades, bem como os pertencentes a outros coletivos cívicos em rede.18 Claro que, além de plataformas e canais como os mencionados, há também outras formas de redes sociais19 que favorecem a formação de comunidades virtuais de interesse, ou comunidades de escolha, na denominação de Goldsmith(1999).20

Salientamos que as novas manifestações alternativas e comunitárias de comunicação, ao incorporarem suportes digitais e interativos e se constituírem fundamentalmente como formas coletivas de organização, engendram não só conteúdos diferenciados a partir de novos olhares tendo em vista a desalienação, mas também novos procedimentos de ação na construção e difusão de mensagens, na socialização de conhecimentos técnicos (e outros), criação de códigos compartilhados de conduta e na instituição de novas relações sociais de produção21 que põem em suspensão a hierarquia e a burocracia tradicional, o sentido da propriedade privada e da força de trabalho como mercadoria, pois funciona como trabalho voluntário, entre outros aspectos (Peruzzo, 2009, p. 143).

As potencialidades participativas/interativas que as tecnologias digitais e a comunicação mediada por computador possibilitam no que se refere à criação de instrumentos autônomos e comunitaristas de produzir, controlar, difundir e receber conteúdos são indiscutíveis, mas encontram-se imersas num conjunto de contradições que inibem ou dificultam o avanço da comunicação das classes subalternas. Tais contradições advém das condições estruturais da sociedade geradoras de desigualdades no empoderamento das tecnologias, antagonismos derivados das diferenças nos níveis de escolaridade, nos valores culturais e ideológicos expressos nas práticas e linguagens sociais, assim como nas singularidades locais que nem sempre apontam para a necessidade comunicativa através de plataformas digitais. A situação de existência concreta ajuda a configurar formas específicas de apropriação por parte da população e grupo sociais das TICC. Em última instância, há um desnivelamento de acesso e aproveitamento das possibilidades que a rede das redes oferece, além da pouca efetividades de programas públicos que tentam solucionar esse tipo de problema, tanto no Brasil como na América Latina como um todo, tema que será abordado mais adiante no bojo da discussão da cibercultur@.

Ciberespaço como novo espaço para a comunicação comunitária e alternativa

Há uma visão quase consensual reproduzida ao longo do tempo que pode ser vista na citações abaixo, escritas em épocas diferentes, que apontam o ciberespaço como espaço virtual ou imaterial criado pelos meios informáticos e dependente de computadores. Vejamos:

Para Heim (1993, 78-79),22 por exemplo, ciberespaço

 

sugere uma dimensão computadorizada onde podemos transmitir e mover informação e onde encontramos nosso caminho entre dados. O ciberespaço constrói um mundo artificial ou representado, um mundo composto de informações que nossos sistemas produzem e que re-alimentamos neste mesmo sistema. Do mesmo modo que um tabuleiro de xadrez estrutura o espaço do jogo de xadrez dentro de seu próprio mundo de torres e cavaleiros, peões e bispos, a interface do computador também estrutura seu campo de movimentações, hierarquia de arquivos, acessos e distâncias relativas entre pontos de interesse.

 

Para Lemos (2008, p. 128), ciberespaço pode ser entendido à luz de duas perspectivas: “como o lugar onde estamos quando entramos num ambiente simulado (realidade virtual), e como o conjunto de redes de computadores interligadas ou não, em todo o planeta, a internet”.

No entanto, ciberespaço aponta para um fenômeno complexo que esse tipo de visão tecnicista não consegue explicar.

Se partirmos do sentido da palavra ciberespaço como derivado dos vocábulos cibernética e espaço, a partir de Norbert Wiener (1948),23 cujos estudos ligados a programas militares no contexto da Guerra Fria, criaram o conceito de cibernética (teoria geral dos sistemas). A palavra cibernética vem do grego Kybernetes (Cybernetics) e significa piloto, timoneiro, controlador ou a possibilidade de controle e da comunicação, tanto na máquina (engenharia) como de organismos vivos e da linguagem (Miège, 2000; Gómez Cruz, 2007, González, 2008). Portanto, entra um elemento importante, a ideia de direção, capacidade de dirigir ações, que não se circunscreve apenas ao circuito técnico.

A reintrodução na linguagem acadêmica do prefixo “ciber” (kyber, cyber) é como uma matriz que parece indicar (e de alguma forma reduzir-se) o uso de “máquinas de controle” (quer dizer, computadores) (Gómez Cruz, 2007, p. 28). No final, como diz o mesmo autor (2007, p. 28), “na linguagem popular, começou a aplicar-se a tudo aquilo que tem como centro o uso de computadores, especialmente, aqueles conectados à internet” e surgem termos como ciberespaço, cibersociedade, cibercidade, ciberlavanderia, cibercafé, cibercultura.

Já espaço, segundo Wertheim (apud Gómez Cruz, 2007, p. 29), até o século XIV ou XV, na cosmovisão medieval, existia um espaço “real” e um “divino”. A partir do século XVIII, com o deslocamento que colocou a ciência como explicação imperante do mundo, surgiu uma visão mais racionalista e mecanicista do espaço. Nessa visão, a dualidade medieval se perdeu em favor de um “espaço físico, total e absoluto”. No entanto, a autora assinala que o ciberespaço, não só em sua narrativa mas em seu “manifestar-se”, abre a posibilidade de um “espaço” que não é cartesiano: ao interagir no ciberespaço, minha localização não pode ser estabelecida puramente pelas coordenadas do espaço físico.

Como bem assinala Wertheim (apud Gómez Cruz, 2007, p. 30), o ciberespaço recupera a cosmovisão de “um espaço dual onde o espaço físico não é o único espaço possível”. Mas, do nosso ponto de vista, também se consitui num cosmo harmônico próprio, embora, se pensarmos para além das “máquinas de controle”,24 não deixa de se interconectar com o mundo físico.

Cosmos, do grego, significa harmonia, ordem, beleza. Seu antônimo é caos,25 também do grego. Esse mundo constituído pelo ciberspaço sugere simetria, uma combinação e um equilíbrio de traços em formatos de redes36 que se conformam em mecanismos identificados do ponto de vista do determinismo tecnológico, mas os ultrapassam. Talvez seja oportuno lembrar, com Jesús Galindo (1998, p. 4), que a “sociedade do ciberespaço é uma nova forma ecológica no devenir humano. [...] Algo que chama a novos tipos de relações sociais, a construção de um novo tipo de civilização”. Portanto, o ciberespaço se constitui num fenômeno das últimas décadas. Como disse Heim (1993, p. 84), “algo se torna um fenômeno quando capta e prende a atenção da civilização. Só então nossa linguagem comum pode articular a presença da coisa de modo que possa aparecer em sua identidade ‘estática’ [sic] no curso da história”.

É assim que o fenômeno ciberespaço se apresenta neboluso e movediço. Atrai distintos movimentos societários e, ao mesmo tempo, se refaz continuamente.

Não é a intenção desde texto adentrar aprofundadamente na discussão do ciberespaço, nem cair em qualquer uma das vertentes teóricas prodominantes, entre os prometéicos27 e os fáusticos,28 na linguagem de Rudiger (2007, p. 14; 184 ) que, como pensadores da técnica oscilam, respectivamente, em visões do ciberespaço a partir de um pessimismo cultural ou do otimismo societário. Para os prometéicos, a técnica portaria uma faculdade emancipatória e beneficente pois representa o maior bem do ser humano, fator de progresso ou uma oportunidade de avanço no desenvolvimento. Por outro lado, para os fáusticos, a técnica é vista como força do ser humano, mas capaz de assumir um desenvolvimento autônomo e destruí-lo.

Interessa-nos discutir as possíveis interconexões entre a comunicação dos segmentos organizados das classes subalternas, tendo por base a experiência brasileira, e a cibercultur@,29 que ao ser identificada por @, não se ocupa, em essência, das tecnologias digitais ou da comunicação mediada por computador, mas se caracteriza como um processo implicado no desenvolvimento das culturas da informação, da comunicação e do conhecimento.

Mas, como não há como deixar de considerar a centralidade das tecnologias da informação e comunicação no cotidiano e na vida em sociedade, consideramos necessário abordar a comunicação comunitária na atualidade também a partir do ciberespaço. Este é tomado como um fenômeno complexo que requer interpretações na persepctiva da cosmovisão que lhe é constitutiva, na imaterialidade como sua essência enquanto processo, mas que se interconecta com o espaço físico por meio das pessoas e organizações que o movem, dos consequentes reflexos reais nas suas vidas, dos processos históricos que não dissociam o mundo material ao do ciberespaço e da própria vida concreta que se efetiva para além das infovias.

Cibercultur@ e comunidades emergentes de conhecimento

Muito se falou em “brecha digital”, “barreira digital” ou em “digital divide” para designar a exclusão dos empobrecidos ao acesso a computadores e à internet em processo simultâneo de inserção dos setores dominantes neste ambiente comunicacional e seu encantamento diante das facilidades de interação e circulação de conteúdos que o mesmo oferece. Contudo, há que se atentar para o fato de que a dimensão econômico-financeira não explica a totalidade da problemática da info-exclusão. Há também razões educacionais, culturais e políticas que podem configurar as condições de não acesso ou mesmo o nível da qualidade de acesso conseguido por segmentos populacionais, segundo cada realidade. Também, convém ressaltar que não é apenas o acesso à internet que garante a inclusão das pessoas como sujeito político da sociedade, como veremos em seguida.

Em suma, diante da importância das TICC na atualidade,

 

não ter acesso à principal fonte de mediação das relações sociais do século XXI agrava a exclusão social de todos os setores que ficam ‘de fora’, ou do outro lado dessa ‘brecha’. Por essa razão, considera-se que os países com abundância de populações ‘pobres’ devem ter e aumentar seu contato com as TICC, qualificadas como o instrumento privilegiado para acessar a informações e os conhecimentos organizados e criados para todos, por outros que estão do outro lado da ‘brecha’ (González, 2008, p. 123).

 

Nesse contexto, num primeiro momento, estudos e políticas públicas acerca do tema consideraram que as distorções quanto à apropriação competente dos serviços de informática e da internet, assim como a incorporação das pessoas às novas formas de relações e estruturação sociais, seriam resolvidas proporcionando habilidades para operar máquinas, programas (softwares) e a disponibilização de serviços (telecentros, centros de informática, cibercafés, cabines públicas etc.), principalmente de acesso gratuito. Mas, os debates não tardaram a demonstrar serem insuficientes esses tipos de iniciativas, apesar de se reconhecer a necessidade da incorporação de tais condições, porque as soluções sempre serão insuficentes se não forem resolvidos os problemas das contradições econômicas, políticas e culturais provindas das relações desiguais inerentes ao modo de produção capitalista.

Paulo Cunha (2003, p. 211) assim se expressou sobre o assunto:

 

a chamada desterritorialização produziu um novo tipo de usuário da comunicação, mas não venceu o desequilíbrio provocado pelas diversas dinâmicas nacionais. Novos padrões hegemônicos produzem novas centralidades. No entanto, grupos periféricos continuam isolados à margem do ciberespaço. As novas centralidades puramente informacionais convivem com as centralidades efetivamente geopolítico-econômicas, criadas no período colonial e incrementadas pela revolução industrial. De um lado, temos as periferias econômicas, repletas de desvalidos, marginalizados e miseráveis; de outro lado, vemos as periferias-centrais das redes digitais, as tribos e suas subculturas que, felizes em participar do não-lugar do ciberespaço, alienam-se das contradições da indústria da comunicação.