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¡Juntos Podemos!

Copyright © 2018 - Taller del Éxito - Jean R. Charles

Traducción al español: Copyright © 2017 Taller del Éxito

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Publicado por:

Taller del Éxito, Inc.

1669 N.W. 144 Terrace, Suite 210

Sunrise, Florida 33323

Estados Unidos

www.tallerdelexito.com

Editorial dedicada a la difusión de libros y audiolibros de desarrollo

y crecimiento personal, liderazgo y motivación.

Diseño de carátula y diagramación: Giselle Selva Rodríguez

Traducción: Eduardo Nieto Horta

Corrección de estilo: Nancy Camargo Caceres

ISBN 10: 1-607384-82-5

ISBN 13: 978-1-60738-482-3

01-201804

Contenido

Agradecimientos

Introducción

La verdadera prosperidad

Sección I

Claridad

Capítulo 1

¿Por qué estamos haciendo esto?

Capítulo 2

¿Cómo se verá nuestra empresa?

Capítulo 3

¿Qué es lo más importante?

Capítulo 4

¿Cuánto puedes perder?

Capítulo 5

¿Dónde están los límites?

Capítulo 6

¿Cómo está la familia?

Sección II

Colaboración

Capítulo 7

Recuerda lo que sucedió

Capítulo 8

Las tres E

Capítulo 9

¿Quién va primero?

Capítulo 10

¿Quién está a cargo aquí?

Capítulo 11

Unidos prevaleceremos

Sección III

Conexión

Capítulo 12

No es un concurso

Capítulo 13

Cómo doblarse sin quebrarse

Capítulo 14

Renuncia

Capítulo 15

Suelta

Capítulo 16

Eres el mejor

Capítulo 17

Uno más uno es igual a once

Sección IV

Celebración

Capítulo 18

Felices para siempre

Capítulo 19

El mejor negocio

Conclusión

Epílogo

Anexo A

Prueba de éxito de las parejas emprendedoras

Anexo B

Los mejores secretos de parejas emprendedoras que han
tenido éxito

Recursos

Acerca de la autora

Dedicado a mi esposo Tom,

el mejor compañero y socio de emprendimiento

que podría tener.

Agradecimientos

Agradecimientos especiales a...

Mis sabios y maravillosos entrenadores:

David Steele, quien tuvo la idea de que yo escribiera este libro: gracias, David, por la idea y también por ser mi guía y animarme mientras lo escribía.

Suzanne Falter-Barnes, quien fue muy generosa al darme un curso intensivo sobre cómo escribir libros de autoayuda: gracias, Suzanne. Tu ayuda fue invaluable.

Judy Cullins, quien conoce la fórmula para organizarlo todo y tuvo la gracia y la amabilidad de compartirla conmigo. ¡Gracias, Judy!

También a...

Mi editor, Stephen J. Spignesi, quien con paciencia transformó mi texto, no solo coordinando mis palabras, sino también realzando mi voz hasta producir un excelente libro. ¡Gracias, Steve!

Mi diseñadora de portada, Cathi Stevenson, quien propuso muchas portadas maravillosas, ¡e hizo que me fuera difícil escoger solo una!

Tom, mi esposo, por su amoroso apoyo durante este proyecto, y por permitir que nuestra historia personal se hiciera pública.

Mi hijo Joe, el chico más agradable del mundo, por ser un permanente recordatorio de mi gran prosperidad.

Y, desde luego, a todas las parejas emprendedoras que he conocido, en especial a quienes, con amabilidad, han compartido sus historias ¡y a diario viven la gran aventura del emprendimiento en pareja!

Introducción

La verdadera prosperidad

“La verdadera prosperidad es el resultado de una confianza bien fundada en nosotros mismos y en nuestros compañeros”.
–Benjamin Burt

Es verdad. Tú y tu compañero de vida pueden construir la empresa de sus sueños y disfrutar de prosperidad mediante el compañerismo.

Vivimos tiempos en los que el dinero, las posesiones y el prestigio son más importantes que nunca. Sin embargo, tenerlos no es prosperidad como tal. La verdadera prosperidad es disfrutar de una vida de paz y seguridad sabiendo que tus necesidades y las de tu familia están siendo satisfechas. Consiste en vivir una vida que se fundamenta en tus valores; es cuestión de integridad, de gozar del amor de la familia y los amigos, de tener un trabajo significativo y disfrutar de los frutos de tu labor. La verdadera prosperidad te da libertad para despertar la genialidad innata que yace dentro de ti y usarla para prosperar y dejar un gran legado.

Ser socios prósperos en la vida y en los negocios es mucho más complicado que ser socios en solo uno de estos dos planos, personal o empresarial. Sin embargo, desarrollar una empresa con tu cónyuge es una gran oportunidad para aprender y crecer a nivel profesional y personal. No tiene que ser una lucha. De hecho, el compromiso personal entre ustedes, junto con los valores y metas que comparten, producirán una sinergia, una gran energía que servirá para mejorar en gran medida la empresa y alcanzar más éxitos por el simple hecho de que ustedes dos están juntos en el asunto.

Ese tipo de trabajo en equipo no es nada nuevo. Generaciones de tiendas han sido pensadas por una madre y un padre. Durante mucho tiempo, granjas enteras han funcionado con el trabajo de un esposo y una esposa. Así mismo, muchas empresas exitosas son dirigidas por parejas emprendedoras. Estee Lander lanzó su imperio de cosméticos junto con su esposo Joseph en 1946. A lo largo de 13 años, Donna Karan dirigió su empresa de moda en compañía de su esposo, el artista Stephan Weiss. Y así como ellos, hay muchos otros ejemplos de parejas emprendedoras que han tenido éxito.

Las empresas familiares con mayor crecimiento en la actualidad son aquellas que han sido fundadas por parejas que comparten la propiedad, el compromiso y la responsabilidad. Es difícil recolectar información confiable, pero muchos expertos concuerdan en que las cifras de estas empresas son altas y están en crecimiento. La Administración de Empresas Pequeñas ha informado que, durante los últimos años, ha habido un crecimiento importante en emprendimientos de operación conjunta y la mayoría de estas empresas pertenece a parejas de esposos.

Muchos creen que trabajar con su cónyuge o compañero de vida es casi imposible. He escuchado afirmaciones tales como: “Nunca podría trabajar con él/ella”. “Él/ella es muy controlador(a)”. “Sería demasiado confinamiento”. “No es bueno estar tanto tiempo juntos”. “Nos mataríamos el uno al otro”. Es claro que esto no es para todos.

Sin embargo, para una pareja comprometida y que tiene una relación sólida y madura, la oportunidad de conformar juntos una empresa suele ser una maravillosa aventura compartida con muchos beneficios personales y efectos de gran alcance.

Ser una empresaria en compañía de mi esposo ha sido una maravillosa experiencia para mí. Aun así, admito que nuestra aventura como pareja emprendedora no comenzó de manera intencional. Yo no hacía parte de una pareja comprometida con una relación sólida y madura –que es la mejor cualidad para comenzar. Todo comenzó por casualidad y ha seguido un camino tortuoso.

Mi historia

Nuestra historia juntos partió de un saludo desde una ventanilla de oficina hace más de veinte años. Acababa de graduarme como terapeuta ocupacional y fui a una pequeña clínica de terapia física en busca de una contratación. No sabía que el hecho de haber devuelto aquel saludo terminaría siendo el punto de partida para la mayor aventura de mi vida. Tom, además de ser la persona que me saludó, era el propietario de la clínica y pocos años después terminó siendo mi socio y compañero de vida. Él también era, y sigue siendo, empresario por excelencia, así que nuestra relación me involucró en más negocios y tratos de los que jamás imaginé.

Poco después de aquel día, contacté a la empresa de Tom para proveerle mis servicios de terapia ocupacional mientras atendía mi práctica privada y, conforme nuestra relación se fue desarrollando, él comenzó a compartir sus ideas conmigo. Pronto descubrió que soy muy detallista y necesito mucha información antes de correr algún riesgo. En contraste, Tom siempre ha sido visionario, lleno de grandes ideas para fundar empresas. Él estaba dispuesto a correr grandes riesgos con poca información. Al comienzo él no apreciaba mi parcialidad: “Nunca quieres hacer algo que yo sugiera”, me decía.

Nuestras relaciones, tanto de negocios como en el plano personal, se desarrollaron por caminos paralelos y pasamos algunos tiempos difíciles. Las luchas de poder eran un problema en particular.

Por ejemplo, durante los comienzos de la empresa, yo pensaba que debíamos ser más organizados. Quería darle algo de estructura a la empresa, escribir manuales de políticas y procedimientos, estandarizar las operaciones, etc. Él, por su parte, quería expandirse, comprar un edificio y remodelarlo, recibir contratos de hospitales, etc. Después de algunas horribles discusiones, hicimos ambas cosas: yo escribí los manuales; además compramos y remodelamos un edificio. Ese año pusimos la cerámica del piso de un baño en la víspera de Año Nuevo.

Ese invierno también comenzamos una empresa de remoción de nieve. Tom había comprado un camión con una pala para limpiar el estacionamiento del nuevo edificio y este simple hecho dio lugar a un nuevo negocio. Ese fue un invierno muy recio y tuvimos mucho trabajo. Alguien dedicado al negocio de remover nieve vio el camión en nuestro estacionamiento y nos preguntó si queríamos subcontratar algunos trabajos. ¡Qué oportunidad! Cuando nevaba, permanecíamos despiertos toda la noche limpiando los estacionamientos de A&P y de la Oficina de Correos, y luego limpiábamos el nuestro antes de abrir la clínica. ¡Estábamos juntos las 24 horas del día, los 7 días de la semana! Compartimos asombrosas experiencias e historias que todavía contamos.

Recuerdo aquel día en que una mujer se paró frente a nuestro camión mientras trabajábamos; llevaba puesta una bata de dormir y gritaba desesperada diciendo que necesitaba ir de urgencia al hospital. De inmediato, nosotros nos ofrecimos a llevarla, pero en lugar de eso, ella solo quería que le quitáramos la nieve de la entrada a su garaje para poder ir en su propio auto. Después de pasarnos dos horas limpiando su entrada, que era muy inclinada y estaba pavimentada en puro hielo, todo quedó limpio. Cuando terminamos nuestro trabajo, ella decidió que ya no quería ir al hospital y nos cambió su historia diciéndonos que tenía una cita con un médico dos días después. Luego nos ofreció dos dólares por los inconvenientes. Entre el costo de la gasolina y el desgaste del camión, sin mencionar el café que comprábamos, probablemente ganábamos cinco dólares por tormenta. Por consiguiente, ese negocio duró nada más aquel largo invierno.

La siguiente primavera compramos un bote de vela, una hermosa corbeta de competencia de 27 pies, la cual pasó de inmediato a ser parte del negocio pues la usábamos como herramienta de mercadeo para nuestra empresa de rehabilitación, la cual, para entonces, ya había llenado el nuevo edificio. También teníamos contratos con tres hospitales.

El negocio de rehabilitación se basa por completo en referidos –particularmente referidos de médicos. Por lo general, los médicos tomaban libres los miércoles, así que ese día los invitábamos a navegar junto con sus familias. Tom era el capitán y yo me convertía en la tripulación. Era divertido ver que algunas esposas llegaban con la idea de abordar un gran yate y en lugar de eso se encontraban frente a un bote de vela más bien pequeño. A veces llegaban con zapatos de tacón alto y les preocupaba que el viento les hiciera perder sus lentes de contacto. Sin embargo, nuestro plan de mercadeo funcionaba y los referidos comenzaron a abundar.

En 1984, decidimos mudarnos fuera de los suburbios. Queríamos más espacio y buscamos una casa vieja para remodelarla. Tiempo después, compramos una granja (¡No, no morimos! De verdad, compramos una granja) y en poco tiempo está también se convirtió en una oportunidad de negocio. Ahora vivíamos muy lejos del mar, así que vendimos el bote de vela e invertimos en ganado.

Con el tiempo, nuestro hato creció y pasamos de tener tres a cincuenta cabezas de ganado. Fue así como entramos al negocio de las carnes personalizadas –el cual nos condujo a uno de nuestros mayores errores en los negocios.

Aceptamos a un tercer socio, quien se encargaba de la carnicería. Él nos convenció de mudar la operación de terminado abriendo una tienda de cárnicos en una ciudad en particular de New Jersey. Según él, esa era una excelente idea. Al recordar, comprendo que desde el comienzo yo presentía que aquella era una mala idea, pero no expresé mi opinión con la suficiente convicción. Supongo que no quería ningún conflicto, así que accedí a proceder con tan cuestionable proyecto.

Nuestro error fue no haber investigado. Si lo hubiésemos hecho, habríamos descubierto que una gran mayoría de pobladores étnicos de esa ciudad no come carne. Además, era una zona de mucho crimen y nuestros equipos desaparecieron muy rápido. Perdimos varios miles de dólares y disolvimos la sociedad. Tras esa experiencia, decidimos dedicarnos a criar los animales y contratar el trabajo final.

Pocos años después, compramos nuestra granja y mis padres decidieron mudarse fuera de la ciudad de New York. Subdividimos un lote de la granja y les ayudamos a construir una casa modular en el terreno. Esta experiencia nos llevó a entrar en el negocio de construcción de casas modulares y trabajamos como contratistas generales en varios edificios de New Jersey. La empresa duró cinco años y nos dedicamos a ella junto con la remodelación que estábamos haciendo de nuestra propia casa en la granja, una habitación a la vez. Justo ahora estamos en la segunda ronda de remodelación. En realidad, ¡creo que Tom mira muchos episodios de This Old House!

Durante estos años, la compañía de rehabilitación fue creciendo aunque enfrentó los retos de los cambios que surgieron en el sistema de atención médica. La primera amenaza surgió con los médicos que decidieron quedarse con el negocio de las terapias y contratar terapistas. En poco tiempo perdimos el 50% de nuestra base de referidos, así que buscamos otras fuentes de referidos e hicimos sociedad con más hospitales y centros de cuidado para ancianos prestando servicios con base en contratos. Tiempo después, las leyes prohibieron la autorremisión por parte de los médicos y nuestra empresa volvió a crecer. Luego, surgió la atención médica administrada. Las compañías de seguros se hicieron cargo y comenzaron a decirnos qué pacientes podíamos tratar y qué podíamos o no hacer por ellos. De repente todo se convirtió en una negociación contractual y en tratar de competir con las entidades más grandes de la industria.

Para finales de la década de los noventa, nuestra empresa de rehabilitación había crecido hasta convertirse en diez clínicas de atención ambulatoria y teníamos contratos con varias casas de servicios para ancianos, pero nuestro tamaño no nos daba sostenibilidad en el mercado. Manteníamos cerca de 100 empleados y no teníamos cómo competir con los gigantes de la industria de rehabilitación, como Healthsouth y NovaCare, por los apetecidos contratos de proveedores de atención médica preferidos. También se nos estaba haciendo difícil recaudar los pagos de las empresas de seguros. La burocracia era ridícula. De comenzar con dos empleados que se encargaban de la facturación y los cobros, crecimos hasta tener una oficina de diez personas para hacer ese trabajo. Sabíamos que era hora de considerar alinearnos con una organización más poderosa.

Contratamos a un agente de empresas que comenzó a buscar una compañía que estuviera interesada en comprar la nuestra y en el año 2000 se la vendimos a una nueva compañía que tenía planes de adquirir muchas entidades independientes para crear un amplio conglomerado de empresas a nivel nacional. Los escogimos a ellos porque prometieron mantener el control local y conservar el nombre de la empresa, los empleados y los estándares. Para nosotros era muy importante que, dentro de la nueva organización, se respetaran los valores sobre los que habíamos construido la empresa.

Dos años antes de venderla, yo ya había decidido renunciar a la industria de la salud. Fue en ese entonces cuando comencé a prepararme para ser una entrenadora de vida. Luego, fundé mi empresa de entrenamiento y consultoría, y mi primer cliente fue Tom. La primera pregunta que le hice fue: “¿Qué quieres hacer después de vender la empresa?” Su respuesta fue: “¡Lo que yo quiera!”

Tom decidió hacer una combinación entre trabajar a tiempo parcial para la nueva empresa, dedicarse a la granja y ser el alcalde de nuestro pueblo. Además de esto, usamos parte de las utilidades obtenidas de la venta de la empresa para iniciar una entidad de inversión en bienes raíces. ¡Empresarios para siempre!

Al buscar oportunidades de inversión y terminar decidiéndonos por la industria de los bienes raíces, nos beneficiamos en gran medida con nuestras habilidades combinadas como pareja emprendedora. Como suele suceder, Tom era el visionario; él siempre pensaba en grande. Yo era la más práctica, la que investigaba los mercados. Finalmente, estuvimos de acuerdo con nuestra primera compra: una propiedad que tenía vista al mar y que rentaríamos durante las vacaciones. Su valor se ha duplicado desde que la compramos hace cuatro años y ha resultado ser la mejor inversión financiera que jamás hayamos hecho. Nuestros planes son comprar propiedades para renta, incluyendo algunas en áreas urbanas. Planeamos remodelarlas y rentarlas con opción de compra. El nombre de nuestra empresa de bienes raíces es Always an Adventure (Siempre una aventura), lo cual es un tributo a nuestras alocadas y ambiciosas experiencias en nuestro peregrinaje como pareja emprendedora.

Espero que nuestra historia y este libro te inspiren a comenzar o a continuar tus propias aventuras de emprendimiento en pareja. Por favor, usa lo que hemos aprendido de nuestros triunfos y errores para suavizar los sobresaltos que surjan en tu camino, evitar los obstáculos y tener un viaje más suave hacia tu destino de prosperidad por medio del compañerismo.

La gran aventura del emprendimiento en pareja

Muchas parejas emprendedoras que han tenido éxito coinciden en ciertas razones para formar sus empresas y disfrutar de satisfacciones en común; sin embargo, también enfrentan preocupaciones y conflictos, pero ellas han aprendido a aprovechar sus fortalezas y a resolver desafíos para construir vidas prósperas. Este libro habla sobre las actitudes y comportamientos de muchas parejas emprendedoras prósperas y ofrece programas y ejercicios que les ayudarán a adoptar actitudes de éxito y a aprender comportamientos productivos.

La sabiduría y orientación que encontrarás aquí las he extraído de mis propias experiencias, de extensas investigaciones, de relatos de mis clientes que son parejas emprendedoras y de entrevistas con docenas de otras parejas emprendedoras de gran éxito. Hay citas e historias incluidas a lo largo de todo el libro que tienen como propósito ilustrar errores, problemas, soluciones y estrategias que han funcionado para otros. Cuando mencionamos nombres completos y nombres de empresas, es con permiso de los protagonistas; en otros casos, solo hemos usado el primer nombre.

Si tú y tu compañero de vida están considerando embarcarse o ya están experimentando la gran aventura del emprendimiento en pareja, este libro es para ustedes.

Les ayudará a que, como pareja, avancen por el complicado laberinto de los negocios y a crear un entorno de respeto y aprecio mutuo alejado del conflicto. Aprenderán de los errores de los demás, al igual que de sus soluciones a los problemas. Sabrán cómo capitalizar sus diversas fortalezas, habilidades y estilos con el fin de funcionar como un equipo de alto rendimiento, limitando al mismo tiempo aquellos aspectos de su relación personal que pueden sabotear su empresa. Usarán su conexión como pareja para transformar el conflicto en una colaboración exitosa y productiva.

Te ofrezco este libro como guía para ti y para tu compañero de vida. Quiero ayudarles a construir una empresa y una vida extraordinarias, y a compartir gran prosperidad personal y profesional. Te sugiero que lo leas una vez por completo y luego vuelvas a los capítulos específicos que más te hablaron para que trabajes con los ejercicios de entrenamiento que se encuentran en cada uno de ellos. Este libro te enseñará a cosechar las recompensas del emprendimiento en pareja.

Así que, ¡comencemos tu aventura!

Sección I

Claridad

“Más importante que la búsqueda de la certeza,
es la búsqueda de la claridad”.
–Francois Gautier

La claridad es de suma importancia porque reduce la probabilidad de conflicto, la ambigüedad, los sentimientos heridos y las disensiones. También garantiza que ustedes dos tengan el mismo ánimo. Este es el primer paso para tu empresa: aclarar para ti mismo y entre ustedes dos exactamente qué es lo que esperan lograr. Si las expectativas son vagas, el resultado no será el ideal. Insisto: la claridad es de suma importancia en este nuevo emprendimiento.

Siempre les digo a mis clientes: “Aclaren desde un comienzo sus expectativas”. Este punto es importante en todas tus interacciones contigo mismo, con tu compañero, tu familia, tus clientes y tus proveedores. Todos deben tener claridad sobre el resultado esperado. Es por esto que los contratos escritos son tan necesarios. Los abogados prosperan gracias a que trabajan solucionando disputas sobre expectativas que no son claras (y que a menudo fueron acordadas en forma verbal ). Los malos entendidos generan discusiones y hacen que las personas se culpen entre sí –lo cual es devastador, no solo para tu empresa, sino también para tus relaciones personales.

La claridad debe ser tu lema incluso antes de iniciar tu empresa. Sin embargo, si hasta ahora están comenzando, nunca es demasiado tarde para reevaluar y lograr tener claridad. Todo –desde el “cuadro completo” hasta los pequeños detalles– debe expresarse de forma clara. Esto también implica cuestionar tus propias suposiciones y expectativas, analizándolas con atención y conversando sobre ellas con tu pareja.

“En mi experiencia, el 80% de los problemas en la vida
personal y corporativa proviene de la falta de claridad con respecto a los objetivos y las metas”.
–Brian Tracy

Esta sección les servirá para ayudarles a aclarar por qué y cómo quieren tener una empresa como parte de sus vidas. Hablaremos sobre la importancia de compartir esta información entre ustedes para que así logren un consenso en cuanto a los principales problemas que los enfrentan entre sí. Aprenderán a ejercer influencia entre ustedes, a escucharse mutuamente, a responder sin tomar una posición defensiva, a alcanzar un punto donde sepan decir con sinceridad: “Puedo vivir con esto”.