cover.jpg

img144.jpg

img1.png

img1.png

img2.png

Patio del claustro. Fotografía en sepia, 23 × 17 cm. Autor desconocido, 1898. Archivo Histórico, Universidad del Rosario.

Un largo camino. Universidad del Rosario, 365 años

 

Reseña

Durante 365 años, el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario ha sido una institución que permanece a la vanguardia de la educación y de los debates políticos, sociales, económicos y culturales del país. Esta obra se trata de un largo camino, una historia que no cesa y que se alimenta constantemente de aportes a las ciencias, a las letras y a la sociedad. Las diversas microhistorias recopiladas en este libro partieron de la idea de casos aislados que, durante mucho tiempo, habían pasado inadvertidos por parte de historiadores e investigadores. La conmemoración que hoy se hace al claustro, junto a una mirada en perspectiva —y haciendo alusión al Plan de Desarrollo de la institución— permite concluir que la Universidad del Rosario continúa formando a sus estudiantes bajo los mismos principios rectores con los que fue fundada, esto es, no solo ser de los estudiantes y para ellos, sino constituirse en un baluarte para la formación ética, humanística y científica.

 

Palabras clave: Colombia – Historia, Universidad del Rosario, siglos XVII, XVIII, XIX y xx, mujeres, educación, vida política, vida social y cultural.

 

A long journey. Universidad del Rosario, 365 years

 

Abstract

For 365 years, the Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario has been an institution at the forefront of education and political, social, economic, and cultural debates in Colombia. This publication it´s about a long journey, a history that goes on and that is constantly nourished by contributions to science, literature, and society. The various microhistories compiled in this book started from the idea of isolated cases that, for a long time, had gone unnoticed by historians and researchers. The homage made today to the cloister, following a historic perspective, and regarding to the Development Plan of the institution, allows to conclude that the Universidad del Rosario continues to train the students under the same guiding principles since its foundation. In other words, it seeks not only to be of the students and for them, but also to become a bastion of ethical, humanistic, and scientific training for the society (nation/country).

 

Keywords: Colombia – History, Universidad del Rosario, 17th, 18th, 19th and 20th centuries, women, education, political life, social and cultural life.

 

 

Citación sugerida

Ariza Martínez, Juan Sebastián (ed.). Un largo camino. Universidad del Rosario, 365 años. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2018.

Doi: doi.org/10.12804/ll9789587841442

 

img3.png

Fachada del claustro y la capilla de La Bordadita.

Fotografía en sepia, 17 × 22,5 cm. Anónimo, ca. 1910.

Archivo Histórico, Universidad del Rosario.

 

Ariza Martínez, Juan Sebastián

Un largo camino. Universidad del Rosario, 365 años / Juan Sebastián Ariza Martínez, Laura Alejandra Buenaventura Gómez.  Universidad del Rosario. - Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2018

 

270 páginas

 

Universidad del Rosario -- historia / Universidad del Rosario -- educación superior de mujeres – historia / I Título / II Serie.

 

378.861        SCDD 20

 

Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. Biblioteca

LAC                                                                                                        Octubre 31 de 2018

 

© Universidad del Rosario

     Diciembre 2018

 

RECTOR

José Alejandro Cheyne García

 

VICERRECTORA

Stéphanie Lavaux

 

SÍNDICO

Miguel Francisco Diago Arbeláez

 

SECRETARIA GENERAL

Catalina Lleras Figueroa

 

CONSILIARIOS

Andrés Cadena Vanegas

Alberto Fergusson Bermúdez

Andrés López Valderrama

Víctor Hugo Malagón Basto

Ann Mason

 

Universidad del Rosario

Calle 12C No. 6-25

Teléfono (57-1) 2970200

www.urosario.edu.co

 

DIRECTOR EDITORIAL

Juan Felipe Córdoba Restrepo

 

EDITOR ACADÉMICO

Juan Sebastián Ariza Martínez

 

INVESTIGADORA GRÁFICA

Alejandra Buenaventura Gómez

 

COORDINACIÓN EDITORIAL

Ingrith Torres Torres

 

© José Alejandro Cheyne García, por la Presentación

 

©   TEXTOS

Diana Marcela Aristizábal, Juan Sebastián Ariza Martínez, Paulo Córdoba,  Laura Catalina García Mera, Óscar Daniel Hernández Quiñones, Ana María Jiménez Daza, Marina Lamus Obregón, Sergio Mahecha Jaimes, Margarita María Martínez Osorio, Iris Medellín Pérez, Gabriel Mejía Cepeda, Lery Daniela Munar Espinosa, Jessica Alejandra Neva Oviedo, Daniela A. Prada Ardila, María Sué Pérez Herrera, Daniel Preciado Camargo, Sebastián Quiroga Cubides, Nicolás Felipe Rueda Rey, María Angélica Salazar Rodríguez, Stephanie Sarmiento Rojas, Andrés Vargas Valdés, Pedro Javier Velandia

 

©   FOTOGRAFÍAS

Alberto Sierra Restrepo, Museo de la Independencia-Casa del Florero, El Espectador, Biblioteca Nacional de Colombia, Biblioteca Universidad Nacional de Colombia, Museo Nacional de Colombia: Samuel Monsalve Parra, Ángela Gómez Cely

 

ISBN: 978-958-784-143-5 (impreso)

ISBN: 978-958-784-144-2 (epub)

ISBN: 978-958-784-145-9 (pdf)

DOI: doi.org/10.12804/ll9789587841442

 

CORRECCIÓN DE ESTILO

Ella Suárez

 

DISEÑO

Juan Carlos Ramírez

 

IMAGEN DE CUBIERTA

Plaza de San Victorino en Bogotá. Acuarela sobre papel. 30,3 × 26,7 cm. François Désiré Roulin. 1824. Colección de Arte del Banco de la República.

 

DESARROLLO EPUB

Lápiz Blaono S. A. S.

 

img4.png

Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Fachada de la capilla, carrera 6 al oriente. Grabado. Papel Periódico Ilustrado. Año III, número 71. 20 de julio de 1884.

img5.png

 

 

Presentación

José Alejandro Cheyne García

 

Exordio

Luis Enrique Nieto Arango

 

Introducción

Juan Sebastián Ariza Martínez

 

CRIOLLOS INSUGENTES E ILUSTRACIÓN
LAS PRIMERAS GENERACIONES DEL COLEGIO MAYOR DEL ROSARIO

 

Religioso, cortesano y educador: la trayectoria de fray Cristóbal de Torres y Motones y la fundación del Colegio del Rosario

Andrés Vargas Valdés

 

Cristóbal de Araque y Ponce de León : aliado y defensor de la autonomía del Colegio Mayor del Rosario

Diana Marcela Aristizábal

 

Recorriendo itinerarios. Estudio biográfico de Pedro Fermín de Vargas

Lery Daniela Munar Espinosa

 

Un viaje por los Andes del norte. Antonio Villavicencio y las revueltas independistas de Nueva Granada

María Angélica Salazar Rodríguez

 

Brevario de la vida de Sinforoso Mutis Consuegra: la transformación de súbdito a patriota

Sergio Mahecha Jaimes

 

Andrés Rosillo y Meruelo: itinerarios de un sacerdote con poder

Iris Medellín Pérez

 

VIDA POLÍTICA E INTELECTUAL
APAORTES INSTITUCIONALES A LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN

 

Atanasio Girardot: notas sobre la construcción de la figura del héroe nacional

Jessica Alejandra Neva Oviedo

 

Sobre indios y nación. El papel de José Ignacio Pescador en el movimiento independista

Daniela A. Prada Ardila

 

El concepto de sabio en la sociedad decimonónica. El caso de Lino de Pombo

Paulo Córdoba

 

Saber vivir del sabe. Vida pública e intelectual de Rufino Cuervo y Barreto

Daniel Preciado Camargo

 

LAS MUJERES ROSARISTAS
INICIOS Y DESARROLLO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR FEMENINA

 

Tensiones, discusiones y movilizaciones: mujeres y educación superior

Margarita María Martínez Osorio

 

La ciudad cambiante a través de la pluma: José María Cordovez Moure y sus narraciones de Bogotá

Óscar Daniel Hernández Quiñones

 

La educación es el alma de la República: Lorenzo María Lleras

Marina Lamus Obregón

 

Más allá de las fronteras bipartidistas. Semblanza de Nicolás Esguerra y su incidencia en el Colegio Mayor del Rosario

Gabriel Mejía Cepeda

 

La revolución de lo colectivo. Rafael Uribe Uribe y los inicios de la transformación laboral y agraria en Colombia

Laura Catalina García Mera

 

Más allá del poeta. Julio Florez, un actor político oculto en la historia de la literatura

Ana María Jiménez Daza

 

COMUNIDAD, CIENCIA Y CULTURA
AVANCES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA ROSARISTA

 

Siluetas políticas del siglo XX bajo un seudónimo: “José Mar” y la crítica del periodismo

Pedro Javier Velandia

 

Luis Ángel Arango: un gerente cultural en la transformación del paisaje urbano de Bogotá

Stephanie Sarmiento Rojas

 

Aguillermo Hernández de Alba: un rosarista que le apostó al desarrollo de la cultura y la historia

María Sué Pérez Herrera

 

Idas y venidas: Influencia de la Universidad del Rosario en el pensamiento médico de José Francisco Socarrás

María Angélica Salazar Rodríguez

 

Un rosarista transforma las “formas de hacer historia”. El legado de Germán Colmenares en las ciencias sociales

Sebastián Quiroga Cubides

 

Álvaro Mutis: El crítico de la modernidad

Nicolás Felipe Rueda Rey

 

Conclusiones

 

Los autores

img6.png

 

 

El 18 de diciembre de 1653, el arzobispo de Santafé, fray Cristóbal de Torres y Motones, erigió el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Desde entonces, este claustro se ha convertido en testigo de la historia del país, y en sus aulas ha recibido a diversos estudiantes que, desde un punto de vista crítico, han aportado a los debates y exigencias de su entorno social.

Son innumerables los motivos que día a día nos hacen sentirnos orgullosos de nuestra comunidad; sin embargo, el que hoy nos congrega nos llena de regocijo a todos los que hemos estado vinculados al Colegio Mayor del Rosario. Hoy se cumplen 365 años de historias, compromisos y retos que, desde su fundación, han caracterizado al Rosario como una de las instituciones de educación más importantes de Colombia.

Ha sido un largo camino en el que se han tejido relatos, avatares políticos y desafíos sociales ante los cuales la universidad ha sabido responder de forma positiva, transformándose en función de las exigencias de su entorno. De ahí que hoy, más que nunca, el lema con el que siempre se ha caracterizado al Rosario, “antiguo y  nuevo”, continúe teniendo vigencia y haga alusión a nuestra trayectoria.

Las conmemoraciones que se han hecho al claustro han sido variadas y han rescatado diversos temas, como la historia institucional, la biblioteca antigua, los tesoros que forman parte de nuestro museo, entre otros. Sin embargo, la celebración que hoy nos reúne supone abordar nuestro pasado desde una perspectiva novedosa, con la que se quiere hacer un homenaje a las historias de vida de varios rosaristas que, con el pasar del tiempo, han permanecido a la sombra de la historia del claustro. Por eso, esta publicación hace un homenaje a ellos, a sus itinerarios de vida y a la forma como su paso por el Rosario incidió en su formación, partiendo de elementos relacionados con el género biográfico.

En esta oportunidad se han reunido como autores a los estudiantes y egresados del programa de Historia de la Escuela de Ciencias Humanas, quienes, a partir de investigaciones minuciosas y críticas, han recreado las trayectorias de vida de algunos rosaristas durante el largo camino de nuestra historia. Sea esta la oportunidad para divulgar la formación de nuestros estudiantes, dar a conocer los aportes de nuestros egresados y, por supuesto, celebrar una fecha tan especial para nuestra comunidad académica.

Con esta publicación, queremos darles la bienvenida a todos aquellos que se interesan por conocer la historia y la importancia del Rosario para la nación. No cabe la duda de que, así como se ha mantenido durante 365 años, la Universidad del Rosario continuará aportando a los debates y a las exigencias de nuestro entorno, sin perder el norte de nuestra institución: la formación de personas insignes e ilustres, con pensamiento crítico y compromiso ético con la sociedad.

 

José Alejandro Cheyne García

Rector

Bogotá, noviembre de 2018

 

img7.png

[Detalle] Ofrenda del colegial Pedro Padilla. Óleo sobre tela, 80 × 108 cm. Atribuido a Joaquín Gutiérrez, 1782. Pinacoteca, Universidad del Rosario.

img8.png

 

 

¿Qué es una inteligencia infinita?, indagará tal vez el lector. No hay teólogo que no la defina; yo prefiero un ejemplo. Los pasos que da un hombre, desde el día de su nacimiento hasta el de su muerte, dibujan en el tiempo una inconcebible figura. La Inteligencia Divina intuye esa figura inmediatamente, como la de los hombres un triángulo. Esa figura (acaso) tiene su determinada función en la economía del universo.

 

De “El espejo de los enigmas”, Otras inquisiciones, (1952)

Jorge Luis Borges

 

 

 

Un largo camino habrá recorrido desde su cuna en Burgos, en Castilla La Vieja, hasta su sepultura en Santafé de Bogotá, en el Nuevo Reino de Granada, Fray Cristóbal de Torres y con sus innumerables pasos habrá dibujado esa inconcebible figura, intuida por Dios gracias a la infinita imaginación de los teólogos. Figura que se vuelve incesante por los pasos que sus discípulos del Colegio del Rosario han dado y seguirán dando en este largo camino de la formación de la Nación Colombiana.

Son millares los hijos del Colegio que han seguido el recorrido trazado por los pasos del Arzobispo Fundador y sus nombres, con mayor o menor fortuna, van quedando grabados en la memoria de los tiempos.

Estas páginas recorren ese largo camino y se detienen en unos pocos de esos personajes singulares a quienes el aliento de Cristóbal de Torres impulsó para andar, muchas veces contra la corriente, y así Ilustrar a la República, de acuerdo con el mandato expresado en las Constituciones, dictadas a los pocos días de la inauguración del Claustro para afirmar la autonomía de la institución y consagrar su sistema de autogobierno, conforme a la tradición Boloñesa y Salmantina y en contra de la intención de sus hermanos de la Orden de Predicadores.

Estos 365 años que conmemora la hoy llamada Universidad del Rosario pueden tener su cabal comprensión en las noticias sobre estos actores de la vida del país que continuaron la senda señalada por Cristóbal de Torres, cuyas vidas y ejecutorias aquí narradas son una prueba irrefutable del valor de la educación.

 

 

Luis Enrique Nieto Arango

Director Oficina de Patrimonio Cultural e Histórico

 

img9.png

[Detalle] Fray Cristóbal de Torres, óleo sobre tela, 105 × 81 cm, atribuido a Gaspar de Figueroa, s. XVII. Pinacoteca Universidad del Rosario.

img10.png

 

 

Juan Sebastián Ariza Martínez

Universidad del Rosario, Bogotá

 

Muchos han sido los debates sociales, políticos y educativos que se han suscitado en el Colegio Mayor del Rosario. Desde su fundación, en 1653, la universidad ha recibido a pensadores e intelectuales que, desde diferentes disciplinas, han contribuido a la formación y el desarrollo de la nación. En otras palabras, el claustro ha sido partícipe de diversos procesos históricos, y en sus aulas se han gestado iniciativas vanguardistas que han aportado a la transformación de Colombia.

Durante el periodo colonial, el Rosario funcionó como una de las primeras instituciones de educación superior que, a diferencia de los ya existentes colegios mayores de San Bartolomé y Santo Tomás, pretendía impartir entre sus estudiantes una educación ilustrada, semejante a las corrientes de pensamiento europeo de este entonces, que no dependiera de ninguna orden religiosa, sino que estuviera en manos de sus colegiales. Desde entonces, el claustro se ha convertido en una institución laica, “de estudiantes, para estudiantes”, en la que estos últimos tienen una destacada participación dentro de las decisiones que se toman respecto a la institución.

 

img11.png

Anteproyecto de construcción de la biblioteca de la Universidad, vista desde la plazoleta. Acuarela sobre papel, 70 × 50 cm. Arquitectos Obregón Valenzuela, s. f. Universidad del Rosario.

 

Así, en sus primeros años de funcionamiento, el Rosario otorgó conocimientos a varios criollos ilustrados que, a partir de debates y tertulias, participaron en la promoción de la independencia y la posterior formación de la nación. Durante el siglo XIX, la universidad pasó por varias transformaciones, no solo en términos académicos —con la apertura y cierre de algunos de sus programas—, sino también con los cambios y adecuaciones de sus instalaciones, que pasaron de ser aulas de estudio, a cuartel de milicias y cárcel durante las guerras civiles de Colombia. Asimismo, los debates y los cambios políticos de finales del siglo XIX y principios del XX incidieron en la formación de los estudiantes rosaristas, algunos de los cuales llegaron a convertirse en presidentes de la república, políticos, poetas e intelectuales, como se verá a continuación.

Las publicaciones existentes sobre la historia de la Universidad son numerosas y abordan diferentes temáticas relacionadas con la institución en distintos periodos. Una primera aproximación a este tema se ha hecho a partir de la colección Cuadernos para la historia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, en la que han participado diferentes investigadores y profesores de la universidad adscritos a la  Unidad de Patrimonio Cultural e Histórico de la institución. Estas publicaciones transcriben de forma literal los documentos resguardados en el Archivo Histórico de la Universidad del Rosario, y a partir de ellos es posible conocer información sobre diversos temas y momentos de la universidad relacionados con los cambios de los modelos educativos en el periodo colonial; las cátedras de medicina, filosofía y teología que se dictaban en el Colegio Mayor; la alimentación que recibían los estudiantes; los bienes inmuebles rurales y urbanos que pertenecían a la universidad; así como varios listados con los nombres de los estudiantes, rectores y profesores de la institución a lo largo de los siglos XVIII y XIX.1

Por otra parte, las publicaciones anuales institucionales de la Universidad también han abordado la historia del Rosario a partir de diferentes aspectos como los libros incunables del archivo histórico, las obras de arte y los epígrafes que adornan el claustro y la capilla de La Bordadita, así como el despacho rectoral y, en general, la arquitectura del claustro.2 Entre ellas también sobresalen las publicaciones que se han hecho en torno a temas o fechas conmemorativas que relacionan a la Universidad con el contexto social y político del momento.3 Finalmente, existen las obras producidas desde las diferentes facultades y escuelas de la universidad, las cuales contemplan esbozos biográficos e históricos de presidentes, mujeres, catedráticos y otros intelectuales que han pasado por las aulas del Rosario.

Sin embargo, hoy, cuando se cumplen 365 años de fundación de este Colegio Mayor, como oficialmente se llama, resulta pertinente mostrar otra faceta de la historia de la universidad, que durante muchos años ha permanecido oculta. Esto es, dar a conocer los nombres de algunos rosaristas destacados en diferentes periodos y momentos históricos, quienes por distintas razones no han recibido el reconocimiento debido. En algunos casos, ciertos nombres de los personajes reseñados a continuación resultan desconocidos o no se identifican como rosaristas; vivieron en contextos que por diversas razones permanecen a la espera de que sus obras sean reconocidas como aportes a la nación. Entre ellos, sobresalen militares, intelectuales, científicos y políticos que discutieron sobre temas de ciencias, educación, jurisprudencia, literatura, entre otros.

 

img12.png

[Detalle] Fray Cristóbal de Torres (1573-1654), óleo sobre tela, 105 × 81 cm, atribuido a Gaspar de Figueroa, s. XVII Pinacoteca, Universidad del Rosario.

 

Con el objetivo de conmemorar un aniversario tan importante de la universidad, los estudiantes y egresados del programa de Historia, de la Escuela de Ciencias Humanas, han sido invitados a participar como autores de contenido del libro. Así, no solo se homenajea el claustro, sino que a partir de las intervenciones se quiere dar a conocer la forma como los profesores del programa nos han formado en el oficio de ser historiadores, desde un punto de vista crítico, investigativo y analítico. De esta manera, algunos de los capítulos utilizan los documentos que resguarda el Archivo Histórico de la Universidad, el Archivo General de la Nación, la sala de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Luis Ángel Arango y la Biblioteca Nacional de Colombia, y los analiza a la luz de teorías historiográficas de vanguardia.

Además, con el ánimo de dar a conocer la historia de la universidad y tomando como punto de partida algunas características biográficas, se ha dado un enfoque de carácter divulgativo a los textos, a partir del cual se ofrece información —en la medida de lo posible novedosa y de referencia— para todos aquellos que quieran conocer sobre la vida de algunos personajes que pasaron por la Universidad del Rosario entre los siglos XVII y XX. Asimismo, a modo de una carta de navegación, la publicación muestra cómo se proyectan los rosaristas a futuro dentro del contexto nacional e internacional y cómo su pensamiento, discursos y acciones continúan aportando a la realidad y la actualidad nacional. La publicación busca que aquellos que actualmente cursan estudios en el Rosario conozcan más sobre el lugar que ha ocupado la universidad en la historia nacional y la forma como sus egresados, profesores y dirigentes han participado en la producción académica e intelectual del país.

El texto está dividido en cuatro partes: tres de ellas aluden a los grandes periodos de la historia de Colombia (Colonia, República y Modernidad), y la restante al papel de las mujeres en la Universidad. A partir de este recorrido se busca dar a conocer generaciones, contextos y sociedades que permanecen en constante cambio y aportan a la construcción de la nación. Para cada uno de ellos se han elegido varios personajes, una tarea compleja que obligó a dejar por fuera varios nombres, pues es imposible referirse a todos aquellos que han pasado por las aulas del Rosario durante sus 365 años. Este aspecto, que podría considerarse una desventaja, se convierte en una invitación para que nuevas generaciones de historiadores y egresados contribuyan con sus investigaciones a desentrañar la trayectoria de la universidad, en un constante diálogo entre las fuentes y el pensamiento crítico.

En la primera parte, “Criollos, insurgentes e ilustración. Las primeras generaciones del Colegio Mayor del Rosario”, se hace un homenaje al fundador de la universidad, fray Cristóbal de Torres, y al rector perpetuo del claustro, Cristóbal de Araque y Ponce de León, dos personajes sin los cuales no hubiera sido posible la erección de la institución y su continuación hasta la actualidad como una de las universidades más reconocidas del país. En esta sección también se sitúan personajes destacados por sus trayectorias, pero ocultados por otros próceres de la Independencia que tuvieron mayor resonancia durante el proceso de formación de la nación. Así, se destacan las semblanzas de Pedro Fermín de Vargas, intelectual que aportó al desarrollo de la economía y los avances en la botánica neogranadina; Antonio Villavicencio, militar y político quiteño que participó en las revueltas contra la Corona española; Sinforoso Mutis, sobrino de José Celestino Mutis y partícipe de la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, y Andrés Rosillo y Meruelo, abogado de la Real Audiencia, comisario de la Inquisición de Cartagena, rector del Colegio del Rosario y partícipe activo del movimiento independentista.

La segunda parte, “Vida política e intelectual. Aportes institucionales a la construcción de la nación”, inicia con el perfil de varios personajes nacidos a fines del siglo XVIII, cuyas contribuciones al desarrollo del país se efectuaron en los albores del siglo XIX. Muchos de ellos fueron educados bajo la corriente ilustrada y participaron de forma activa en los procesos independentistas y los debates sobre la formación de ideologías que, a la postre, marcarían la historia de Colombia. En esta sección se resalta la vida de Atanasio Girardot, militar y político neogranadino, cuya participación en los movimientos emancipatorios fue crucial para los actuales países de Colombia y Venezuela; José Ignacio Pescador, un personaje rodeado de intrigas por ser considerado el único indígena que firmó el acta de independencia; Lino de Pombo, intelectual, matemático y político que participó en las guerras civiles del siglo XIX y padre de Rafael Pombo; Rufino Cuervo y Barreto, político y diplomático que contribuyó al fortalecimiento del periodismo en Colombia; José María Cordoves Moure, literato e historiador de la segunda mitad del siglo XIX; Lorenzo María Lleras, periodista, poeta y político que participó en el fortalecimiento de las artes literarias de Colombia; Nicolás Esguerra, abogado y político que ejerció como rector del Colegio del Rosario; Rafael Uribe Uribe, destacado político liberal, reconocido por sus aportes para los derechos de los trabajadores en Colombia; y Julio Flórez, reconocido poeta romancista de fines del siglo XIX e inicios del XX.

Por último, la sección “Comunidad, ciencia y cultura. Avances sociales desde una perspectiva rosarista”, recoge las semblanzas de destacados intelectuales del siglo XX que, desde diversas disciplinas, han contribuido al fortalecimiento de la cultura en Colombia. El acápite inicia con José Vicente Combariza, un destacado periodista conocido como “José Mar”, que trabajó como analista político e impulsor de las reformas económicas del país; continúa con la figura de Luis Ángel Arango, economista y abogado, que realizó aportes para las mejoras financieras y culturales en Colombia; Guillermo Hernández de Alba, historiador e impulsor de espacios culturales y museos; José Francisco Socarrás, médico y psicoanalista que trabajó en la formación de la Escuela Normal Superior y la educación médica; Germán Colmenares, académico e historiador, considerado uno de los pioneros de la nueva historia de Colombia, y finaliza con Álvaro Mutis, novelista contemporáneo y crítico de la modernidad.

Justo en la mitad del libro se abre una separata especial para tratar el tema de las mujeres en la Universidad del Rosario. Al respecto, vale la pena señalar que, durante muchos años, el papel de las mujeres en el Rosario había permanecido ausente y que únicamente hasta la década de los treinta ingresaron a la educación superior. En esta sección se hace un homenaje a las primeras estudiantes rosaristas, se exalta el rol que desempeñaron en la consecución del voto femenino y, a modo de cierre, se muestran estadísticas sobre la actual participación de mujeres en la vida universitaria, al tiempo que se hace una invitación a conquistar más espacios académicos dentro de la Universidad del Rosario. Se ha optado por crear esta sección diferencial que ocupe un lugar relevante de la publicación y no trabajar con perfiles individuales de mujeres egresadas, dado que, a la fecha, algunas de ellas continúan con vida y a pesar de ejercer cargos importantes en distintos escenarios nacionales e internacionales, uno de los criterios de elección de personajes fue hacer un homenaje póstumo a sus perfiles.

De esta manera, el lector podrá encontrar figuras importantes de la historia del país, en algunos casos desconocidos o no asociados a la Universidad del Rosario, cuyo paso por la institución durante estancias largas o cortas hicieron que sus perfiles se permearan de un modelo educativo actualizado, con miras a las mejoras sociales y a dar aportes a la sociedad. No fue objetivo de estas investigaciones recalcar datos conocidos o de dominio público amplio; por el contrario, se buscó mostrar aspectos de la vida social, política y cultural de algunos rosaristas “desconocidos”. En otras palabras, se trata de hacer un homenaje a las trayectorias y semblanzas de personajes que, quizás por los tiempos en que vivieron, fueron incrédulos a los cambios y las transformaciones sociales, pero que actualmente merecen un lugar importante en los anales de la Universidad del Rosario y de Colombia.

Finalmente, dado el alcance masivo que busca tener la publicación, vale la pena resaltar el carácter de los textos que componen esta compilación, sencillos de comprender, pero sustanciosos y críticos, que generan agrado y asombro en el lector y que permiten hacer un recorrido por la historia nacional y de la universidad; a partir de casos de estudio particulares y de personajes que, en su momento, fueron representativos y que continúan retribuyendo al claustro lo que aprendieron en sus aulas.

Notas

1 Álvaro Pablo Ortiz, Reformas borbónicas: Mutis catedrático, discípulos y corrientes ilustradas, 1750-1816 (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2003); Fernando Mayorga García, La estatua de fray Cristóbal de Torres en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2013); Luis Eduardo Fajardo, Las reformas santanderistas en el Colegio del Rosario (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2003); Camilo Duque y Emilio Quevedo, Historia de la Cátedra de Medicina (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2003); Cecilia Restrepo, La alimentación en la vida cotidiana del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, 1653-1773 (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2005); María Clara Guillén, Los estudiantes del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, 1826-1842 (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2008); Santiago Luque, Historia del patrimonio rural y urbano del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario contexto cartográfico y valoración sociopolítica y económica de los habitantes de la ciudad, el altiplano y la vertiente, 1650-1870 (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2009); entre otros.

 

2 Benjamín Villegas (editor), Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, 360 años, (Bogotá: Villegas editores, 2003); Biblioteca antigua: circulación y conocimiento, (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2015.

 

3 Juan Felipe Córdoba-Restrepo y Luis Enrique Nieto (editores), Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario: Un libro abierto para Colombia y el mundo (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2013); Rodrigo de J. García Estrada y Juan Felipe Córdoba-Restrepo (editores). 1816: El terror y la sangre sublime (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2016); Pablo Rodríguez Jiménez (editor), Historia que no cesa: La independencia de Colombia 1780-1830 (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2010).

img13.png

Detalle del púlpito de la Capilla de la Quinta de Mutis.

img14.png

Fray Cristóbal de Torres (1573-1654), óleo sobre tela, 105 × 81 cm. Atribuido a Gaspar de Figueroa, s. XVII. Fundador del Colegio Mayor del Rosario. Pinacoteca, Universidad del Rosario.

 

Andrés Vargas Valdés

Universidad de Tulane, Nueva Orleans

 

La historia temprana de la Universidad del Rosario está inevitablemente ligada a su fundador, no solo entendiéndolo como el origen de un proyecto educativo que celebra sus primeros 365 años de existencia, sino como un actor histórico inmerso en el contexto de su propio tiempo. Hablar de un personaje tan complejo y con un recorrido tan particular resulta siempre una experiencia demandante, en especial cuando solo se dispone de unas pocas páginas para resumir una historia que bien podría contarse en un libro entero. Por esta razón, no pretendo proporcionar el recuento detallado de todos los aspectos posibles acerca de la vida de fray Cristóbal de Torres, sino simplemente entender su historia en función de su trayectoria desde su temprana carrera eclesiástica en el Viejo Mundo hasta su llegada al Nuevo Reino de Granada y, por supuesto, la fundación del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.

Cristóbal de Torres y Motones nació al norte de España, en la ciudad de Burgos, el domingo 27 de diciembre de 1573, hijo del matrimonio de Juan de Torres y Agueda de Motones. Ingresó, a temprana edad, a la orden de los dominicos, siendo ordenado el miércoles 28 de marzo de 1590. Durante su vida adulta temprana, desarrolló una exitosa carrera eclesiástica dedicada al mismo tiempo a la labor religiosa y al magisterio. Siguiendo esta vocación, llegó a ser encargado de impartir las cátedras de arte y teología en el convento de San Pablo, de su ciudad natal y, posteriormente, ser maestro de teología en las ciudades de Toledo y Toro. Posteriormente, en 1612, fue nombrado prior del convento de Burgos, dignidad que ocupó de nuevo en 1618.1

A pesar de esta distinguida carrera inicial, la trayectoria de Torres no estuvo exenta de tropiezos, como atestigua su disputa con las autoridades catedralicias de Córdoba, en el año de 1614. El 8 de diciembre de aquel año, predicó un sermón enfocado en la santificación de la Virgen María, entendida desde su lectura de santo Tomás de Aquino, cuyo contenido disgustó a las autoridades religiosas locales, las cuales se quejaron ante el obispo por esta causa.2 Muy probablemente, su salida de la ciudad de Córdoba no se produjera en los mejores términos; sin embargo, esto no fue motivo para que el avance de su carrera se estancara, ya que el 10 de enero de 1617 fue nombrado predicador de Palacio en la corte de Felipe III, cargo que continuó desempeñando en el reinado de Felipe IV, quien sucedió a su antecesor, en 1621.3 Durante su periodo en la corte, se desempeñó no solo ejerciendo sus funciones religiosas, sino también sirviendo como consejero espiritual de destacadas figuras de la época, como el duque de Lerma o el conde duque de Olivares.4 Adicionalmente, vale la pena mencionar que durante su tiempo en la corte impulsó la devoción a la Virgen, promoviendo la oración del rosario dentro del Palacio.5 Allí permaneció hasta 1635, cuando se trasladó al Nuevo Reino de Granada para ocupar la posición de arzobispo de Santafé.

El nombramiento de fray Cristóbal en la corte resultó ser beneficioso para su carrera, puesto que le permitió obtener una posición de mayor prestigio y cercanía con las esferas del poder. La importancia de esta institución social durante el Antiguo Régimen no puede ser en modo alguno subestimada, ya que resultaba íntimamente ligada al ejercicio del poder y al éxito o caída en desgracia de aquellos que se relacionaban con ella. Hacer parte de la corte no consistía en simplemente ocupar el cargo para el que se era designado y cumplir con una lista de funciones predeterminadas; era verse inmerso en un entramado de alianzas, conflictos de interés y relaciones de poder no necesariamente estables. Tener éxito allí implicaba no solo demostrar competencia en el ejercicio de las funciones asignadas, sino también habilidad para navegar las redes de poder propias de la corte.6 Evaluar el éxito de Torres y Motones en este espacio resulta una tarea compleja, teniendo en cuenta que su posterior nombramiento como arzobispo en el Nuevo Reino de Granada lo dejaba en una posición un tanto ambigua: por una parte, perdía el acceso directo al principal centro político del Imperio español; por otra, se le nombraba en un cargo en el que tendría un nivel de autonomía considerablemente superior, a la vez que se convertía en una figura clave del poder regional, aun estando en un sector periférico de los dominios hispánicos.

La llegada de fray Cristóbal al nuevo mundo se vio motivada por el fallecimiento de Bernardino de Almansa, por ese entonces arzobispo de Santafé, el 27 de septiembre de 1633. Al quedar vacante esta posición, Felipe IV decidió nombrar al dominico en su remplazo. El proceso tuvo la alargada duración propia de la época, por lo que solo hasta enero de 1635 pudo concluirse. Una vez finalizados los procedimientos en España, Torres y Motones se dirigió al Nuevo Reino de Granada en compañía de su hermana Ana María y sus sobrinos, y llegaron a Cartagena de Indias en agosto de aquel año. De allí procedió a viajar por el río Magdalena hasta Honda, y luego prosiguió por tierra hasta Santafé, adonde llegó el 8 de septiembre.7

De su periodo como arzobispo resulta imprescindible incluir su reforma dirigida a administrarle el sacramento de la comunión a la población indígena, pues con ello logró una importante modificación en las relaciones entre ese sector de la población colonial y las instituciones religiosas de la época. Del mismo modo, cabe resaltar su respaldo al asilo de beneficencia dedicado a niños expósitos y a mujeres abandonadas por sus cónyuges y su intervención en la organización de la vida conventual neogranadina. Finalmente, vale la pena mencionar que su devoción a la Virgen, de la que ya había dado muestras tanto en su etapa cortesana como en su estancia en Córdoba, se hizo presente en su carrera en suelo americano, no solo en el cumplimiento de sus funciones sacerdotales, sino también en el proceso de fundación del Colegio Mayor, puesto bajo la protección de esta figura religiosa.8

 

img15.png

Alegoría del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Temple. Ricardo Acevedo Bernal, 1918.
Escalera de la entrada principal del claustro.
Pinacoteca, Universidad del Rosario.

 

Posiblemente, la más relevante de todas las acciones del arzobispo en el contexto general del periodo colonial es la inclusión de la población indígena en el sacramento de la eucaristía. El debate en torno al lugar específico de los grupos indígenas dentro del Imperio español fue uno de los más intensos dentro del periodo de dominación ibérica, no solo porque enfrentó a sectores altamente poderosos e influyentes dentro de la sociedad de la época, sino porque constituía uno de los pilares fundamentales sobre los cuales el proyecto colonial proclamaba su legitimidad. Las tensiones iniciales se desarrollaron en torno al grado de humanidad de los grupos indígenas, lo cual tenía importantes implicaciones en cuanto al tratamiento que recibirían por parte de los españoles: si se les consideraba hombres viviendo por fuera del catolicismo simplemente por no conocerlo, entonces debían ser evangelizados; mientras que si se determinaba que eran hombres inferiores, desprovistos de alma o perpetradores de crímenes contra la naturaleza (como sodomía o canibalismo), entonces resultaría legítimo reducirlos a la esclavitud en guerra justa y disponer de ellos como se pensara conveniente. El punto de mayor relevancia de esta polémica fue la Disputa de Valladolid, en 1550, en la que ambas posiciones, defendidas respectivamente por Bartolomé de Las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, fueron puestas en debate directo.

Finalmente, la posición de Las Casas fue favorecida como la política oficial de la Corona; pero esto no trajo consigo la evangelización pacífica que el dominico buscaba, puesto que uno de los actores clave para este proceso fueron los encomenderos: españoles que tenían a su cargo a un grupo de indios a los que debían proteger y procurarle acceso a la doctrina católica a cambio de tributos periódicos. A pesar de que estas fueran sus funciones, en la práctica los abusos cometidos contra los indios fueron frecuentes, por lo que Las Casas intentó infructuosamente conseguir que las encomiendas fueran suprimidas y que se dejara directamente a la Iglesia en control del proceso de evangelización.9 Las Casas pensaba que una vez los encomenderos estuvieran fuera de la lucha por el poder y la riqueza regional, sería posible que la Iglesia realizara un proceso de evangelización pacífico y libre de abusos; sin embargo, no debe perderse de vista que algunas de las arbitrariedades más notables contra los indígenas fueron cometidas por los mismos representantes del clero.10

 

img16.png

[Detalle] San Emigdio. Óleo sobre tela, 98,5 × 69,9 cm. Taller de Joaquín Gutiérrez. Finales del siglo XVIII. Pinacoteca, Universidad del Rosario.

 

Lo anterior es importante para situar históricamente la medida tomada por el arzobispo: la población indígena era, en teoría, reconocida como apta para ser parte de la comunidad cristiana. Sin embargo, de hecho, era excluida de esta, al negársele uno de los sacramentos fundamentales de la vida católica. Al autorizar la comunión de los indios, fray Cristóbal de Torres contribuyó a la mejora de la posición social de las comunidades indígenas, lo cual, si bien no necesariamente bastó para favorecerlos materialmente de forma inmediata, sí resultó ser un recurso para el reconocimiento social de estos grupos humanos, enmarcados en todo momento en el contexto de una sociedad dominada por el catolicismo.11

Otro de los legados eminentemente duraderos de su estancia en América es la fundación del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. A su llegada al Nuevo Reino, ya existían dos instituciones educativas de importancia: la Universidad de Santo Tomás y la academia Javeriana, que para ese entonces no contaba aún con el título de universidad. En este contexto, Torres y Motones buscó crear una nueva institución educativa de orientación tomista y dirigida por religiosos que impartiera cátedras de derecho canónico, leyes y medicina. Inicialmente, se buscó tener diez colegiales en cada campo de la institución, dedicados al trato político y a la conservación de la vida, según sus especialidades. Con este proyecto en mente, y una vez obtenida la aprobación real en 1651, se adquieren los terrenos y se da inicio a las obras, que culminan en 1653. El proceso de consolidación del Colegio Mayor no resultó exento de polémicas y disputas internas, en especial con otros miembros de la orden de Santo Domingo, que reclamaban para sí una mayor participación en la dirección de la institución. La pugna finalmente se resuelve a favor del fundador, quien a través de la creación de las constituciones del Colegio Mayor, se aseguró de que la institución quedara en manos de los estudiantes, medida que sigue vigente hasta hoy.12

A pesar de dejar indicadas las normativas que regirían el Colegio Mayor, el arzobispo no llegó a verlas ratificadas, pues falleció el 8 de julio de 1654, a la avanzada edad de 80 años y luego de haberse desempeñado por casi dos décadas como arzobispo en Santafé. Se dispuso que sus restos fueran enterrados inicialmente junto al altar mayor de la Catedral, para ser luego trasladados a la capilla de la Bordadida, adjunta al Colegio del Rosario, cuando fuera posible.

El traslado de los despojos mortales del fundador tardó mucho más de lo previsto, pues fue solo en 1739, cuando el Rosario se aproximaba a cumplir un siglo y medio de actividades. Sin embargo, la llegada de sus restos a su lugar de reposo definitivo no fue el primer vestigio de su presencia dentro de los muros de la institución, puesto que le había legado su biblioteca, compuesta de 224 volúmenes escritos en español, latín y portugués, y distribuidos entre derechos civil y canónico, astronomía, filosofía, medicina, historia y teología.13 Esta valiosa colección se encuentra actualmente en la biblioteca antigua de la universidad, en cuyo archivo histórico reposan otros relevantes documentos para el pasado de la institución. La conservación de la biblioteca del fundador es uno de los más visibles homenajes que la institución le ha rendido a fray Cristóbal, junto con la estatua erigida en su honor a principios del siglo XX y que hasta el día de hoy continúa en el centro del claustro.14 Sin embargo, el reconocimiento más notorio y visible que la institución le ha ofrecido a su instaurador ha sido su funcionamiento ininterrumpido por tres siglos y medio, periodo durante el cual ha producido individuos de gran valor para el desarrollo no solo de la universidad, sino de la sociedad tanto colonial como republicana. En los capítulos siguientes del presente libro, el lector podrá acceder a las historias de algunos de ellos.

 

img17.png

Detalle de libros en el Archivo Histórico, Universidad del Rosario.

 

Bibliografía

Ariza Sánchez, Alberto E. Fray Cristóbal de Torres, O. P., arzobispo de Santafé de Bogotá, fundador del Colegio Mayor del Rosario 1573-1654. Bogotá: Kelly, 1974.

Brown, Jonathan y John Huxtable Elliott. Un palacio para el rey: El Buen Retiro y la corte de Felipe IV. Madrid: Taurus, 2003.

Casas, Bartolomé de las. Brevísima relación de la destruición de las Indias. Madrid: Cátedra, 1984.

Don, Patricia L. Bonfires of Culture. s. l.: University of Oklahoma Press, 2018.

Elias, Norbert. La sociedad cortesana. Distrito Federal: Fondo de Cultura Económica, 2017.

Elliott, J. H. El conde-duque de Olivares: El político en una época de decadencia. Barcelona: Austral, 2014.

Gamboa Mendoza, Jorge Augusto. El cacicazgo muisca en los años posteriores a la Conquista del psihipqua al cacique colonial (1537-1575). Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2017.

Groot, José Manuel. Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada: Escrita sobre documentos auténticos. Bogotá: M. Rivas, 1889.

Lockhart, James. Los nahuas después de la Conquista: Historia social y cultural de los indios del México central, del siglo XVI al XVIII. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, 2013.

Mayorga García, Fernando. La estatua de fray Cristóbal de Torres: En el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2013.

Restrepo Posada, José. Genealogía episcopal de la jerarquía eclesiástica en los países que formaron la Gran Colombia, 1513-1966. Bogotá: Lumen Christi, 1968.

Restrepo Zapata, Jaime. La biblioteca de fray Cristóbal de Torres: A partir de los libros que conserva la Biblioteca Antigua del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Bogotá, 2015.

Stern, Steve J. Los pueblos indígenas del Perú y el desafío de la conquista española: Huamanga hasta 1640. Madrid: Alianza, 1986.

Todorov, Tzvetan. La conquista de América: El problema del otro. Madrid: siglo XXI, 2010.

Wachtel, Nathan. Los vencidos: Los indios del Perú ante la conquista española (1530-1570). Cusco: Ceques, 2017.

Notas

 

1 Alberto E. Ariza Sánchez, Fray Cristóbal de Torres, O. P., Arzobispo de Santafé de Bogota, fundador del Colegio Mayor  del Rosario 1573-1654 (Bogotá: Kelly, 1974).

 

2 Ibid.

 

3 Ibid.

 

4 J. H. Elliott, El conde-duque de Olivares: El político en una  época de decadencia (Barcelona: Austral, 2014).

 

5 Ariza Sánchez, Fray Cristóbal de Torres.

 

6 Elliott, El conde-duque de Olivares; Jonathan Brown y John Huxtable Elliott, Un palacio para el rey: El Buen Retiro y la corte de Felipe IV (Madrid: Taurus, 2003). Para una aproximación más teórica a la corte y su rol en la vida europea, véase Norbert Elias, La sociedad cortesana (Distrito Federal: Fondo de Cultura Económica, 2017), http://public.eblib.com/choice/publicfullrecord.aspx?p=5045758.

 

7 José Restrepo Posada, Genealogía episcopal de la jerarquía eclesiástica en los países que formaron la Gran Colombia, 1513-1966 (Bogotá: Lumen Christi, 1968).

 

8 José Manuel Groot, Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada: escrita sobre documentos auténticos (Bogotá: M. Rivas, 1889); Ariza Sánchez, Fray Cristóbal de Torres.

 

9 Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destruición de las Indias (Madrid: Cátedra, 1984).

 

10 Uno de los ejemplos más claros de esta situación fueron los juicios que el obispo Juan de Zumárraga emprendió contra líderes indígenas no instruidos en el catolicismo durante la conquista temprana de México. Respecto a esto, véase: Patricia L. Don, Bonfires of Culture (s. l.: University of Oklahoma Press, 2018).

 

11 La historiografía dedicada al tema de las poblaciones indígenas tras la conquista española es considerablemente amplia, por lo que solo puedo aspirar a mencionar aquí algunos trabajos fundamentales. Para el lector interesado en la historia social de estos grupos véanse: James Lockhart, Los nahuas después de la Conquista: Historia social y cultural de los indios del México central, del siglo XVI al XVIII (México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, 2013); Jorge Augusto Gamboa Mendoza, El cacicazgo muisca en los años posteriores a la conquista del psihipqua al cacique colonial (1537-1575) (Bogotá D. C.: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2017); Steve J. Stern, Los pueblos indígenas del Perú y el desafío de la conquista española: Huamanga hasta 1640 (Madrid: Alianza, 1986). Si se busca una aproximación desde los aspectos culturales, véanse: Nathan Wachtel, Los vencidos: Los indios del Perú ante la conquista española (1530-1570) (Cusco: Ceques, 2017); Tzvetan Todorov, La conquista de América: El problema del otro (Madrid: Siglo XXI, 2010).

 

12 Ariza Sánchez, Fray Cristóbal de Torres.

 

13 Jaime Restrepo Zapata, La biblioteca de fray Cristóbal de Torres: A partir de los libros que conserva la Biblioteca Antigua del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2015).

 

14 Fernando Mayorga García, La estatua de Fray Cristóbal de Torres: en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2013).

img18.png

“Rector perpetuo” de la Universidad del Rosario, quien defendió las Constituciones del Colegio Mayor ante el Consejo de Indias, en medio de las disputas con los padres dominicos por la dirección de la Universidad.

 

Cristóbal de Araque y Ponce de León. Óleo sobre tela, 74 × 86,5 cm. Atribuido al taller de los Figueroa, s. XVII.

 

 

 

Diana Marcela Aristizábal

Universidad de los Andes, Bogotá

 

Varios personajes han marcado la historia del Colegio del Rosario. Algunos en su rol como rectores y otros como maestros, colegiales y estudiantes edificaron las memorias de este claustro. A través de sus decisiones y acciones hicieron posible que hoy, más de tres siglos y medio después, nuevas generaciones puedan habitar y aprender en el mismo lugar que en 1653 se fundó con el ánimo de educar a “quince o más o menos colegiales seculares de valores ilustres en sangre y letras que honrasen este Reino”.1