El-las
Una llamada al espíritu femenino
que habita en cada ser
Maruxa de Alba Tovar
Título original: El-las
Primera edición: Noviembre 2017
© 2017 Editorial Kolima, Madrid
www.editorialkolima.com
Autor: Maruxa de Alba Tovar
Dirección editorial: Marta Prieto Asirón
Maquetación de cubierta: Sergio Santos Palmero
Maquetación: Carolina Hernández Alarcón
Colaboradores: Marta Catalán Francisco
ISBN: 978-84-16994-51-9
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Prologo
Maruxa de Alba Tovar, o podría decir de armas tomar. Mujer poderosa, sencilla, sabia, compañera de su pareja, madre, «nutridora» de amor aparentemente escondida detrás de esa apariencia de como si no pasara nada relevante… En este libro comparte con el mundo lo que ella ha ido acumulando en experiencia propia y que decide que ha llegado el momento de dar a luz, como hace el femenino en la Tierra y en todo el Universo en su naturaleza propia a este librito que será gran orientación para muchas personas sobre la energía que está en estos momentos pidiendo paso y, le correspondería por derecho frecuencial y energético con su compañero, lo masculino.
Por eso le da el titulo de El-las, porque contiene los dos aspectos de este ju-ego de lo uno con lo otro, de lo masculino con lo femenino… Descubriendo el contenido de la palabra «el-las», Maruxa nos acerca a ser más conscientes de que la frecuencia de lo femenino es la medicina que necesita el mundo para poder avanzar por toda la eternidad. Es una invitación a abrir los ojos a la mujer medicina y digo mujer porque ella es la máxima representación en la Tierra de lo femenino.
La mujer es la reina del espacio, y lo pone al servicio nuestro para que podamos entrar en esta Tierra que estamos ensuciando y destrozando por la ignorancia de no incorporar lo femenino como nuestro aliado y no como un contrario, abusando de las riquezas que nos entrega en su esencia natural y divina.
En este texto podrás descubrir y comprender estos aspectos que Maruxa expone con sencillez y sabiduría, que te harán reconectar, sobre todo al masculino incorporando al femenino como un movimiento iniciático y equilibrante que lleva al ser humano a una mejor gestión de sí mismo, en unos momentos donde eso es tan necesario, si queremos tener mayor consciencia de dónde nos encontramos.
Maruxa, agradezco este compartir tuyo, porque dejas ir de adentro hacia fuera tu saber en experiencia propia, haciendo de tu entrega una entrega de verdad hacia los demás. Gracias Maruxa, por hacerme partícipe con este prólogo de este regalo.
Jesús Álvarez es empresario y creador del método
Desaprender año 2000. También es profesor de yoga,
autor del librito Vete a tomar conciencia,
director de la firma Neomistic, y padre de Lucas.
Nota de la autora
¡No tengas prisa, cariño! ¡Tendrás toda la eternidad para hacer lo que se necesita y comprender tu esencia!
Sí, así lo sentí cuando la conciencia de mi sistema familiar creyó convenir mi gestación y mi nacimiento, y desde ese espacio-tiempo, mi estructura energética era, como vulgarmente se dice, un «corre, ve y dile».
Brotaban infinitas eclosiones de frecuencias y sintonías; ondas que viajaban a una velocidad inmedible y que comenzaban a dar forma al vehículo que mi ser iba a ocupar en este plano existencial.
Las frecuencias que me llegaban por el lado de mi padre las percibía como chispas de vida, algo parecido a lo que en este mundo llamamos fuerza y alegría, y también un contenido en la estructura física y mental denso y rígido.
La energía de mi madre y de todo su sistema la viví como la única gran oportunidad de experienciar un espacio de formas delicioso. Denotaba compromiso, amor y luz. Luz para llevar la carga impuesta y pesada que por un orden incomprensible se ha de liberar.
Estas vibraciones estaban en mí y conformaban mi personalidad, aunque yo percibía con claridad la bondad de la energía que nos asiste a todos y a todas las formas vivas del planeta.
El momento de cuando nací no era capaz de expresarlo, aunque recordaba la esencia que soy. Sin embargo, la densidad del ambiente en el que vivía me atrapaba alejándome cada vez más del origen de mi alma, de la consciencia.
Así permanecí en mi niñez y adolescencia, alejándome aparentemente de lo que soy. Tuve experiencias extremas que inevitablemente y en apariencia limitaban mi evolución y desarrollo y me llevaban hacia el desorden, la desesperación, el sentimiento de abandono, el conflicto y la tristeza. Y, paralelamente, ahí estaba esa energía sin forma, amorosa, nutritiva y poderosa que se balanceaba en mi cuerpo, mente y espíritu con el fin de dejarse ver, oír y ser.
Cuando me planteaba cómo podía comprometerme más con mi vida ―algo que he hecho siempre a veces inconsciente y a veces conscientemente desde que nací–, lo primero que me preguntaba es ¿qué es comprometerme para mí? Entonces, ahí, me atoraba, pues me daba cuenta de que las respuestas que me venían eran contestaciones intelectuales, coherentes, pero con falta de esencia y espíritu universal.
Podía escucharme diciéndome o respondiéndome: «Mi crecimiento personal es un desarrollo que está ocurriendo inevitablemente en mi persona y en mi vida cuando me hago consciente de lo que soy y de para qué estoy aquí».
El siguiente paso era preguntarme ¿y qué es lo que soy? ¿Qué hago aquí? ¿Para qué he venido a este mundo? La evidencia me contestaba con facilidad: «Soy una mujer, madre, esposa, hija, hermana, cuñada, tía, soy profesionalmente creativa, decoradora y terapeuta, etc.» Había algo en mí que me seguía preguntando, pero ¿realmente soy todo eso?
Siempre había algo dentro de mí que me invitaba a sentir algo más e incluso me inducía a ver otras cosas. Entonces me volvía a preguntar ¿quién soy yo?… Es cierto que siento que hago de mujer, de madre, de esposa, de hija, de hermana, de tía, de cuñada, hago trabajos utilizando mi creatividad artística y aplico técnicas de sanación en la consulta, pero esto no es lo que soy. Hago todos estos papeles en mi vida, pero ¿quién soy? ¿Realmente soy algo? Y de pronto me llegó una señal de alivio cuando escuché: «Soy una buena persona, amante de los animales, respetuosa con el medioambiente, cariñosa, ordenada, amable y servicial».
Pero eso tampoco es quien soy, porque eso son cualidades que tengo, comportamientos, actitudes. Entonces ¿quién soy?…
Y la contestación llegó con tiempo y paz-ciencia. Con el andar del día y el reposo de la noche. Con el amor y el respeto hacia algo sin forma perfecto.
Cuando me permití dejar que entrara en mi vida todo esto, entonces y solo entonces, tuve la respuesta de mi auténtica presencia: «Soy un ser de luz», «soy un ser espiritual», «soy energía». Hummm… ¡por fin! Esto me daba calma, paz y me gustaba, pues creía que me estaba acercando a algo más auténtico, más genuino, y… nuevamente, me llegó otra pregunta. Si era todo eso, ¿por qué no podía comportarme como un ser de luz siempre, o ser espíritu siempre o energía siempre? Y los demás, ¿quiénes son los demás? ¿Por qué? Si yo soy luz, energía y espíritu, entonces, ¿los demás también lo son?
Y en un insaciable monólogo interno, nuevamente pensaba: pero entonces ¿por qué hay tanto dolor, sufrimiento, disputas, guerras y oscuridad?
Podría ser, quizás, porque no alimentamos lo que somos sino lo que no somos y, al identificarnos con ello, creamos una distorsión continua en nuestra mente y, por ende, en nuestras vidas.
El alimentar lo que soy significaría tomar conciencia de ¿qué? Tomar consciencia del vacío inconmensurable donde todo existe y todo es, tomar consciencia de la energía que anima mi cuerpo, mi mente, más allá de las formas.
Y después de esta reflexión interna y de los años que he vivido, es aquí y ahora donde me animo, desde ese vacío en el que todos somos uno, a compartir la experiencia que me ha llevado a encontrar mi capacidad innata para ser en este mundo.
Por eso me permito hacer, con el respeto que ello implica, una llamada a la presencia única que habita en cada ser, que habita en ti, invocando tu feminidad para que con las cualidades que aporta esa polaridad abras tu capacidad innata de sanación.
Este libro está escrito «al espíritu femenino que habita en todo ser», porque las mujeres son las grandes emprendedoras de la luz y el amor en cualquier circunstancia de la vida. Ellas portan vida y certeza donde el ego involucionado crea locura, muerte y dolor. Ellas –que no son solo ellas, sino «el-las», la unión de lo que hay– nos acercan al poder que tenemos de manifestar el estado de conciencia que somos en paz, quietud, alegría, amor y vida. Porque «el-las» han venido al servicio de la conciencia y su destino es ayudar, apoyar y generar esa transformación a todos sus hijos y en todas sus obras. Por eso este libro se lo dedico en especial a mi madre, la mujer en cuyo propio seno viví.
En este libro existen información y conocimientos sobre investigaciones hechas por otras personas que han apostado por elegir y escudriñar nuestra naturaleza para dar luz y llevar la presencia de lo auténtico a nuestras vidas.
Dejo constancia al final de este libro de alguna bibliografía donde me he apoyado para explicar lo vivido.