Mariano Ribas

Ilustraciones de

Javier Basile

¿Qué es ediciones iamiqué?

ediciones iamiqué es una pequeña empresa argentina manejada por una física y una bióloga empecinadas en demostrar que la ciencia no muerde y que puede ser disfrutada por todo el mundo. Fue fundada en 2000 en un desván de la Ciudad de Buenos Aires, junto a la caja de herramientas y al ropero de la abuela.

ediciones iamiqué no tiene gerentes ni telefonistas, no cuenta con departamento de marketing ni cotiza en bolsa. Sin embargo, tiene algo que debería valer mucho más que todo eso: unas ganas locas de hacer los libros de información más innovadores, más interesantes y más creativos del mundo.

Textos: Mariano Ribas

Corrección: Patricio Fontana

Ilustraciones: Javier Basile

Edición: Carla Baredes

Diseño y diagramación: Javier Basile

Primera edición impresa: febrero de 2016

Primera edición digital: mayo de 2021

I.S.B.N. ePub: 978-987-4444-44-8

Digitalización: Proyecto451

Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723

© ediciones iamiqué, 2016

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Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, en cualquier medio y soporte, sin la autorización previa y por escrito de sus editores.

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Ribas, Mariano

Guía turística de la Tierra extrema / Mariano Ribas ; editado por Carla Baredes ; ilustrado por Javier Basile. - 1a ed. ilustrada. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Iamiqué, 2020.

Libro digital, EPUB - (Destinos insólitos ; 2)

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-4444-44-8

1. Ciencias para Niños. 2. Geografía. 3. Geología. I. Baredes, Carla, ed. II. Basile, Javier, ilus. III. Título.

CDD 500.054

¿Quieres viajar hasta

“lo más” de nuestro planeta?

¿Te motivan los desafíos?

¿Necesitas vivir

nuevas experiencias?

Ha llegado el momento de explorar la Tierra y conocerla

en su real dimensión. Montañas que se elevan hasta el cielo, cuevas que van hasta las entrañas del planeta, volcanes que cortan la respiración, desiertos con temperaturas insoportables, ríos que parecen no terminar jamás,

islas completamente deshabitadas, poblados donde llueve todo el tiempo, salares inmensurables…

Todo, todo, todo esperando por ti, para que vivas

unas vacaciones absolutamente extremas.

¿Te atreves?

Nace una estrella

La Tierra es extremadamente vieja. Tan vieja que cuesta imaginarlo. Sus orígenes se remontan al mismísimo nacimiento del Sistema Solar, una maravillosa familia astronómica formada por el Sol y toda una enorme y variada cantidad de mundos que lo acompañan.

¿Cuándo nació el Sistema Solar? Los astrónomos estiman que fue hace casi 4.600 millones de años, en un rincón perdido de la Vía Láctea, nuestra galaxia. Y lo cuentan más o menos de esta forma: al principio, había un enorme disco giratorio de gas y polvo, hundido en el interior profundo de una nebulosa. Con el correr de millones de años, ese disco fue girando cada vez más rápido, mientras se iba achatando y compactando. En el centro de ese disco giratorio se formó un núcleo supercaliente y bastante redondo: el “proto-Sol”, el embrión de nuestra estrella. Finalmente, cuando la temperatura de esa bola de gas alcanzó unos impresionantes 10 millones de grados, el Sol se “encendió” por primera vez. ¿Cómo? Convirtiendo –o fusionando, como dicen los científicos- el gas hidrógeno en gas helio. Esa transformación produce la luz y el calor que el Sol, nuestra estrella, emite desde sus primeros días hasta hoy.

Nacen los planetas

Luego de que se formó el Sol, los materiales que sobraron quedaron dando vueltas a su alrededor. Los más pesados (como el hierro, el oxígeno, el nitrógeno, el magnesio y otros) quedaron más cerca y formaron “cascotes” de cientos de metros o algunos kilómetros, llamados planetesimales, que continuaron creciendo más y más a medida que chocaban y se fundían. Así se formaron cuatro planetas de roca y metal: Mercurio, Venus, la Tierra y Marte. Algunas rocas quedaron girando un poco más lejos y nunca llegaron a formar un planeta, sino que formaron un anillo alrededor del Sol: es el Cinturón de Asteroides.

¿Y qué ocurrió más lejos? La luz del Sol y el viento solar (una corriente de partículas que el Sol emite en todas direcciones) empujaron hacia fuera los materiales más livianos, mayormente los gases hidrógeno y helio. Esos gases fueron los que, principalmente, “construyeron” los cuatro planetas gigantes y gaseosos: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Y con los materiales dispersos que quedaron a su alrededor nacieron muchísimas lunas.

Más allá de todo eso, las estrellas. Pero ésa es otra historia…

Otros gases, “soplados” aún más lejos por el Sol, se congelaron por las bajísimas temperaturas (¡menos de 200 grados bajo cero!) y crearon millones de bolas de hielo con corazones de roca. Entre ellos, Plutón, Eris, Makemake, Haumea y otros planetas enanos que formaron el Cinturón de Kuiper. Esta zona también fue la “cuna” de objetos mucho más chicos: los cometas, esas “bolas de nieve sucias” que describió un astrónomo en el siglo XX. Otros cometas fueron a parar mucho más lejos y formaron la Nube de Oort, una gigantesca cáscara que envuelve todo el Sistema Solar y que marca la frontera del gran reino del Sol.

En sus primeros tiempos, hace unos 4.550 millones de años, la Tierra fue un mundo al “rojo vivo”: una enorme bola de roca y metal fundidos a miles de grados de temperatura. No había una superficie firme y sólida, ni continentes, ni mares, ni nada de lo que hoy conocemos. Por supuesto, tampoco había vida.

Durante los millones de años siguientes, nuestro planeta se fue

enfriando y, como les gusta decir a los geólogos, “diferenciando”:

los materiales más duros y pesados (especialmente metales como

el hierro y el níquel) se hundieron y se acumularon en su centro

y los más livianos (rocosos) quedaron “flotando” por encima

de los más pesados. Y así se formaron sus capas principales:

el núcleo (metálico), el manto (una capa intermedia de roca

fundida y semifundida) y la corteza, una especie

de “cáscara” sólida que es la superficie.

Nace la Tierra

Nace

un satélite

Los científicos piensan que hace poco más de 4.500 millones de años, cuando la Tierra recién tomaba forma, un objeto del tamaño de Marte chocó contra nuestro planeta. La colisión lanzó al espacio millones y millones de toneladas de escombros fundidos (los restos del objeto que impactó y algunas partes de la propia Tierra) que quedaron dando vueltas alrededor de la Tierra, hasta que finalmente se unieron y se enfriaron y formaron… ¡nuestra Luna! Más tarde, la propia Luna también sufrió terribles bombardeos de asteroides y cometas, que la llenaron de “cráteres” que todavía están allí y puedes ver con cualquier telescopio.

La corteza, es decir, la superficie terrestre, es bastante fina en comparación con el núcleo y el manto: tiene “apenas” unas decenas de kilómetros de espesor. Si la Tierra fuera una manzana, la corteza sería más o menos la cáscara. Pero a pesar de ser tan delgada, tiene un rol muy importante, porque es la base de los continentes y de los océanos.

En la corteza suceden las cosas que fueron –y van- transformando la “cara” de nuestro planeta a lo largo de su larguísima historia: los terremotos, los volcanes, el movimiento de los continentes, la formación de cordilleras, el avance y retroceso de los hielos… todo sucede en la corteza. Todos estos fenómenos, sumados a los factores de erosión –vientos, lluvias, nevadas, inundaciones-, hacen a la Tierra un planeta siempre cambiante, siempre distinto. Y siempre maravilloso.

Un mundo en acción

Desde sus orígenes, la Tierra estuvo rodeada por un grueso manto de diferentes gases que se mantuvieron y mantienen “atrapados” por la fuerza de gravedad. Al principio, hace más de 4 mil millones de años, esos gases eran principalmente los que brotaban de los volcanes: vapor de agua, dióxido de carbono, dióxido de nitrógeno y otros. Cientos de millones de años más tarde, a medida que el planeta se fue enfriando, la mayor parte de ese vapor atmosférico se condensó y generó colosales lluvias que, a su vez, ayudaron a formar los océanos del planeta. El resto, otros gases primitivos, se combinó con las rocas y otros materiales de la superficie.

Nace la atmósfera