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Rubén Darío

Cantos de vida
y esperanza

Créditos

ISBN rústica: 978-84-9816-012-3.

ISBN ebook: 978-84-9816-947-8.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 9

La vida 9

A Nicaragua
A la República Argentina
R. D. 11

Prefacio 13

Cantos de vida y esperanza 15

I. Yo soy aquel que ayer no más decía 17

II. Salutación del optimista 22

III. Al rey oscar 25

IV. Los tres reyes magos 27

V. Cyrano en España 28

VI. Salutación a Leonardo 31

VII. Pegaso 34

VIII. A Roosevelt 35

IX. ¡Torres de Dios! ¡Poetas! 37

X. Canto de esperanza 38

XI. Mientras tenéis, oh negros corazones 39

XII. Helios 40

XIII. «Spes» 43

XIV. Marcha triunfal 44

Los cisnes 47

I. Qué signo haces, oh cisne, con tu encorvado cuello 49

II. En la muerte de Rafael Núñez 51

III. Por un momento, ¡oh cisne!, Juntaré mis anhelos 52

IV. ¡Antes de todo, gloria a ti, Leda! 53

Otros poemas 55

Retratos 57

II. Por el influjo de la primavera 59

III. La dulzura del ángelus 61

IV. Tarde del trópico 62

V. Nocturno 63

VI. Canción de otoño en primavera 64

VII. Trébol 67

VIII. «Charitas» 69

IX. No obstante... 71

X. El verso sutil que pasa o se posa 72

XI. Filosofía 73

XII. Leda 74

XIII. Divina Psiquis 75

XIV. El soneto de trece versos 77

XV. ¡Oh, miseria de toda lucha por lo finito! 78

XVI. A Phocas el campesino 79

XVII. ¡Carne, celeste carne de la mujer! Arcilla 80

XVIII. Un soneto a Cervantes 82

XIX. Madrigal exaltado 83

XX. Marina 84

XXI. Cleopompo y Heliodemo 86

XXII. ¡Ay, triste del que un día...! 87

XXIII. En el país de las alegorías 88

XXIV. Augurios 89

XXV. Melancolía 92

XXVI. ¡Aleluya! 93

XXVII. De otoño 94

XXVIII. A Goya 95

XXIX. Caracol 98

XXX. Amo, amas... 99

XXXI. Soneto Autumnal 100

XXXII. Nocturno 101

XXXIII. Urna votiva 102

XXXIV. Programa matinal 103

XXXV. Ibis 104

XXXVI. Thánatos 105

XXXVII. Ofrenda 106

XXXVIII. Propósito primaveral 108

XXXIX. Letanías de nuestro señor Don Quijote 109

XL. Allá lejos 112

XLI. Lo fatal 113

Libros a la carta 115

Brevísima presentación

La vida

García Sarmiento, Felix Rubén (Rubén Darío) (San Pedro de Metapa, 1867-1916), Nicaragua.

Era hijo de Manuel García y Rosa Sarmiento, y nació el 18 de enero de 1867. En 1881 escribió artículos para el periódico político La Verdad y poco después se fue a El Salvador y dio clases de gramática.

Regresó a Nicaragua en 1883 y hacia 1890 se casó en El Salvador con Rafaela Contreras, con la que tuvo un hijo, Rubén Darío Contreras. Ésta murió en 1893 y ese mismo año se casó con Rosario Murillo.

En 1892 Darío viajó a España, en nombre del gobierno de Nicaragua, para la celebración del 400 aniversario de la conquista de América. Un año más tarde, en 1893, empezó su carrera como diplomático en América y Europa y conoció en Madrid a Francisca Sánchez, quien fue por mucho tiempo su inspiración.

Durante años recorrió Europa enviado por el periódico La Nación. Volvió a Nicaragua en 1907 y fue recibido con honores y nombrado ministro residente en España. Vivió otra vez en Europa hasta 1915, año en que regresó a América invitado por el presidente de Guatemala.

Murió el 6 febrero de 1916 en Nicaragua.

Cantos de vida y esperanza es considerada la mayor obra poética de Rubén Darío, por su intensidad y porque contiene todo el entorno intelectual y afectivo del autor en su madurez.

A Nicaragua
A la República Argentina
R. D.

Prefacio

Podría repetir aquí más de un concepto de las palabras liminares de Prosas profanas. Mi respeto por la aristocracia del pensamiento, por la nobleza del Arte, siempre es el mismo. Mi antiguo aborrecimiento a la mediocridad, a la mulatez intelectual, a la chatura estética, apenas si se aminora hoy con una razonada indiferencia.

El movimiento de libertad que me tocó iniciar en América, se propagó hasta España y tanto aquí como allá el triunfo está logrado. Aunque respecto a técnica tuviese demasiado que decir en el país en donde la expresión poética está anquilosada a punto de que la momificación del ritmo ha llegado a ser un artículo de fe, no haré sino una corta advertencia. En todos los países cultos de Europa se ha usado del hexámetro absolutamente clásico sin que la mayoría letrada y sobre todo la minoría se asustasen de semejante manera de cantar. En Italia ha mucho tiempo, sin citar antiguos, que Carducci ha autorizado los hexámetros; en inglés, no me atrevería casi a indicar, por respeto a la cultura de mis lectores, que la Evangelina de Longfellow, está en los mismos versos en que Horacio dijo sus mejores pensares. En cuanto al verso libre moderno..., ¿no es verdaderamente singular que en esta tierra de Quevedos y de Góngoras los únicos innovadores del instrumento lírico, los únicos libertadores del ritmo, hayan sido los poetas del Madrid Cómico y los libretistas del género chico?

Hago esta advertencia porque la forma es lo que primeramente toca a las muchedumbres. Yo no soy un poeta para muchedumbre. Pero sé que indefectiblemente tengo que ir a ellas.

Cuando dije que mi poesía era mía, en mí sostuve la primera condición de mi existir, sin pretensión ninguna de causar sectarismo en mente o voluntad ajena, y en un intenso amor a lo absoluto de la belleza.

Al seguir la vida que Dios me ha concedido tener, he buscado expresarme lo más noble y altamente en mi comprensión; voy diciendo mi verso con una modestia tan orgullosa que solamente las espigas comprenden, y cultivo, entre otras flores, una rosa rosada, concreción de alba, capullo de porvenir, entre el bullicio de la literatura.

Si en estos cantos hay política, es porque aparece universal. Y si encontráis versos a un presidente, es porque son un clamor continental. Mañana podremos ser yanquis (y es lo más probable); de todas maneras mi protesta queda escrita sobre las alas de los inmaculados cisnes, tan ilustres como Júpiter.

Rubén Darío