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¿Existe el método científico?

Historia y realidad

Ruy Pérez Tamayo


Fondo de Cultura Económica

Primera edición (Sección de Obras de Ciencia y Tecnología), 1990
Segunda edición (La Ciencia para Todos), 1998
Tercera edición, 2003
   Sexta reimpresión, 2012
Primera edición electrónica, 2012

La Ciencia para Todos es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Económica, al que pertenecen también sus derechos. Se publica con los auspicios de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

D. R. © 1990, El Colegio Nacional
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ISBN 978-607-16-0373-9

Hecho en México - Made in Mexico

La Ciencia para Todos

Desde el nacimiento de la colección de divulgación científica del Fondo de Cultura Económica en 1986, ésta ha mantenido un ritmo siempre ascendente que ha superado las aspiraciones de las personas e instituciones que la hicieron posible. Los científicos siempre han aportado material, con lo que han sumado a su trabajo la incursión en un campo nuevo: escribir de modo que los temas más complejos y casi inaccesibles puedan ser entendidos por los estudiantes y los lectores sin formación científica.

A los diez años de este fructífero trabajo se dio un paso adelante, que consistió en abrir la colección a los creadores de la ciencia que se piensa y crea en todos los ámbitos de la lengua española —y ahora también del portugués—, razón por la cual tomó el nombre de La Ciencia para Todos.

Del Río Bravo al Cabo de Hornos y, a través de la mar Océano, a la Península Ibérica, está en marcha un ejército integrado por un vasto número de investigadores, científicos y técnicos, que extienden sus actividades por todos los campos de la ciencia moderna, la cual se encuentra en plena revolución y continuamente va cambiando nuestra forma de pensar y observar cuanto nos rodea.

La internacionalización de La Ciencia para Todos no es sólo en extensión sino en profundidad. Es necesario pensar una ciencia en nuestros idiomas que, de acuerdo con nuestra tradición humanista, crezca sin olvidar al hombre, que es, en última instancia, su fin. Y, en consecuencia, su propósito principal es poner el pensamiento científico en manos de nuestros jóvenes, quienes, al llegar su turno, crearán una ciencia que, sin desdeñar a ninguna otra, lleve la impronta de nuestros pueblos.

Comité de Selección

Dr. Antonio Alonso
Dr. Francisco Bolívar Zapata
Dr. Javier Bracho
Dr. Juan Luis Cifuentes
Dra. Rosalinda Contreras
Dr. Jorge Flores Valdés
Dr. Juan Ramón de la Fuente
Dr. Leopoldo García-Colín Scherer
Dr. Adolfo Guzmán Arenas
Dr. Gonzalo Halffter
Dr. Jaime Martuscelli
Dra. Isaura Meza
Dr. José Luis Morán
Dr. Héctor Nava Jaimes
Dr. Manuel Peimbert
Dr. José Antonio de la Peña
Dr. Ruy Pérez Tamayo
Dr. Julio Rubio Oca
Dr. José Sarukhán
Dr. Alfonso Serrano
Dr. Guillermo Soberón
Dr. Elías Trabulse

Coordinadora

María del Carmen Farías R.

ÍNDICE

Introducción

Agradecimientos

I. La tradición antigua: Platón y Aristóteles

I.1. Introducción

I.2. Platón y Aristóteles

I.3. La Edad Media

II. Los científicos de la revolución científica: Vesalio, Galileo, Harvey, Newton, Hooke y Leibniz

I.1 Introducción

II.2. Andrés Vesalio

II.3. Galileo Galilei

II.4. William Harvey

II.5. Isaac Newton

II.6. Robert Hooke

II.7. Gottfried Wilhelm Leibniz

III. Los filósofos de la revolución científica: Bacon, Descartes, Locke, Berkeley, Hume y Kant

III.1. Introducción

III.2. Francis Bacon

III.3. René Descartes

III.4. John Locke

III.5. George Berkeley

III.6. David Hume

III.7. Emmanuel Kant

IV. Los empiristas victorianos del siglo XIX: Herschel, Mill y Whewell

IV. 1. Introducción

IV.2. John Herschel

IV.3. John Stuart Mill

IV.4. William Whewell

V. Los positivistas del siglo XIX: Comte, Mach, Peirce y Poincaré

V.1. Introducción

V.2. Auguste Comte

V.3. Ernst Mach

V.4. Charles Peirce

V.5. Henri Poincaré

VI. El positivismo lógico: Wittgenstein, Carnap y el Círculo de Viena. Reichenbach y la Escuela de Berlín

VI.1. Introducción

VI.2. Ludwig Wittgenstein

VI.3. Rudolf Carnap

VI.4. Hans Reichenbach

VI.5. Epílogo

VII. Las ideas contemporáneas (I): Bridgman, Rosenblueth y el operacionismo; Eddington y el subjetivismo selectivo; Popper y el falsacionismo

VII.1. Introducción

VII.2. Percy W. Bridgman

VII.3. Arturo Rosenblueth

VII.4. Arthur S. Eddington

VII.5. Karl R. Popper

VIII. Las ideas contemporáneas (II): Lakatos y los programas de inåvestigación, Kuhn y el relativismo histórico, Feyerabend y el anarquismo

VIII.1. Introducción

VIII.2. Imre Lakatos

VIII.3. Thomas S. Kuhn

VIII.4. Paul Feyerabend

VIII.5. Un paréntesis para los dionisiacos y los apolíneos

IX. Resumen general y conclusiones

IX.1. Introducción

IX.2. Evolución histórica de las ideas sobre el método científico

IX.3. ¿Cuál es la ontología contemporánea del método científico?

IX.4. ¿Para qué le sirve al científico la filosofía de la ciencia?

Lecturas recomendadas

A
 
IRMGARD,
 
pero también
a mis jóvenes “fans” en estas conferencias:
ROSALÍA LARRALDE RIDAURA,
SANTIAGO y RUY LÓPEZ RIDAURA
y todos los otros muchachos que los acompañaron,
así como a
ONOFRE y MARTHA MUÑOZ
MARCELINO y FANNY CEREIJIDO,
RICARDO TAPIA,
EDUARDO Y CECILIA LÓPEZ CORELLA
y
ROSALÍA RIDAURA y JOSÉ MARQUINA

…El método científico es el que siguen los hombres de ciencia en sus laboratorios o gabinetes, cuando se dedican a la investigación científica.

ROSENBLUETH, 1971

INTRODUCCIÓN

Este volumen contiene la mayor parte del material que utilicé en mis cursos sobre el tema en El Colegio Nacional, correspondientes a 1987 y 1988. Hasta donde he podido averiguar, escudriñando la historia de las actividades del mencionado Colegio, quizá mi único predecesor en estos quehaceres fue el doctor Arturo Rosenblueth. En el prólogo que el doctor Juan García Ramos escribió para el libro de Rosenblueth, El método científico, publicado en 1971, dice lo siguiente:

Una de las inquietudes del doctor Arturo Rosenblueth fue la de tratar de sistematizar los conocimientos sobre el método científico. Prueba de ello es que en los años de 1949-1950, y posteriormente en 1961, impartió cursos sobre ese tema en El Colegio Nacional, del cual fue miembro desde 1947.

Yo tuve la oportunidad de asistir a uno de esos cursos y de iniciar así un interés personal en la filosofía de la ciencia que ha resultado permanente; además, he publicado breves comentarios sobre ese libro. A los que, como yo, asistieron a algunos de los cursos mencionados del doctor Rosenblueth y conocen el texto de su libro, podría parecerles temerario que yo haya escogido el mismo tema para los dos ciclos de conferencias mencionados y para este volumen. Me apresuro, pues, a aclarar que aunque comparto el título de sus cursos y de su libro, es quizá lo único en que coincidimos. Mientras que Rosenblueth hizo un análisis riguroso de distintos aspectos filosóficos de la ciencia, rebasando con mucho la metodología científica y expresando con claridad y seguridad características sus propios puntos de vista, yo he organizado el material dentro de un esquema estrictamente histórico. Mi objetivo es repasar los principales conceptos vertidos sobre el método científico a través de la historia, desde sus orígenes en Platón hasta nuestros días. En su debido momento llegaremos al esquema del método científico adoptado por Rosenblueth y tendremos oportunidad de describirlo, pero sólo como uno más de los muchos otros que repasaremos.

Antes de entrar en materia quisiera presentarles rápidamente una visión panorámica del territorio que vamos a cubrir. Iniciaremos nuestro recorrido con Platón, Aristóteles y algunos de sus comentaristas medievales, a pesar de que, en sentido estricto, en esos tiempos no podía concebirse un método científico porque la ciencia tal como la conocemos ahora, todavía no existía como disciplina independiente sino que formaba parte integral de la filosofía. De todos modos, el repaso de ciertas ideas de Platón, y especialmente de Aristóteles, revela prolegómenos de varios de los problemas y conceptos que surgieron posteriormente, una vez que la ciencia inició su desarrollo independiente. Esto ocurrió a principios del siglo XVII, por lo que ahí nos detendremos para revisar los puntos de vista de dos grupos de pensadores, que también empezaron a diferenciarse entre sí en ese mismo tiempo: los científicos y los filósofos. Repasaremos los conceptos sobre el método científico de Vesalio, Galileo, Harvey, Newton, Hooke y Leibniz, como ejemplos de hombres de ciencia, y también los de Bacon, Descartes, Locke, Berkeley, Hume y Kant, como representantes de los filósofos, lo que nos llevará hasta fines del siglo XVIII. A continuación nos ocuparemos de los dos grupos principales de la filosofía de la ciencia en el siglo XIX: los empiristas, representados por los tres filósofos victorianos Herschel, Mill y Whewell, y los positivistas, de los que revisaremos a Comte, Mach, Peirce y Poincaré. Con eso habremos llegado a nuestro siglo pero todavía no a nuestro tiempo; con carácter histórico, examinaremos a la escuela más importante de la primera mitad del siglo XX, que es el positivismo (empirismo) lógico, representado por Wittgenstein, Carnap y el Círculo de Viena, y por Reichenbach y la Escuela de Berlín. Finalmente, comentaremos algunas de las ideas contemporáneas sobre el método científico: el operacionismo, representado por Bridgman y Rosenblueth, el subjetivismo selectivo, de Eddington, y el falsacionismo, introducido por Popper, así como los programas de investigación científica de Lakatos, el relativismo histórico de Kuhn, y el anarquismo, de Feyerabend. El último capítulo está dedicado a un repaso general y a la presentación de mis conclusiones sobre el método científico, ya que a lo largo de estas páginas mi postura no será critica sino más bien narrativa y descriptiva

AGRADECIMIENTOS

Aunque la gestación de este libro se remonta a muchos años, la mayor parte de su documentación final fue realizada gracias a una generosa beca de la Fundación John Simon Guggenheim (1984-1985), que me hizo posible visitar varias bibliotecas europeas, disfrutar de un verano en Boston íntegramente dedicado al trabajo literario, y fotocopiar gran parte del material requerido para completar este texto, aunque la beca se concedió para otra empresa académica, que también ya fue terminada. El resto del material de lectura necesario para completar este libro me fue enviado, cuando se agotaron los recursos de las bibliotecas locales, por mis buenos amigos Mauricio Martínez y Alejandro Mohar, estudiantes posgraduados mexicanos residentes en Boston. Las últimas copias de artículos de lectura indispensables y no accesibles en México, las recibí de mi buen amigo y colega Arturo Torre Blanco, que entonces estaba disfrutando de su año sabático en Filadelfia. El trabajo fotográfico fue realizado, con su habitual y reconocido perfeccionismo, por mi antiguo y fiel amigo Eusebio Tello, y la preparación del manuscrito final fue otra obra amorosa más de mi querida secretaria editorial, Aída Gracia.

Este libro, como casi todos los otros que yo he escrito, está dedicado en primer lugar a mi esposa. La dedicatoria intenta expresar, todavía sin lograrlo de manera aceptable, mi gratitud por su apoyo incondicional, su comprensión generosa y su tolerancia infinita a mis pretensiones intelectuales. Otra vez, muchas gracias, Irmgard.