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Aprende a improvisar al piano

Agustín Manuel Martínez

Aprende a improvisar al piano

© 2016, Agustín Manuel Martínez

© 2016, Redbook Ediciones, s. l., Barcelona

Diseño de cubierta: Regina Richling

Producción: ebc, serveis editorials

ISBN digital: 978-84-945961-5-5

Depósito legal: B-22.918-2016

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«You are honest, serious and belong to people I love and respect. (Eres honesto, serio y perteneces a ese tipo de personas que admiro y respeto.)»

Andrei Gavrilov, pianista

«Bravo, Agustín Manuel Martínez, qué increíble trabajo de gran interés para docentes actuales y futuros.»

Mar Cabezuelo, pianista improvisadora, compositora y profesora

«Genio educativo de la blogosfera.»

Alberto García, Amigos de la Marca España

«Un músico y pedagogo admirable. Posee amplios conocimientos de campos como la psicología, filosofía, sociología, etc., que le permiten tener una visión privilegiada de su actividad, la cual realiza de forma extraordinaria.»

Guillermo Dalia, psicólogo especializado en músicos

«Enhorabuena por tu trabajo, constancia y buen hacer.»

Joan Maria Martí, musicólogo y profesor de didáctica musical

«Verdadera maestría.»

Joan Pinardell, artista

«Lleno de creatividad, realmente impresionante.»

Alberto González Calderón, pianista

«Sugerente, refrescante, y con una gran dosis de practicidad y motivación.»

José Luis Echechipía, organista profesional

«Reflexiones todas muy acertadas para meditarlas sobre todo por los verdaderos músicos que quieren evolucionar, creo que estás ayudando a muchas personas a replantearse ciertas incógnitas que surgen en el estudio de la música.»

Pedro Salvatierra, concertista de piano y profesor

«Muy buena labor didáctica ayudando a tantos aprendices de piano sedientos de este tipo de enseñanzas.»

Alberto Betancourt, Pianoaprimeravista

«Los malos músicos solo oyen sonidos y no la música. Los mediocres podrían oírla, pero no la escuchan. Los medianos oyen lo que han tocado. Los buenos músicos escuchan lo que van a tocar. Los artistas oyen lo que aún no está escrito.»

E. Willems

«El piano es para mí mi lengua, mi vida, mi yo.»

F. Liszt

«Ex nihilo, nihil fit (‘De la nada, nada viene’).»

Parménides

PRÓLOGO

¿Qué pasaría si todas tus ideas musicales pudieras plasmarlas con el piano de manera inmediata e instantánea? ¿Te parece una utopía? Pues no lo es. En realidad es lo que han hecho siempre todos los músicos que han comprendido el funcionamiento del lenguaje musical y de su instrumento de una manera intuitiva, progresiva y significativa.

La educación musical debe, hoy más que nunca, poner en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje el desarrollo de las capacidades musicales a partir de la propia necesidad de expresión, y para ello es esencial un enfoque didáctico que emplee estrategias que fomenten la creatividad personal. El músico actual debe entender que su futuro profesional va a estar vinculado a su capacidad de creación, de exteriorización y expresión musical.

La improvisación musical es un motor muy potente para el aprendizaje. En este libro se proponen infinidad de ideas, sugerencias, ejercicios, actividades y juegos que permitirán al lector acceder al, en apariencia, complejo mundo de la música, que en realidad, según las últimas investigaciones en neuroeducación, es accesible a la mayoría de la población siempre que los enfoques didácticos sean los adecuados.

Agustín Manuel Martínez, experto en la materia, ha realizado un extenso y completo trabajo de compilación de recursos para que el lector se pueda introducir en la improvisación en distintos estilos musicales. Me ha resultado gratamente llamativa la recopilación tanto de escalas como de células rítmicas características y esquemas armónicos, de diferentes épocas y estilos, información difícil de encontrar en una misma publicación y que será de gran utilidad no solo a los improvisadores sino también a los docentes de música en general.

El aspecto lúdico y exploratorio de este volumen permite trazar distintas rutas de aprendizaje en función de las necesidades y del momento evolutivo tanto musical como técnico del lector. Especialmente interesantes son, también, las ideas para adentrarse en las nuevas tecnologías aplicadas a la música.

Estoy convencido de que esta publicación que tienes delante te abrirá la mente a nuevas posibilidades musicales y actualizarán tus competencias creativas. Para mejorar solo hay que atreverse a descubrir y recorrer nuevas sendas. ¡Disfruta de tu propia aventura musical!

Miguel Baselga

Pianista y profesor en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (www.resad.es)

INTRODUCCIÓN

La música es un fenómeno inherente a la condición humana. Todas las sociedades y culturas se han expresado a través de ella como manifestación de una pulsión física, emocional e intelectual.

La música está presente en la vida de las personas desde su nacimiento y se manifiesta en infinidad de ámbitos y momentos, nadie escapa a su influencia. Aquellas personas que logran interiorizarla y son capaces de crearla aumentan sus capacidades de autoexpresión y su creatividad. Además, según los últimos estudios neurofisiológicos aplicados, la práctica musical desarrolla las habilidades ejecutivas del cerebro, ya que se tienen que tomar decisiones de manera simultánea y se ha de realizar una coordinación precisa entre el cuerpo y la mente. Es más, se ha demostrado que un año de práctica musical en la infancia configura la estructura cerebral y estos cambios permanecen toda la vida.

Animarse a practicar música interpretándola con un instrumento (bien sean creaciones propias en tiempo real o ajenas leídas en partitura, o hasta incluso ajenas en tiempo real, caso de la soundpainting, o pintura del sonido en inglés, en la que la improvisación de un «director» es transmitida en el acto mismo a los intérpretes —músicos, actores, bailarines, artistas visuales…— mediante señas, un lenguaje universal de señas para la composición multidisciplinar, y en vivo) no debería tener edad y es altamente recomendable por los beneficios físicos, emocionales e intelectuales que produce.

La improvisación es «como una manera de hablar en música» e implica el conocimiento de los elementos musicales y la capacidad de combinarlos. Es una puesta en práctica de la creatividad, la capacidad musical y la personalidad del creador.

La educación musical tradicional hace, en ocasiones, demasiado hincapié en la capacidad de leer y reproducir una partitura y deja de lado el descubrimiento de la música a través de la exploración sonora y el desarrollo holístico de la comprensión de la música.

Cuando se aprende una lengua no se puede pretender crear bellos sonetos si antes no se conoce esta. Se podrán copiar o recitar, pero la creación parte, por un lado, de una necesidad de autoexpresión, y, por otro, del dominio del lenguaje. En el caso de la improvisación musical es preciso además un dominio técnico del instrumento que no debe desligarse de las dos capacidades mencionadas.

Para desarrollar la capacidad creativa es necesario permitir y abrazar la experimentación y el error como parte del proceso, centrarse en los pasos que hay que seguir en lugar del resultado final, que será más fructífero cuanto más rico sea el mundo sonoro del creador-improvisador.

¿Cómo usar este libro?

En este libro se encontrarán actividades secuenciadas por orden de dificultad, de manera que el conocimiento se vaya construyendo de una forma consistente. Todo pianista debe incluir la práctica improvisatoria desde sus inicios y para ello se ha procurado atender diferentes niveles de destreza musical, desde quien realiza su primer acercamiento hasta aquellos que ya poseen un nivel amplio tanto del lenguaje musical como de la armonía y de la improvisación. Estos últimos dispondrán de actividades de nivel avanzado y podrán desarrollar su lenguaje improvisatorio de una manera más completa y global explorando otros estilos.

En este libro se va a encontrar un planteamiento de aprendizaje por descubrimiento en el que las diferentes actividades se propondrán a modo de juego o exploración (en los ítems denominados «JUEGO», que pueden implicar a varios jugadores o improvisadores y sirven para familiarizarse con el instrumento, y «EXPLORA», más centrados en el desarrollo del propio lenguaje musical expresivo) que permitan la manipulación y la variación de elementos musicales. Intercalados con el texto encontrarás sugerencias de palabras para tu propia investigación y profundización (en los ítems denominados «INVESTIGA»).

Se recomienda realizar su lectura con un teclado (o incluso una aplicación en móvil o tableta, por ejemplo) o piano, para la aplicación práctica de las actividades propuestas y su comprensión inmediata.

En este libro se condensan más de tres décadas de práctica improvisatoria del autor y más de veinte años de ejercicio docente de los contenidos de la materia; por lo tanto, los recursos que se ofrecen han sido pedagógicamente probados en el aula en alumnos de diferentes niveles de competencia pianística.

Se ha realizado una recopilación exhaustiva de ritmos, escalas y esquemas armónicos que no existe en ninguna otra publicación previa sobre la temática, de modo que el improvisador puede acudir a ellos como fuente de inspiración y de conocimiento.

Se han utilizado diversos sistemas de notación en distintos capítulos con el fin de clarificar el discurso, usando el más sencillo en cada momento, y para que el lector se familiarice con los mismos conceptos representados de distintas maneras como herramienta didáctica de apertura mental (una misma idea representada con diferentes términos ayuda a una asimilación más profunda y global de la misma).

Se ha optado por utilizar una notación accesible a todos aquellos que quieran acercarse al mundo de la improvisación independientemente de su nivel de lectoescritura musical convencional. Básicamente, se han empleado los nombres de las notas (que, salvo que se indique lo contrario, han de practicarse en sentido ascendente siempre, es decir, de izquierda a derecha del teclado). Por lo que se refiere a los nombres de las notas en cifrado latino la mayoría de las personas están perfectamente familiarizadas con ellos. Además, existe una equivalencia con números arábigos (el llamado sistema «digital») para representarlas en las ocasiones en que es útil para transportar, con números romanos para representar los grados de la escala o los acordes que se pueden construir desde ellos y su transporte y también con cifrado americano o moderno (con letras), así como duraciones de sonidos con su correspondiente leyenda para el apartado de recursos rítmicos.

do

do#

reb

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mib

mi

Fa

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solb

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lab

la

la#

sib

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1

s1

b2

2

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b3

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4

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b5

5

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I

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II

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III>

III

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VII

C

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Db

D

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Eb

E

F

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Gb

G

G#

Ab

A

A#

Bb

B

s y < significan subir un semitono respecto de la escala diatónica Mayor.

b y > significan bajar un semitono respecto de la escala diatónica Mayor.

Los primeros capítulos abordan el marco conceptual de la improvisación musical, sus beneficios y cómo se desarrolla, para adentrarse posteriormente en el descubrimiento del instrumento a partir de propuestas de juegos y otras actividades introductorias. La melodía, el ritmo y la armonía se comienzan a desmenuzar en los siguientes capítulos, y una vez se comprende cómo desarrollar estos elementos se ofrecen ideas para improvisar en diferentes estilos así como un amplio compendio de recursos, también ordenados por aspectos melódicos (escalas), rítmicos (células) y armónicos (esquemas).

Con todo este caudal de ideas, propuestas prácticas y recursos el lector, podrá finalmente aplicarlo a la creación de su propia canción u otro tipo de creación musical.

Hay que tener presente que el siglo xxi ofrece infinidad de herramientas tecnológicas que serán de gran ayuda para el objetivo de este libro. Dado que son recursos que están en constante evolución, en el último capítulo se menciona la tipología y función de los mismos a grandes rasgos.

Finalmente, se incluye una bibliografía seleccionada con referencias a algunos métodos básicos de improvisación con notación musical convencional y un enlace a una recopilación de vídeos de grandes improvisadores de piano y tutoriales sobre la materia.

¿Qué favorece el pensamiento creativo en la improvisación?

Al lector le será fácil entender el pensamiento creativo si piensa en un niño de dos o tres años y cómo se relaciona con el mundo, sin prejuicios, con valentía, indagando los límites y los porqués, estableciendo relaciones lógicas entre los objetos, los fenómenos. Es una pulsión que le ayudará a sobrevivir y que moldeará su cerebro. El niño explora, observa, toca, mira, agita, lanza, descubre, huele, es decir, está preso de una necesidad incesante por aprender y descubrir todo aquello que le rodea y que es absolutamente nuevo para él. Se relaciona con su entorno sin prejuicios en tanto en cuanto está modelando su cerebro.

Algunas de las características de este pensamiento son la curiosidad por descubrir y sintetizar nuevo conocimiento, el valor para explorar nuevos caminos, la flexibilidad de cambiar la ruta o el sentido de probar nue­vas opciones, la capacidad de disfrutar por el mero hecho de aprender sobre algo desconocido y la capacidad de combinar los elementos de muchas maneras.

Desde el punto de vista emocional implica confianza en uno mismo y seguridad a la hora de transmitirlo a los demás, perseverancia en el desarrollo de las habilidades, sensibilidad para percibir y expresar detalles a veces ínfimos, sutiles y capacidad de divertirse con los sonidos, de «jugar» mientras se crea; del mismo modo que se inventa un cuento, se puede contar una historia con lenguaje musical.

¿Qué inhibe el pensamiento creativo en la improvisación?

Por decirlo en pocas palabras, todo aquello que inhibe el impulso, la necesidad vital, el anhelo genético por descubrir, aprender y crecer interiormente. Apagada esta pasión, mermada esta curiosidad, se camina en sentido inverso a la creatividad.

El lector debe aprender a detectar aquellas actitudes que van a inhibir su capacidad creativa. Pensar en el resultado y no en el proceso hace que aparezca la desmotivación por no ajustarse las expectativas a la realidad. Un exceso de perfeccionismo, entendiendo la interpretación musical como mero virtuosismo, más preocupado por la forma que por mensaje, por el ropaje que por el ser, puede «castrar», en sentido figurado, la capacidad de aprendizaje y la curiosidad, que es una especie de motor, de elemento esencial en cualquier tipo de aprendizaje.

El lector debe entender que para que se produzca un aprendizaje significativo (y la improvisación lo requiere) debe abrirse la ventana de la emoción que despierte la curiosidad de manera que se mantenga una atención hacia el objeto de aprendizaje y una concentración que permita descubrirlo, así como una motivación para repetir y memorizar los elementos aprendidos. Si falla alguno de los componentes de esta secuencia tan propia de los seres humanos las ganas de descubrir y/o improvisar se desvanecerán. Un músico que solo es capaz de reproducir un texto escrito por otro, en lugar de entender y crear el suyo, no puede considerarse un artista global, completo, creador. Podría compararse a un loro, un mero reproductor, una persona que repite mensajes ajenos sin capacidad de generar los propios, un poeta que recita los versos de otro, un pintor que copia cuadros. Este libro te ayudará a crear tu propio discurso musical.

La música como lenguaje

Entender la música como un lenguaje, como un sistema de comunicación específico y refinado del ser humano, en el que un mensaje es primero imaginado, después creado y finalmente transmitido de un emisor a un receptor, permite comprender el proceso de adquisición de la misma.

La música se percibe de una manera global y poco a poco se puede ir accediendo a los diferentes niveles de conocimiento ya sea de manera intuitiva o mediante actividades y/o estrategias de aprendizaje. No se puede aprender a leer y a escribir en un idioma si previamente no se ha producido la interiorización del mismo. Como ejemplo, decir que los niños están durante un año y medio escuchando la lengua de su entorno antes de empezar a articular las palabras. Primero entienden el funcionamiento de la lengua y después se aventuran a reproducirla.

Es fundamental pues desarrollar la capacidad de análisis y de discriminación auditiva a modo de juego en las etapas tempranas, puesto que, como decían los antiguos, «de la nada, nada viene». Cuando se impregna, se «empapa» previamente la mente de un caudal de estímulos y existe la necesidad de comunicarse, se estructura el cerebro para poder realizarlo. Una vez nutridos podemos «sacar» al exterior. El aprendizaje no vivenciado no es aprendizaje. Por lo tanto, escuchar (oír con máxima atención) es la primera capacidad que debería desarrollar un buen músico improvisador.

Para ello la persona debe estar expuesta a una cantidad de estímulos sonoros suficientes y variados (un ambiente de riqueza sonora es necesario pues para que se produzca un desarrollo auditivo, un bagaje y una memoria musical). Es lo que es conocido por los educadores musicales como desarrollo del oído interno, o sea, la capacidad de imaginar interiormente sonidos y/o frases antes de ser ejecutados. De esta manera, la persona puede comparar la imagen mental, el sonido imaginado, con el sonido creado.

Cuando uno escucha una canción por primera vez capta globalmente la misma, pero si la escucha en repetidas ocasiones tiene la oportunidad de aprehender distintos elementos en cada nueva exposición «mental» al fenómeno sonoro: así cada vez puede dirigirse la mente a un distinto elemento o parámetro (por ejemplo: qué pulso hay —siempre en su caso para todos estos ítems, si es regular, habiendo ejemplos de músicas no occidentales de lo contrario—, qué compás tiene, qué motivos rítmicos se repiten, qué motivos melódicos, qué tono o modo, qué acordes oigo, qué esquemas, qué cadencias, qué forma tiene y un amplio etcétera que no olvide el timbre y la intensidad).

Al igual que sucede con el aprendizaje de una lengua, esa capacidad de imaginación ha de simultanearse con la experimentación sensorial, es decir, las personas deberían tener la posibilidad de expresarse a través de la música, ya sea con la voz o con un instrumento, en el caso que nos ocupa el piano o teclado, para poder aumentar la comprensión profunda del lenguaje musical.

Si comparásemos el lenguaje verbal con el lenguaje musical tendríamos que la palabra sería equiparable al motivo, la frase a la combinación de varios motivos (unidad mínima con sentido completo), el párrafo a la combinación de varias frases y un discurso a la combinación de varios párrafos. Por lo tanto, improvisar o componer en tiempo real sería similar a lo que hacemos cuando hablamos, cuando nos expresamos cotidianamente.

A nivel fónico, igual que en el lenguaje oral existen las consonantes o las vocales como elementos constitutivos de las palabras, en la música hay también los llamados «parámetros del sonido»: duración, intensidad, altura y timbre (podría citarse también si la fuente emisora está estática o en movimiento), elementos mínimos, siempre presentes, aquellos conditio sine qua non, que se verían representados por notas musicales a escala gráfica; así pues no hay que confundir sonido (frecuencia) «do» con nota (representación gráfica) «do» con tecla (elemento físico) «do».

A una escala más compleja, sintácticamente hablando, por ejemplo, y aunque no sean del todo equiparables, se puede mencionar, en el caso de la música, la melodía, el ritmo, la armonía y la textura.

Hay que tener en cuenta que la música es un fenómeno complejo y será más sencillo aislar elementos para poder asimilarlos tanto física como mentalmente. El pianista dispone de dos manos para distribuir tres líneas sonoras diferenciadas —bajo, acompañamiento, melodía—, amén de otras posibles, como contrapuntos (melodías secundarias, que en un concepto amplio podrían ser superpuestas o sucesivas).

Generalmente, la mano derecha se ocupa del desarrollo melódico y opcionalmente de algunas partes del acompañamiento (desarrollo armónico-rítmico) y la mano izquierda se ocupa de la parte armónica esencialmente, salvo que se desee realizar una línea melódica grave (o línea de bajo) de importancia que dificulte realizar acordes. Se incide nuevamente en que, por tanto, como no se tiene una mano para realizar bajos, otra para realizar acompañamiento y otra para melodía, se puede distribuir de varias maneras entre los diez dedos.

A la hora de estudiar la improvisación también es provechoso saber aislar alguno de sus elementos: melodía, ritmo, armonía… Dos elementos pueden estar estáticos mientras se trabaja la variación del tercero; por ejemplo: trabajar distintos ritmos con la misma melodía y armonía o trabajar distintas melodías sobre un mismo ritmo y armonía, etcétera.

IDEA MUSICAL

A

B

C

MELODÍA

VARÍA

FIJO

FIJO

RITMO

FIJO

VARÍA

FIJO

ARMONÍA

FIJO

FIJO

VARÍA

En este libro el lector encontrará muchas ideas para el desarrollo de su creatividad musical en aras a improvisar con un piano o teclado. No es, pues, un libro de técnica pianística al uso, aunque pueda haber algunos consejos, debido a que ya hay publicaciones especializadas en este sentido. Por ende, esta publicación está dirigida tanto a pianistas amateurs, profesores de música, estudiantes de piano y aficionados en general que quieran llenar de creatividad su vida musical. El lector podrá encontrar actividades que se ajusten a sus necesidades en cada momento.