Microlocas
Eva Díaz Riobello · Isabel González
Teresa Serván · Isabel Wagemann
Pelos
Ilustrado por
Virginia Pedrero
Microlocas, Pelos
Primera edición digital: enero de 2017
ISBN epub: 978-84-8393-596-5
© Eva Díaz Riobello, Isabel González, Teresa Serván, Isabel Wagemann, 2016
© De las ilustraciones y de la cubierta: Virginia Pedrero, 2016
© De esta portada, maqueta y edición: Editorial Páginas de Espuma, S. L., 2016
Colección Voces / Literatura 230
Nuestro fondo editorial en www.paginasdeespuma.com
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.
Editorial Páginas de Espuma
Madera 3, 1.º izquierda
28004 Madrid
Teléfono: 91 522 72 51
Correo electrónico: info@paginasdeespuma.com
Índice de autoras
Eva Díaz Riobello
Retorno
Plagas domésticas
Un momento
Depilación definitiva
La mano que mece las tijeras
Travesura
Fecundación
Flora capilar
Folleto turístico
Leyenda urbana
Vientos
Cataratas
Trenzas
Obsesión
Infidelidad
Primer amor
Beso o prenda
Adolescencia
Deforestación
Última voluntad
Carisma capilar
La seducción del bello
Despecho
Aguaviva
Medusa
Medusa (II)
Identidad
La cana durmiente
Lobo hombre
Y yo con estos pelos
Isabel González
Me la pela
Moda
Peinados para la muerte
Urbi et orbi
Calva
Clvo
Definirse
Un vivo
Perros
Cosas
Distancia
Leyes
Exhortación de santa Bárbada
El desastre irretornable
Mierda de artista
El viaje
Ah!mante
Ilusión
O
Abandono
¿Cuánto tiempo pueden pasar sin besarse frente a un café?
Animar
Mis
Dos
Dos consideraciones casuístico-artísticas acerca del rasurado del pubis
España 1 – Resto 0
Pudimos volar
Teresa Serván
Embarazo
Un circo de mujer
Mujer con adjetivos
Mujer que recoge su pelo
Depilacción
DesNudos
Suegra
Consejos
Camuflaje
Mala hierba
En el recreo
Gemelo
Urgencias
Felina fémina
Inventario
La libertad más corta
Una mujer de circo
Una mujer
Vellas fobias
Aire
Verano
Me pregunto
Memoria en blanco
Objetos perdidos
Amamantar
La maraña
Literatura
El ángel
Nidus hilandus
La ingravidez del torso del ángel
Cuento clásico
Isabel Wagemann
Ovillos
Fumar y presumir
La exactitud de las cosas
Para volver a quererme
Vuelo de rutina
La barba de Carlos Frontera
La pelitud de la vida
Papillon d׳amour
Jugar a peluqueras
Precoz
Pequeñas cosas muertas
Abuelo
Abundancia
Ya no me acaricias
En la selva
Mudanza
El numerito
Espagueti
Lo que deseas vs. lo que te ofrezco
El inoportuno
Amor anfibio
Mucho gusto
Recuperarla
Amantes
Cuando nos abrazamos
Margarita
Flores y vientos
Media abuela
El nido
Puertas
La mirada de Frida Kahlo
Para Clara,
que tuvo la descabellada idea de presentarnos.
Con un pelín de amor.
Si buscas tu IDENTIDAD
serás PODEROSO.
Si eres poderoso
te REBELARÁS.
Si a tus espaldas oyes
que te llaman PERVERSO,
diles que solo estás VIVO,
que descubriste la PASIÓN
y en la pasión, el AMOR
y en el amor, el DESAMOR
también hermoso,
ese ramo de VÍNCULOS
que formarán tu HISTORIA
y en las tardes de lluvia,
el único MITO posible
de nuestra vida a trozos.
Pelo identidad
Me la pela
Miro mi pierna depilada, la derecha. Mi pierna depilada (la derecha) refulge, reluce, resbala. A cualquier ojo se expone enardecida por la cera. A por ella voy. Cómo me pone mi pierna derecha. Quiero besarla. Voy a besarla, pero no. No lo hago. Me detengo porque ahí está la otra: tupida, huraña, confusa. El águila y una mosca sobrevuelan el pasto de su rodilla; un sudor y el río descienden por la maleza. Negro tobillo, selvas negras, lobos en lo negro. Qué boca feroz impactará en ti, pierna izquierda. La cera borbotea y mientras una se eriza ante Pompeya, la otra ríe. Ni las oigo. Apago y salgo a las calles de agosto doblemente mujer.
Retorno
Estoy tan harta de depilarme, que decido ir al gimnasio luciendo mis axilas exuberantes y mis piernas de mamut. Húmeda, primaria, feroz. Mi piel es un río de leche donde se mecen juncos milenarios y oscuros. Todos los ojos se posan en mí cuando entro y me dirijo sin prisas hacia la sala de máquinas. No más aeróbic ni pilates. No más delicadeza y tacto de terciopelo. Levanto pesas, gruño mientras mis bíceps se contraen. Las otras mujeres me observan desde la cristalera, hipnotizadas, aspirando con avidez el sudor que desciende entre mis pechos de granito. Hago flexiones, separo mis muslos y la visión borrosa de mis rizos púbicos las enardece. Poco a poco van entrando con la mirada encendida y hambrienta. El rubito depilado que corre en la cinta es el primero en caer. Golpean a sus elegidos y los arrastran sudorosas hacia los vestuarios. Algunas vuelcan los aparatos y danzan a su alrededor entre cánticos bárbaros. Me miran ansiosas, buscan al líder de la manada. Y yo palpo lentamente mi cuerpo, hasta reencontrar por fin ese tacto primario que creía olvidado, mientras una voz ancestral me susurra que encienda una hoguera, busque un palo afilado y salga afuera a explorar lo desconocido.
Ovillos
Noto un pelo en la boca. Trato de escupirlo, pero los movimientos de mi lengua solo consiguen que se enrede más entre los dientes. Índice y anular lo agarran y estiran. El pelo masajea encías y comienza a salir con un cosquilleo. Casi una caricia. Lo voy enrollando alrededor de mis dedos y descubro que no acaba nunca. Apenas termino un ovillo de buen tamaño, con cuidado, lo corto y empiezo otro. Es un trabajo lento pero, por fin, me veo rodeada de madejas de pelo. Lampiña de pies a cabeza. Maravilla. Ahora voy a recolocarlos. No será fácil bordar las cejas, ni poner las pestañas una por una. Decido dejar mis piernas y axilas sin pelo. Y en la cabeza, algo cómodo. Pero el vello del pubis es otra cosa. Necesito tiempo para dejarlo como a mí me gusta. Tupido. Sin domesticar. Cálido, como un nido de arañas o de golondrinas.
Moda
Yo, la increíble mujer barbuda y más que barbuda. Yo, la mujer tupida por delante y por detrás. Yo, rival de osos y de chinchillas, codicia de peleteros, paraíso de ácaros. Yo, estrella del Gran Circo Mundial, exijo: no me presupongan felpudo íntegro, completa hirsuta, reserva agreste. Yo no descuido ninguna tendencia estética. Soy higiénica, soy femenina, me sorben. Yo, cascada vellosa de la cabeza a los pies, me rasuro el pubis por completo.
Embarazo
Miro hacia abajo y esta media luna eclipsa un bosque orgánico, rizado, feroz. Mi sexo, animal, ya no me pertenece.
Fumar y presumir
A la flaca
Escondidos en el maizal, niños y niñas hacemos pipas de fumar. Ahuecamos bellotas, les clavamos una pajita y las llenamos con barbas secas de las mazorcas. Robamos fósforos de la cocina y encendemos nuestras cachimbas. Y a echar humo. Nosotras comenzamos a toser y nos cansamos altiro. Preferimos jugar con los pelos del choclo. Son morenos y rizados, perfectos para guardarlos en nuestras bragas y presumir.
Un circo de mujer