Aprender con Mapas Mentales

UNA ESTRATEGIA PARA PENSAR Y ESTUDIAR

Aprender con Mapas Mentales

UNA ESTRATEGIA PARA PENSAR Y ESTUDIAR

Antonio Ontoria Peña

Catedrático de Didáctica
Universidad de Córdoba

Juan Pedro R. Gómez

Catedrático de Filosofía
de Educación Secundaria

Ángela de Luque

Profesora titular de Didáctica
Universidad de Córdoba

NARCEA, S. A. DE EDICIONES
MADRID

Aprendizaje centrado en el alumno. Metodología para una escuela abierta.

Mapas conceptuales. Una técnica para aprender

Potenciar la capacidad de aprender y pensar. Qué cambiar para aprender y cómo aprender para cambiar


© NARCEA, S. A. DE EDICIONES, 2017

Paseo Imperial, 53-55. 28005 Madrid. España

www.narceaediciones.es

Cubierta: Fernando García de Miguel

ISBN papel: 978-84-277-1409-0
ISBN ePdf: 978-84-277-1670-4
ISBN ePub: 978-84-277-2263-7

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Índice

INTRODUCCIÓN

1. Actividad cerebral, pensamiento irradiante y dinámica del aprendizaje

La actividad cerebral en el conocimiento

El pensamiento irradiante desde el aprendizaje global

Dinámica del aprendizaje: aprender a aprender

2. El Mapa Mental y su definición como estrategia de aprendizaje

Analogías de los mapas mentales

Definición, origen y significado de los mapas mentales

Los mapas mentales como estrategia de aprendizaje

3. Proceso de elaboración de los Mapas Mentales en el aula

Características de los mapas mentales

Cómo enseñar al alumnado a elaborar mapas mentales

Otras aplicaciones de los mapas mentales

4. Mapas Mentales y nuevas tecnologías

Una nueva cultura de la comunicación e información

Hacia un sociedad del aprendizaje

Los mapas mentales y la utilización de la informática

Ventajas del uso del ordenador en los mapas mentales

Análisis de la experiencia en el aula de informática

Manual rápido para la utilización de Microsoft PowerPoint, en la elaboración de Mapas Mentales, siguiendo el «paso a paso»

5. Los Mapas Mentales, una estrategia de aprendizaje cooperativo

La acción participativa en la dinámica del aula

El trabajo grupal en el aula como estrategia de aprendizaje cooperativo

El mapa mental como estrategia metodológica participativa/cooperativa

Aportación educativa del mapa mental compartido

Aprendizaje cooperativo utilizando el ordenador

6. Los Mapas Mentales y la evaluación del aprendizaje

La evaluación una actividad positiva en el aprendizaje

Hacia la evaluación cooperativa o autoevaluación

Los mapas mentales como técnica de evaluación

7. Orientaciones para la aplicación de los Mapas Mentales en Educación Infantil y Primaria

Comprender los mapas mentales

Mapas mentales resultantes en ambas etapas

Formas de trabajar en el aula con mapas mentales

Los mapas mentales en la dinámica de aula

8. Aplicación de Mapas Mentales en Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato

Proceso de iniciación en los mapas mentales

Los mapas mentales en la práctica del aula

9. Los Mapas Mentales y su aplicación en la docencia universitaria

¿Aprender los Mapas Mentales en la Universidad?

Cómo vive el alumnado la aplicación de los mapas mentales

BIBLIOGRAFÍA

Introducción

«Es importante que una cultura identifique las verdades, las bellezas y las virtudes que valora, y que dedique recursos a inculcar su comprensión en sus niños y jóvenes…»

«Buscamos personas que no sólo sean admirables como pensadoras o creadoras, sino también como seres humanos»

Howard Gardner

Estamos en los inicios de la sociedad del conocimiento y las invasiones tecnológica e informática se han convertido en un elemento imprescindible de nuestra vida. Este hecho ha originado una verdadera «revolución» en la comunicación, y un cambio profundo en nuestros comportamientos personales y sociales. En virtud de estos medios tecnológicos, la globalización de la información es, para bien o para mal, un fenómeno imparable. Queremos incidir, no obstante, en las posibilidades de mejora que nos ofrecen para construir una educación más centrada en el alumno y, por tanto, más preocupada por los valores personales y sociales.

Una de nuestras inquietudes es contribuir a potenciar la capacidad de pensar y de aprender 1, sustentada en una sólida autoestima que facilite la realización personal. La orientación de nuestro trabajo tiende a mejorar la práctica educativa, proporcionando al profesorado y al alumnado técnicas y/o estrategias que les permitan caminar hacia una autonomía de pensamiento, y, al mismo tiempo, estimular el proceso de enseñanza-aprendizaje. Durante la década de los 90 (década del cerebro) se han intensificado los estudios sobre el cerebro en todos los ámbitos con una gran repercusión en el proceso de aprendizaje. Ante la idea difundida y, al parecer, real, de que despilfarramos un elevadísimo porcentaje de nuestra capacidad cerebral, nosotros pretendemos un aprendizaje total u holístico como alternativa posible en el trabajo del aula.

Para iniciar este enfoque de aprendizaje, presentamos una nueva estrategia/técnica que responde a «cómo» hacerlo viable. He aquí el sentido de este libro sobre los Mapas Mentales, cuyo subtítulo subraya el marcado carácter práctico: Una estrategia para pensar y estudiar. Nuestro intento es adaptar al trabajo en el aula todo el planteamiento de Buzan, si bien este autor generaliza el tema a las distintas situaciones de la vida social, familiar y personal.

Cuando se logra la confluencia del pensamiento, del sentimiento y de la acción, la convivencia en el aula y en el centro se plasma en un ambiente positivo de trabajo, de relación y de aceptación. La implicación del alumnado en la acción-aprendizaje está respaldada por una seguridad afectiva y, al mismo tiempo, por un refuerzo de la autoestima con la aportación de sus ideas e iniciativas. Esta línea genera una «cultura de convivencia» en el aula y en el centro educativo, que puede ser una alternativa para solucionar el problema, ya recurrente, de conflictividad y violencia que se respira en las aulas. Cuando se genera una tensión personal y/o social en un centro educativo, se impone una reflexión sobre el grado de satisfacción que experimenta el alumnado. Tenemos suficientemente demostrado que la participación del alumnado en su propio aprendizaje es un camino hacia la convivencia positiva, porque se fomenta la responsabilidad, la confianza, el respeto, la iniciativa, la espontaneidad, la cooperación, la solidaridad…

La estructura del libro es como sigue. En primer lugar, establecemos un breve marco teórico y referencial sobre los fundamentos de los mapas mentales: la actividad cerebral, la dinámica del aprendizaje y el significado de la expresión pensamiento irradiante. Como consecuencia educativa importante, destacamos el «optimismo» que genera ser conscientes de la potencialidad de nuestro cerebro para aprender, lo que permite cuestionar ciertos estereotipos y prejuicios sociales sobre el fracaso escolar y sobre el rendimiento positivo del alumnado.

En segundo lugar desarrollamos los mapas mentales como estrategia de aprendizaje y como técnica a adquirir. Al redactarlo, hemos simulado mentalmente una clase real en la que un profesor 2 desea introducir esta estrategia de aprendizaje en la dinámica de la clase. Para iniciarnos en la técnica seguimos el proceso del «paso a paso», a fin de que el alumnado pueda captarla y comprenderla fácilmente. En este punto introducimos el uso del ordenador como instrumento estimulador del aprendizaje y, en consecuencia, de un mayor rendimiento.

Finalmente, ofrecemos algunas experiencias en las que se han utilizado los mapas mentales a lo largo del curso escolar 3. Al mismo tiempo, analizamos los valores y capacidades mentales, personales y sociales que pueden potenciarse y desarrollarse con su utilización.

Este libro va dirigido al profesorado de los distintos niveles educativos, desde la educación infantil hasta la universidad, aunque puede ser aplicable también a otros ámbitos no estrictamente educativos, en consonancia con la idea actual de que el aprendizaje es un feedback a lo largo de toda la vida.

1 Ver Ontoria, A.: Potenciar la capacidad de aprender y pensar. Narcea, Madrid, 2007 4ª ed.

2 Para que la lectura del libro resulte más sencilla, se ha evitado utilizar conjuntamente el género femenino y masculino en aquellos términos que admiten ambas posibilidades. Así, cuando se habla de alumno, se entiende que se refiere a los alumnos y a las alumnas, y aludir a los profesores, no excluye la existencia de profesoras.

3 Agradecemos a los alumnos y alumnas del Primer Curso de Bachillerato, grupos C y D, del IES Medina Azahara de Córdoba el interés mostrado en trabajar con mapas mentales. Igualmente, agradecemos la dedicación y la entrega de Rafaela Álvarez Puentes y Gema Castillejo Pérez en la selección, organización y estructuración técnica de los mapas mentales.

1. Actividad cerebral,
pensamiento irradiante y
dinámica del aprendizaje

Los mapas mentales presentan un marco teórico integrado por la confluencia de tres grandes dimensiones: la actividad cerebral, el pensamiento irradiante y el enfoque del aprendizaje holístico o total. A continuación desarrollamos brevemente estos tres componentes con la pretensión de dar una visión global de los fundamentos del mapa mental.

La actividad cerebral en el conocimiento

El cerebro es un campo de interés durante todos los períodos de la evolución del pensamiento. En la época clásica se hablaba ya de las dos mitades del cerebro. Mucho tiempo después se puso de manifiesto que cada hemisferio cerebral controlaba la mitad del cuerpo opuesta (cerebro izquierdo-la parte derecha, y cerebro derecho-la parte izquierda). A finales del siglo XIX se plantea ya la asignación de funciones diferentes a cada hemisferio.

Los estudios sobre el cerebro recibieron un gran impulso con la concesión del Premio Nobel a Roger Sperry y su equipo del Instituto de Tecnología de California, por sus trabajos sobre el «cerebro dividido» y alcanzaron su momento culminante cuando el Senado norteamericano declaró la década de los 90 como la «década del cerebro».

El ambiente de gran optimismo que se suscitó al vislumbrar la posibilidad de explicar el proceso del conocimiento desde la perspectiva biológico-neurológica, llegó a provocar algunas reacciones y comportamientos de populismo y oportunismo con exageraciones, incluso, en las conclusiones científicas. En la actualidad, a pesar de los avances conseguidos en el campo de la neurociencia, se asume todavía la relativización de los resultados, ante la complejidad del cerebro, pero, al mismo tiempo, se produce un acercamiento al conocimiento de nuestras capacidades cerebrales.

Nuestra referencia al cerebro se debe a que constituye la fundamentación de la estrategia/técnica de los mapas mentales. En este sentido, nuestro interés se centrará en analizar las posibilidades del cerebro en el proceso de aprender y de pensar, y en conocer cómo usar el cerebro de una manera más plena. No nos detendremos en su descripción bioneurológica y sólo haremos alusión a los componentes básicos necesarios para comprender su funcionamiento.

EL CEREBRO EN NÚMEROS Y ANALOGÍAS

Hemos recogido algunas cifras relacionadas con el cerebro que pertenecen, más bien, a la «curiosidad», pero que manifiestan la gran capacidad y potencia cerebral, así como las posibilidades que tiene toda persona en su proceso de aprender y de pensar. Veamos algunos datos:

Peso del cerebro: 1 kilo y medio y tamaño de un pomelo.

Número de neuronas: 30 ó 100 billones, mayor que el número de estrellas de la Vía Láctea.

Conexiones neuronales: cada célula nerviosa tiene entre 1.000 y 500.000 (otros: 5.000 y 50.000) conexiones. Esto significa que el número posible de conexiones en el cerebro es astronómico: 25 x 10 (elevado a 30).

Anokhin, protegido de Pavlov, calculó el número de conexiones y rutas del cerebro: 1 seguido de 10 millones de kilómetros de ceros mecanografiados.

La National Academy of Sciences estima que un solo cerebro humano tiene un número mayor de conexiones posibles entre sus células nerviosas que el número total de partículas atómicas que hay en el universo.

El cerebro sería equivalente a una computadora con 20 millones de libros de 500 páginas cada uno.

Comparando el cerebro con la computadora Cray (una de las más potentes del mundo), vemos que a 400 millones de cálculos por segundo, tardaría 100 años en conseguir lo que el cerebro es capaz de realizar en un minuto.

Si recibiéramos 10 unidades (palabra/imagen) por segundo durante 100 años, no habríamos usado ni 1/10 parte de la capacidad de almacenamiento del cerebro.

El organismo repone diariamente entre 25.000 y 750.000 millones de células que mueren en nuestro cuerpo.

El «cuerpo calloso» tiene 200 millones de fibras nerviosas.

Para explicar la complejidad del cerebro se han empleado algunas analogías, que son reflejo de los elementos más emblemáticos de cada época o contexto social. Descartes (siglo XVII) comparó la función del cerebro con las estatuas hidráulicas dirigidas del palacio real de Saint Germain. A principios del siglo XX, se le comparó con una gigantesca centralita telefónica y a mitad del siglo XX, en plena época cibernética, se le comparó con el ordenador. A comienzos de la década de los ochenta, con la eclosión de Internet, se utiliza la analogía de la red de ordenadores interconectados.

Recogemos, para finalizar, una cita de Alder (1997:14-15): «Se ha descrito al cerebro humano como el único ordenador universal que puede funcionar con glucosa y que está fabricado por mano de obra no cualificada. Por desgracia, también es el único ordenador que se entrega sin manual de instrucciones. De modo que nos vemos obligados a aprender a medida que avanzamos».

EL CEREBRO Y LA ACTIVIDAD DE PENSAR

Nos fijamos en dos perspectivas actuales, con mucha influencia en la concepción del modo de aprender y pensar, que representan dos momentos importantes en el desarrollo de los estudios sobre el cerebro: «La teoría de los dos hemisferios», centrada en la «división » o diferenciación de los hemisferios para lograr el conocimiento de sus funciones específicas.

Otra, «La teoría del cerebro pensante y emocional», relacionada con el proceso de integración a través del análisis de las interconexiones o interacción entre ambos.

Finalmente, aludiremos a los principales momentos evolutivos del cerebro debido a su repercusión en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Teoría de los hemisferios cerebrales

El punto de partida es la neurona como la unidad básica del sistema nervioso, que está formada por un «núcleo» central, varias «dendritas» (una de ellas es larga y se llama «axón») que son las «raíces» o prolongaciones con las que se establecen las conexiones con otra neurona. Este proceso de relación neuronal se llama «sinapsis» y cada neurona puede efectuar más de diez mil conexiones por segundo.

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Fig. 1. Mapa mental sobre el cerebro, su desarrollo y el aprendizaje

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Fig. 2. Una neurona

La actividad neuronal se produce por impulsos eléctricos que transmiten el pensamiento y los recuerdos a través de las dendritas, siendo el axón, de 1 mm ó 1,5 mm de longitud, la salida principal de la información transmitida por la célula. Como las neuronas no entran en contacto en la sinapsis, el espacio o brecha de separación entre dos células contiene una sustancia química que facilita la comunicación del pensamiento. Estas sustancias se llaman neurotransmisores de los que, según la neurociencia, parecen existir un centenar con una función diferente cada uno. Con ellos puede influirse en los estados de ánimo y en los sentimientos, así como en la mejora de las capacidades intelectuales y emocionales. Como muestra citamos la acetilcolina que es el neurotransmisor superestrella de la memoria y del pensamiento, y ayuda a la concentración; también indicamos la serotonina que es el neurotransmisor de la sensación de agrado o bienestar y ayuda a conciliar el sueño y a controlar el dolor. Recientemente se ha identificado un neurotransmisor denominado GABA(B) (ácido gamma amino butírico) que parece estar implicado en la depresión y la epilepsia.

Los trabajos de Sperry y su grupo representan el primer referente en el proceso de análisis y diferenciación del cerebro. Esta investigación de la denominada división cerebral demostró que cada hemisferio estaba especializado en diferentes modos de pensamiento y de percepción. A partir de esta época, se habla de la lateralidad del cerebro y se han multiplicado los estudios que intentan comprender mejor las funciones que corresponden a cada hemisferio.

Esta teoría de los dos hemisferios propicia la idea de que existen dos formas de conocer y pensar, dos estilos generales de aprender e, incluso, dos orientaciones amplias de la personalidad. Presentamos de manera sintética las características identificadoras de cada hemisferio como forma de conocimiento (Ontoria, Gómez y Molina: 1999):

1ª. Características principales del hemisferio derecho. Se atribuye al hemisferio derecho la capacidad de razonamiento espacial, la visualización y la creatividad. Se identifica con el estilo de pensamiento no verbal, imaginativo y holístico u orientado a la totalidad (gestalt) más que a la diferenciación de las partes; integrar y sintetizar más que descomponer y analizar. Es visual y aprecia la música y el ritmo, por lo que intenta desarrollar las capacidades artísticas. Actúa recibiendo información del hemisferio izquierdo y, posteriormente, selecciona, interpreta y extrae las inferencias correspondientes. En cuanto a la orientación del comportamiento o personalidad, prefiere contextos más informales y sociales, tiende a la reflexión creativa, a la receptividad y la innovación, a la expresión abierta y con predominio del color, etc. Siente gusto por las experiencias concretas y emotivas y predomina la toma decisiones por intuición más que por lógica. Su modo de trabajar sigue la modalidad intuitiva y metafórica, subjetiva, relacional y expresiva, holística e independiente del tiempo.

2ª. Características configuradoras del hemisferio izquierdo. El hemisferio izquierdo se identifica con el estilo de pensamiento secuencial y temporal, opera con el «paso a paso», es decir, con la secuenciación del estímulo, uno después de otro. Está vinculado con el lenguaje, con la habilidad verbal, con el razonamiento lógico y con el pensamiento analítico. En el aprendizaje, siente preferencia por la selección y organización de la información, potenciando la capacidad analítica guiada por la lógica. Tiende a la responsabilidad de pensamiento, apoyándose en lo científico «analítico y racional». Sigue, pues, un estilo de trabajo analítico, verbal, secuencial, lineal y objetivo. En la orientación del comportamiento o personalidad, necesita ambientes de trabajo organizados, sin que haya elementos de dispersión. Se caracteriza por actuar de manera detallista, precavida, proveniente de una cierta mentalidad cerrada y formal.

En nuestra cultura occidental se ha acentuado el predominio del hemisferio izquierdo y, por tanto, el predominio del pensamiento analítico, lógico, racional, secuencial y del lenguaje. De hecho, la educación potencia esta línea de pensar y actuar. Actualmente, se están descubriendo las capacidades del hemisferio derecho que se aceptan como importantes y necesarias. Este hecho propicia que nos orientemos hacia la comprensión del funcionamiento global del cerebro, en el que las funciones de ambos hemisferios se complementan para consolidar una línea de pensamiento más completa.

Cerebro pensante, cerebro emocional:
nuevo enfoque del funcionamiento cerebral

Mientras que la teoría de los dos hemisferios intentaba clarificar la diferenciación de funciones de cada uno y, por eso, insistía en la «división», la perspectiva de este nuevo enfoque se centra en la interacción de los dos hemisferios, coordinados por el cuerpo calloso. Se plantea, pues, la dicotomía entre «cerebro pensante» y «cerebro emocional» con dinámicas diferentes que se enriquecen mutuamente y que confluyen en un funcionamiento armónico. No se pone el acento en las diferencias, como en la teoría de los hemisferios, sino en cómo funciona el cerebro global en la actividad de pensar, sentir y actuar, ya que todo pensamiento y sentimiento necesita la actuación de varias zonas del cerebro.

El proceso de aprendizaje completo comprende la activación de todo nuestro organismo corporal. Todos nuestros órganos sensoriales, conectados con el cerebro por las vías nerviosas, recogen la información del exterior, constituyendo la primera vía del conocimiento. Mediante un proceso cerebral complejo se crean unas redes neuronales, integradas por gran cantidad de neuronas, con las que se genera el pensamiento, vinculado a la capacidad de entender, almacenar, recordar y utilizar la información. Todas las partes de este sistema holístico están comunicadas unas con otras en todo momento, y el estado de cada una de ellas afecta a las demás. Cuando se aprende algo, se crea en el cerebro una red neuronal, que puede reforzarse con la repetición de esa información o experiencia. Cuando se tiene una experiencia diferente, pero relacionada con la red original, automáticamente el cerebro «re-escribe» el archivo para tener en cuenta la nueva entrada. Éste es nuestro cerebro global.

Este proceso de conocimiento contempla los siguientes componentes del cerebro:

El punto de partida es el tallo encefálico, situado en la parte superior de la médula espinal, que regula las funciones básicas como la respiración, reacciones automáticas, etc. Podríamos decir que es la parte más primitiva y común a todos los animales.

El segundo componente es el cerebelo, que está detrás del tronco encefálico y en él reside la «memoria muscular o cinestésica», por medio de la cual se coordinan los músculos y el movimiento.

Los dos elementos del cerebro que vamos a tratar son el neocórtex y el sistema límbico, que forman parte de la corteza o córtex. El neocórtex recoge la información proveniente de los sentidos y se considera el centro del pensamiento. De ahí proviene la denominación de cerebro pensante, que planifica, coordina los movimientos y encauza los sentimientos. El sistema límbico, palabra derivada de limbus = anillo o aro, es considerado como centro de las emociones y está situado encima del tallo encefálico.

El sistema límbico se compone principalmente de hipocampo, amígdala, hipotálamo, tálamo y pituitaria. El hipocampo es el centro de la memoria, registra los hechos simples, no emotivos, y se considera la zona del cerebro donde se procesa la mayor parte del aprendizaje realizado a través de libros o de la memoria semántica. La amígdala es el centro del sistema límbico y la principal procesadora de los recuerdos o información emocional. Está constituida por un conglomerado nervioso en forma de almendra muy ligada a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Se especializa en cuestiones emocionales y es una especie de depósito de afectos y de significados. En interacción con el neocórtex, decide qué cantidad de efecto emocional lleva cada pensamiento. Cuanta más emoción, mayor es la probabilidad de que la amígdala lo envíe al almacén de memoria a largo plazo (en el neocórtex). Es preciso resaltar la independencia entre el neocórtex y la amígdala y el hecho de que ésta reacciona antes que aquél. Esta afirmación se debe a Le Doux, quien descubrió la existencia de una pequeña estructura neuronal que comunica directamente el tálamo con la amígdala, lo cual le permite reaccionar antes. El hipotálamo está muy relacionado con la amígdala e informa al organismo de cómo reaccionar ante las distintas situaciones, aunque esta actuación es posterior a la valoración de las mismas realizada por la amígdala, el neocórtex y el hipocampo. En momentos críticos es el primero en ordenar la producción de adrenalina. El tálamo es el principal responsable de interpretar el constante bombardeo sensorial que recibe el cuerpo. Recoge todos los mensajes sensoriales y, como una estación retransmisora, los envía a los centros procesadores correspondientes del cerebro. La pituitaria es la glándula endocrina que recibe el mensaje del hipotálamo y orienta a las demás glándulas de modo que produzcan las hormonas que se necesitan para hacer frente a una determinada situación.

El sistema límbico, es pues, la zona donde se establece la conexión mente-cuerpo, donde el pensamiento se encuentra con las emociones, en estrecha coordinación con el cerebro pensante o neocórtex.

Hoy en día domina todavía el modelo científico que pone el énfasis en la lógica y en la exactitud empírica, pero el contramodelo de la intuición empieza a ganar terreno con rapidez, al menos en círculos no científicos. En la actualidad, las investigaciones insisten en que la división de las funciones del cerebro en hemisferios debe ser reemplazada por una nueva concepción, en la que se resalta la capacidad del cerebro para realizar funciones muy diversas. Se plantea la integración de los dos hemisferios más que su diferenciación. Por eso se habla ya del «cerebro global» o «aprender con el cerebro global», admitiendo su elasticidad en el sentido de que cuanto más aprendamos, mayor es la capacidad para aprender.

Nuestro sistema educativo y la sociedad moderna en general discriminan a una mitad del cerebro. Nos referimos naturalmente, al hemisferio derecho, considerado como de «menor importancia» por ser no verbal y no matemático, pero que, como hemos dicho antes, posee su propio modo de comprensión y razonamiento perceptivo, mecánico y espacial. En nuestro actual sistema escolar, este hemisferio « menor» del cerebro recibe un mínima atención en su desarrollo y utilización.

MOMENTOS EN EL DESARROLLO DEL CEREBRO

Para comprender la naturaleza unitaria del «cerebro global», exponemos una visión del desarrollo cerebral desde el momento de la concepción. Si se considera el cerebro como fundamento de la inteligencia pensante y emocional, es de gran interés atender a este desarrollo. Recogemos el pensamiento de Goleman (1997) sobre este punto y su conexión con el proceso de enseñanza-aprendizaje. Las principales líneas que señala son las siguientes:

Formación inicial incompleta